Ámame maldito CEO -
Capítulo 19
Capítulo 19:
“Eso puede esperar, tenemos más pacientes que atender”
Dijo la mujer mientras Merybeth se quejaba de gran dolor.
Sean la miró severo y afiló sus ojos en ella.
“¿Sabes quién soy yo?”
La enfermera titubeó.
“No…”
“Soy quien te dejará sin trabajo, aquí y en cualquier hospital si no atiendes a mi esposa. La pones sana y salva de cualquier dolor”
La mujer tragó saliva.
Viendo esos ojos color miel tan rabiosos, sintió que lo decía en serio, y de pronto, un doctor se acercó.
“¿Qué sucede aquí?”
“Le digo al señor…”
“¡Señor Hyland!”
Exclamó él severo.
Merybeth se enderezó.
Quería pedirle que dejará de armar tal escándalo.
Quería decirle que ella no moriría hoy.
Pero cuando el doctor escuchó el apellido sintió un miedo inmenso.
“¡Hyland? ¡La atenderemos de inmediato, ¡Señor Hyland, su esposa estará bien!”
La enfermera comprendió entonces, que el Señor Hyland no mentía.
Llevó a la joven hacia una habitación especial.
Sean los seguía.
“Ella se cayó y se cortó con vidrios que estaban sobre un suelo, deben hacer todas las pruebas y verificar que mi esposa no esté enferma o contagiada de ninguna infección”
Sentenció.
La enfermera de inmediato se apuró a sacar sangre para revisar.
Merybeth se quejó amarga del pinchazo y la enfermera aún pudo sentir la mirada del Señor Hyland como si fueran cuchillos clavándose en su piel.
Luego salió para llevar la muestra al laboratorio.
Merybeth se recostó en la camilla de hospital.
De pronto ella recordó que había salido de casa, y sin decirle nada a su nuevo marido, ella se irguió y tragó saliva estaba temerosa.
Él pudo verlo en sus ojos.
“Señor Hyland, yo…”
“No me digas nada, ya después tendrás que darme una buena explicación, ahora descansa, mira cómo estás, pareces una muñeca vapuleada, si no hubiera llegado…”
De pronto Sean se quedó en silencio.
Se había dado cuenta de lo desesperado que hablaba.
Era como si la ansiedad no lo dejara ni respirar, ante la idea de que… ¿Le hubiesen lastimado?
¿Cuándo le había importado tanto esa chica, si solo era una aparecida en su vida?
Sean salió de inmediato, dejando a Merybeth tan intranquila como antes.
Merybeth pensó en Joe Carson.
¿Acaso él estaba inmiscuido en ese incidente?
¿Acaso él también la quería muerta como la propia Sophie?
‘Sabía que Sophie me detesta, pero nunca pensé que llegaría tan lejos, ¿Querer matarme?’
Se preguntó en su mente.
‘Debería encarcelarla, pero incluso si pudiera, ¿Podría hacerle eso a nuestros padres? Siempre he sido para ellos una chica tonta y superficial, pero los amo más de lo que ellos creen’
Las lágrimas cayeron por su rostro.
De pronto, Sean Hyland estuvo ahí.
Ella se limpió las lágrimas de inmediato.
Odiaba que la vieran llorar.
Él la miró con intriga y algo de compasión que le hizo sentir el pecho estrujado.
“¿Tanto te duele la herida?”
Ella dijo que no.
“Entonces, ¿Por qué lloras?”
Ella no quería hablar.
No quería decirle nada de nada.
Bajó a la mirada y se quedó callada.
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