Ámame maldito CEO
Capítulo 168

Capítulo 168: 

“Llamó a nuestra testigo, Anne Phillips a declarar”.

Regina Carson abrió ojos tan grandes y llenos de miedo al ver a esa mujer entrar, y pasarle por enfrente, hasta subir al estrado.

Anne Phillips tomó asiento en el banquillo de los testigos, miró a los ojos de Sean y sonrió.

El abogado de la defensa fue el primero en tomar la palabra.

“Señorita Anne Phillips; ¿Cuál es su relación con Sean Carson actualmente?”

“Objeción, la relación que mi cliente y la testigo mantengan, no es relevante, pues hablemos del pasado, señor juez”.

“Lo es, puede ahora ser chantajeada por su cliente”.

“No hay lugar”, dijo el juez.

“Señorita Anne Phillips, aquí no puede mentir, díganos, ¿Usted fue amante de Joel Carson?”

Hubo murmuración por parte de todos los presentes y el jurado.

“¡Objeción!”, exclamó Orson tratando de impedir semejante espectáculo.

“Denegada”, dijo el juez.

“Que la testigo responda”.

“Sí, fui amante de Joel Carson”, dijo con la voz rota.

“¿Al mismo tiempo que tenía una relación con el hijo mayor del señor Joel, fue amante de él?”

“Sí”, dijo Anne con tristeza.

“Regina Carson sostiene que usted le dio la carta donde Sean Carson cedió la herencia a Joe Carson, ¿Es verdad?”

“No, yo le di una carta, pero no me la dio Sean, esa carta estaba en blanco, sola contenía la firma de Sean Carson”.

Todos se asombraron ante sus declaraciones.

Regina la miró con rabia.

“¿Por qué estaba en blanco?”

“Porque Regina Carson me pidió una hoja firmada por Sean, en blanco, ella se encargaría de mentir y escribir que él donó la herencia, ¡Pero, eso es falso!”, exclamó Anne.

“¿Quiere decir que usted aceptó traicionar a su prometido Sean Carson, para robar su herencia? ¿Está diciéndonos que, además de ser amante del padre de su prometido, también ayudó a despojarlo de su fortuna? ¿Quién puede creer en la palabra de una traidora?”, exclamó el abogado defensor.

“No tengo más preguntas su señoría”, sentenció con una sonrisa.

Anne se sintió tan mal ante sus palabras, y miró a Sean.

Ella lo había engañado, lo dejó en su peor momento, y por fin comprendió el gran daño que le hizo a él.

Orson Hyland se levantó.

Fue su turno de interrogar a Anne Phillips.

“Señorita Phillips, ¿Cómo consiguió la hoja en blanco firmada por mi cliente?”

“Regina Carson me obligó, ella me amenazó, si no conseguía una hoja en blanco firmada por Sean, entonces, ella lastimaría a mi padre, yo no tenía dinero, mi padre estaba en un asilo, enfermo, si ella no lo seguía pagando, entonces, moriría”

Hizo una pausa.

“Luego recibí un video, que me obligó a hacerlo. Hice que Sean firmara una hoja en blanco, lo convencí de que en esa hoja escribiría nuestros votos matrimoniales, mentí, se la di a Regina Carson, y después lo acusaron de asesinato”.

“¡Objeción, señoría! No hay pruebas de lo que dice esta mujer, por lo cual su declaración debe desestimarse”.

“¡Tengo una prueba!”, exclamó Orson Hyland.

“Permítame mostrársela, señoría”.

El abogado abrió ojos enormes, y Regina sintió que su corazón saldría de su pecho.

“La prueba es aceptada”, dijo el juez.

Una pantalla se encendió y entonces la prueba fue mostrada.

Era el video donde Regina Carson amenazaba a Anne Phillips y la obligaba a conseguir una hoja firmada por Sean Carson.

Esto fue determinante.

Fue como una bola de demolición que aplastó a los Carson.

Sean solo frunció la boca en una tibia sonrisa.

Luego los miró de reojo, pudo ver la mirada de fuego de Regina, al borde del colapso.

“¡¿Cómo pudiste, madre?! Eres una mujer cruel”, dijo Joe.

“Lo hice por ti”, ella quiso acunar su rostro, pero él se alejó de inmediato.

“Bien. Con base en las pruebas mostradas, tomaremos un receso de quince minutos, mientras el jurado va a dictamina el veredicto, y volveremos”.

Todos se levantaron después del juez, y salieron de la sala.

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