Ámame maldito CEO -
Capítulo 153
Capítulo 153:
Él no sabía qué hacer.
¡No sabía que ese método llegaría tan lejos!
Estaba pensando.
Luego fue como si una idea lo iluminara todo.
“¡Ya lo sé!”, exclamó.
“Ven conmigo”.
“¡¿Qué?! Pero, tengo trabajo”.
“Eso puede esperar, pero la vida, no, vamos”.
Ella tomó su abrigo y salió tomada de su mano.
Al salir Merybeth los miró, preocupada.
“Quédate a cargo, tengo algo que hacer”, dijo Jane.
Merybeth miró a Orson tan sorprendida, y él solo la saludó con suavidad.
No podía perder sus modales.
No ante su dama.
“¡Vaya! ¡Qué locura!”, dijo Merybeth.
“Señorita Hansen, está a punto de llegar un cliente importante, ¿Qué haremos?”
“Lo recibiré yo, ¿Quién es?”
“Es el CEO Clint Macron, de la Empresa D Colors, viene para la publicidad de su nueva línea de maquillaje”.
Merybeth asintió
“Bien, cuando llegue, lo recibiré”, aseveró.
…
Mientras tanto en otro lugar…
En la mansión Carson, Regina, junto a Arabella y Sophie, revisaban las invitaciones.
“¡Son tan hermosas! No puedo creer que en solo un mes mi amada hija estará casada con el gran heredero Carson, eso es una felicidad absoluta”.
“Lo es, espero que apenas se casen, se pongan a encargar el primer nieto, muero por ver mi casa de nuevo con risas y juegos de un pequeño”, dijo Regina.
“Así será”, dijo Sophie, tomando la mano de Joe, quien parecía tan ausente de todo eso.
Una empleada se acercó a la Señora Carson y trajo un sobre.
“Señora llegó este sobre para el Señor Joe Carson”.
La mujer se levantó antes que Joe y lo tomó.
“¿Qué es esto? Es del juzgado, ¿No es un poco extraño?”
La mujer abrió aquel sobre.
Leyó con rapidez.
Sus ojos se volvieron tan grandes, casi como si pudieran salir de sus cuencas.
¿Qué era… esto?
¿¡Cómo era posible que le enviaran algo así!?
“¡Oh, por-Dios!”, exclamó, capturando la atención de todos.
¿Había pasado algo grave?
“¡¿Qué sucede, madre?”
“Debemos hablar, deben irse”, dijo a las Hansen, que la miraron confusas.
“Pero Regina, ¿Sucede algo? ¿Podemos ayudarte?”, exclamó Arabella.
“¡Deben irse ahora mismo! ¡Vuelvan mañana!”, sentenció la mujer.
Entonces, madre e hija se miraron abochornadas, asintieron y salieron de prisa.
Pronto, en aquel salón solo quedaron los Carson, Joel se levantó, miró a su esposa.
“¡¿Qué diablos pasa que has corrido a las Hansen con tal hostilidad, mujer?”
“¡Joe! Dijiste que Sean había muerto”.
Joel bajó la mirada, se había enterado por Regina, y esa noticia fue triste, después de todo Sean también era su hijo.
“¿Qué tratas de decir, madre?”
“Si Sean Carson está muerto, ¿Cómo es que puede demandarnos para recuperar su herencia?”, exclamó la mujer con estupor en su tono de voz.
Los ojos de Joe y Joel se abrieron enormes al escuchar sus palabras.
“¡Eso no puede ser!”, exclamó Joe.
Él leyó la demanda.
No había duda.
Sean Carson estaba peleando por la fortuna Hyland.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar