Ámame maldito CEO
Capítulo 151

Capítulo 151: 

Él no podía recordar nada de aquel día.

Se forzó a pensar en eso, tratando de hacer algo de memoria, pero lo único que podía recordar era a Jane bailando en aquella habitación, mientras bebían alcohol.

Luego él se acercó y la besó con pasión.

Eso era todo.

No había más.

Luego su mente solo estaba en blanco.

Orson fue a dormir.

Solo deseaba que llegara el amanecer, para volver a verla, otra vez.

Mientras tanto en otro lugar…

Sean llegó a casa.

Apenas entró, sintió el silencio de aquel lugar, creía estar acostumbrado a la soledad, pero algo había cambiado.

Intentó ver si había comida en la heladera, pero no encontró nada.

La vida era diferente con ella a su lado.

Él siempre encontraba la cena lista, sin importar la hora de llegada.

Además, siempre se forzaba a llegar antes, porque ella lo esperaba, pero sin Merybeth, ¿Qué caso tenía llegar a una cosa solitaria?

¿Tenía sentido tener una vida así?

Subió la escalera y se metió a la ducha.

Luego se cambió por sus pijamas, estaba por ir a dormir, y no podía, ella venía a su mente todo el tiempo.

Dejo su alcoba, para ir a la que alguna vez fue suya, ahora se arrepentía de dejarla dormir en otra habitación que no fuera la suya, pero pensó que, de no hacerlo, nunca hubiese soportado lo suficiente, la hubiese hecho suya tantas veces.

Observó la habitación.

Todo le recordaba a ella.

Su olor estaba ahí.

Tomó su vestido de novia, que ahora totalmente maltrecho y observó la cama.

Pudo recordar aquella noche donde todo se fue al carajo.

‘Si estuvieras aquí, Merybeth; cuesta tanto decir que te echo de menos, que me haces falta. Dije que no estoy enamorado, dije que esperarías demasiado por mi amor, y aquí estoy, Merybeth, estoy rendido, estoy enamorado, incluso si lo quiero negar, pero ¿Cómo podría negármelo a mí mismo? Te amo, Merybeth, debes volver a casa’, pensó.

Sean se recostó sobre la cama.

Tenía aquel vestido de novia entre sus manos y se quedó dormido.

Mientras tanto en otro lugar…

Al día siguiente, Jane y Merybeth iban rumbo a la consulta médica.

Jane estaba tan ansiosa.

Pronto entró a la revisión.

El doctor revisó a la joven, tenía casi dos meses de embarazo, pero parecía estable, su presión arterial estaba en orden, también su peso, el examen sanguíneo comprobaba que era una mujer saludable.

“No debe haber complicaciones, Jane, pero debes cuidarte, tomar tus vitaminas, y comer de forma correcta, solo así, podrás mantenerte sana tú y tu bebé”.

Jane sentía que esas palabras golpeaban su mente.

‘¿Un bebé? ¡Seré madre! Y no quiero serlo, ¿O sí? ¡Cielos, estoy tan confundida!’, pensó.

Una vez que terminó la consulta, fueron a la agencia.

Al llegar las recibió la asistente de Jane.

“Hay una persona esperándola en su oficina, Señorita Jane”.

Jane estaba segura de que era un cliente.

Ella asintió y fue hasta ahí.

Abrió la puerta, la cerró y al fin levantó el rostro para verlo.

“Buenos días… ¡¿Tú?!”, dijo conmocionada al verlo ante ella.

“Hola, Jane, he venido porque le sé todo, he venido para que hablemos de nuestro bebé”, dijo Orson Hyland.

Jane sintió un miedo colosal.

Era como si se quedara sin aliento, solo al verlo.

¿Por qué estaba allí?

¿Él lo sabía?

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