Ámame maldito CEO
Capítulo 150

Capítulo 150: 

“Sigo aquí, querido, no me iré sin Orson”.

Sean sonrió, sacó su cartera y su chequera, rellenó un cheque.

Luego se lo tendió y la mujer lo miró con recelo.

“¿Qué es esto?”

“Dinero para que te largues lejos de nosotros, eso es lo que quieres al final de cuentas, tómalo, lárgate y olvídate de nosotros, eso es todo lo que obtendrás”, espetó con desdén.

La mujer miró aquel cheque.

Eran doscientos mil dólares.

Ella sonrió con mofa.

Sean dio la vuelta y se fue de inmediato.

‘Sean Hyland, nada es suficiente para mí, quiero más dinero, quiero más de ti, no será fácil queme saques de tu vida, te lo aseguro’, pensó.

Ella tocó la puerta.

Para suerte, Orson abrió, pero…

Su mirada parecía desesperada y ella entró.

“¿Qué fue lo que pasó, Orson? Sean Hyland me ha tratado como la peor de las mujeres”.

Orson estaba muy serio.

Luego la miró bien.

“Debes irte, Lucy, lo siento mucho, lo nuestro no puede ser”, sentenció.

Lucy le miró impactada.

“¿Por qué? ¿Qué te dijo de mí? ¿Le creerás? Está celoso, ahora que me perdió quiere que vuelva a él, pero ya le he dicho que yo te amo a ti”

La mujer acunó su rostro, y ante el roce, él se alejó abrupto.

“No, Lucy, lo siento tanto, no se trata de eso… si no que mi vida cambio para siempre. Tendré un hijo, ¡Será padre!”, exclamó con ojos brillantes y una ilusión en su tono de voz.

Lucy le miró perpleja.

No se podía creer lo que estaba escuchando.

¿Cuándo?

¿Con quién?

¿¡Y dónde!?

“¡¿Qué has dicho?!”

Las manos de la mujer se volvieron un puño rabioso.

No podía creerlo.

Esto tenía que ser una broma.

¡Tenía que verlo con sus propios ojos!

“¿Quién es esa mujer?”

“Lo único que debes saber es que esto lo cambia todo. ¡Siempre quise ser padre! Formar una familia, yo tengo que estar con mi hijo, tengo que ser el mejor padre que pueda tener, por eso, lo que hubo entre nosotros, ha terminado, lo siento, Lucy, pero como comprenderás, mi hijo es mi única prioridad, y debo casarme con la madre de mi bebé para darle una hermosa familia”, explicó él en detalle.

Estaba muy ilusionado.

¡No podía fallarle a su hijo!

Lucy le miró con rabia.

“¡¿Cómo has podido hacerme esto, Orson Hyland!?”

Ella le dio una fuerte bofetada, y él permaneció inmóvil.

“Lo siento”.

Su tono era serio.

Pero algo tenía algo.

Tenía un deber.

La mujer se apuró en cambiarse de ropa y tomar su valija.

“¡Juro que te vas a arrepentir!”, exclamó rabiosa.

“Tú y tu maldito primo, ambos se van a arrepentir”.

Lucy salió de prisa y cerró la puerta.

Orson lamentó haber roto el corazón de Lucy.

Tocó su mejilla, pero luego pensó en Jane.

Pensó en su bebé y una sonrisa de esperanza se formó en sus labios.

Se sentó sobre el sofá.

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