Ámame maldito CEO
Capítulo 137

Capítulo 137: 

“¡Merybeth! ¡Creo que…! ¡Creo que estoy embarazada!”, exclamó con desesperación, cerrando los ojos, y con lágrimas corriendo por su rostro.

Merybeth la miró perpleja.

Nunca vio a su amiga Jane tan angustiada.

Tomó su mano, ella la miró bien.

“Calma, Jane…”

“Es que no me cuide, fue solo una maldita vez, iba a tomar la píldora de emergencia, ¡Fui una estúpida! Lo olvidé y pensé que sería imposible, ¿Cómo es que solo una vez y estoy embarazada? ¡Era tan imposible en mi mente!”, dijo con los ojos bien abiertos y con una gran angustia en su pecho.

“Oye, cariño, calma, no sabes si eso es seguro, así que respira profundo, debes confirmarlo”, dijo ella.

“¡No puedo esperar a mañana, Mery! Yo me volveré loca, por favor, tráeme una prueba de embarazo de la farmacia, necesito saberlo ahora mismo”, explicó ella desesperada.

No quería ser madre.

No ahora.

No… en este momento.

Todavía tenía muchas cosas qué vivir.

Ser madre era… difícil.

Merybeth lanzó un suspiro y asintió.

Luego tomó su cartera y salió.

Jane se quedó pensando.

No podía creer que eso le pasara justo ahora.

Tenía veinticuatro años, ya era una mujer, tenía una empresa fundada, se mantenía sola, no tenía nadie a quién rendir cuentas, y, sin embargo, tenía mucho miedo de que eso sucediera.

“No puedo estar embarazada, ¡No puedo!”, exclamó.

“Si estoy embarazada este hijo es de… ¡Orson Hyland! ¡Cielos! Solo lo he visto como dos veces, estuvimos juntos en una noche de ebriedad, ¿Cómo puedo estar embarazada?”, se preguntó así misma esperando encontrar una respuesta.

Pero no había ninguna.

Todo… solo paso.

¡Paso!

“¡Imposible! Además, ¿Qué pensaría él? Ni siquiera me podría creer que este hijo es suyo, pensaría lo peor de mí, que soy una cazafortunas, ¡No puedo estar embarazada! No puedo estarlo”

Jane sintió que se estaba volviendo loca.

Estaba haciendo mil suposiciones, sin saber de verdad lo que el destino le tenía preparado Merybeth llegó a la farmacia.

Compró la prueba de embarazo y la guardó bien.

Luego salió de prisa.

Quería volver cuánto antes, pero sintió que era acechada.

Alguien la seguía.

Primero tuvo algo de miedo, pero después, se dio cuenta de que ese hombre no dejaba de seguirla, así que al dar la vuelta en una Calle se quedó muy quieta.

Estaba escondida tras un árbol esperando que ese hombre siguiera el camino.

Cuando lo hizo, la mujer se abalanzó sobre él, haciéndolo caer al suelo.

Ella le puso un pie sobre el estómago, dejando al hombre incrédulo.

“¡Dime! ¿Por qué me persigues? O te juro que gritaré tan fuerte que irás a prisión”.

“¡No, por favor! Yo solo sigo ordenes, ¡Solo sigo ordenes!”

Merybeth le miró atónita.

Quitó su zapato de su estómago y lo miró con firmeza.

“¿Ordenes? ¿De quién?”

El hombre titubeó

“¡Habla!”

“Del Señor Hyland, su marido me pidió seguirla”.

Merybeth frunció la boca con frustración.

‘¡Señor Antártida, otra vez tú en mi camino!’, pensó con frustración.

Supo que ese hombre nunca la dejaría ir de su vida.

Nunca la iba a dejar en paz.

¿Por qué era así?

¿Cuál era su problema?

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar