Ámame maldito CEO
Capítulo 13

Capítulo 13: 

“¿Puedo pasar?”

Sean Hyland le miró extrañado.

“¿Qué necesitas?”

“Bueno, quiero saber si la cena te gustó, quiero saber que mi esfuerzo no es en vano”.

“Eso no debe interesarte, tú, cocina, si algo no me gusta, créeme que te lo diré”.

Ella le miró atónita.

¿Quién era el señor Antártida?

Era solo un iceberg de hielo.

“Ya no estoy segura de sí, hice bien…”

Dijo como un susurro que él pudo escuchar bien.

“¿Te refieres al matrimonio?”

Preguntó él y ella asintió.

“¿Y qué te preocupa? ¿Acaso crees que puedo aprovecharme de ti?”

Ella le miró con duda.

“¿Qué?”

De pronto escuchó una risita sarcástica.

Era tan rara en un hombre como Sean Hyland; que casi daba algo de miedo.

“Puedes ir y dormir en paz, Merybeth, nunca me fijaría en ti, en una niña tonta que todo lo que le importa es el dinero, sí quiero a una p%ta, pagaría por una hermosa y perfecta, no pagaría por ti”.

Los ojos de Merybeth de pronto le miraron con un profundo odio.

“Un día te tragarás tus palabras, pero, ¿Sabes qué? Yo tampoco me fijaría en un hombre amargado, aburrido, como tú”.

Sean entró y le cerró la puerta frente a su rostro.

Merybeth bajó la mirada y fue a su alcoba, abrió el balcón y observó la hermosa vista al mar, pero ni eso le animó.

Se sentó sobre el suelo alfombrado.

Ella tomó su móvil.

No quería enfrentar la cruel realidad.

Pero al hacerlo, pudo verlo.

Tenía tantos mensajes de odio.

Odio que rompían su autoestima.

Pudo ver un video donde Sophie, junto a su madre, hablaban las peores cosas de ella.

Merybeth rompió en llanto.

‘¿Por qué mi madre no me quiere? Si ella no me quiere, ¿Quién más podrá quererme?’

Observó su canal de videos, y le dolió mucho, pero terminó por cerrarlo.

Era como decir adiós a su esfuerzo.

A algo que ella amaba y le gustaba hacer.

Las lágrimas corrieron por su rostro, observó su galería.

Las fotos al lado de Joe, todos la habían traicionado.

Se sentía tan repudiada.

Se quedó dormida ahí, sobre la alfombra, con el rostro cubierto por las lágrimas y aún vestida de novia.

Por la madrugada, Sean Hyland despertó.

De pronto, sintió que ya no podía dormir más.

Caminó por su habitación y abrió el balcón.

Hacia calor.

Pronto llegaría el verano, y cuando miró a través de su balcón.

Vio que él contiguo estaba abierto.

Se sintió enfurecido, pero luego tuvo una idea.

‘¡Ella escapó!’

Pensó.

La sola idea de saber que Merybeth hubiese escapado le desagradó.

Fue como si una espina fuera enterrada en su piel.

Se sintió tan furioso.

Cerró su balcón y corrió a comprobarlo con sus propios ojos.

Ella no podía irse.

No sin la inspección del abogado de los Hyland.

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