Ámame maldito CEO
Capítulo 126

Capítulo 126: 

Sean tocó la puerta.

Odiaba estar ahí.

Pensó en Merybeth.

Desearía tanto estar con ella.

Ahora, pensó que incluso aunque estuviera peleado con ella, sería como tenerla cerca.

Su mirada se volvió melancólica.

Su recuerdo estremecía su corazón.

La puerta de la habitación se abrió y Anne sonrió con un gesto de coqueteo.

“Sabía que vendrías, he estado esperando por ti”.

Sean miró sus ojos.

Miró su cara.

Esa mujer era tan falsa, que verla era una tortura para su paciencia.

Él sonrió, fingiendo una dulce sonrisa.

“¿Tan segura estás de mí, querida?”, preguntó él, alzando una ceja.

Ella sonrió.

Su sonrisa le hablaba de su autoconfianza.

Esa era Anne Phillips.

La mujer que confiaba solo en su efímera belleza.

“Fui la reina de tu corazón, Sean Carson, creo que nunca dejé de serlo”.

Sean rio un paco y entró en la habitación.

‘¡Pobre estúpida engreída!’, pensó Sean.

Sintió que estaba en un tablero de ajedrez.

Estaba apostándolo todo por ganar una victoria que hundiría a esa mujer para siempre.

Sean Carson estaba sentado, observando a la mujer.

Ella le ofreció un trago, pero él lo rechazó.

“¿Por qué no quieres beber?”

Él sonrió con algo de recelo.

“No tengo sed, querida”

“Sean, perdóname, sé que destrocé tu corazón, lo lamento”, dijo con tristeza.

“Me volví loca, tu padre me sedujo, yo era muy joven, muy inmadura, no quise lastimarte”, explicó ella manteniendo un tono triste.

Quería ganar su corazón otra vez.

Quería conquistarlo.

Sean sonrió.

Su miraba, con algo de rabia, pero también con una mofa irónica.

“No solo me traicionaste de esa forma, Anne, y lo sabes bien, ¿Cuánto te pagaron por hacerme firmar ese documento?”

Estaba molesto.

Anne bajó la mirada, que de pronto se le desdibujó en lágrimas.

“Regina Carson me amenazó, Sean, ella fue cruel, ella fue infame, me amenazó con matar a mi padre en el asilo de ancianos, yo tuve mucho terror, por eso acepté, ¡Lo siento tanto!”

Tenía que esforzarse.

¡Tenía que ganarse otra vez su favor!

“¿No recibiste dinero?”

Anne bajó la mirada.

“Un millón de dólares”

Sean levantó las cejas con sorpresa.

“¿Sabes que la fortuna Carson, la que me robaron, está valuada en quinientos millones de dólares? Querida, te han timado, recibiste muy poco, yo hubiese recibido más en tu lugar”, dijo con una sonrisa que hizo que a ella le diera escalofrío.

“Me odias, ¿Verdad?”

“Fíjate que no, Anne, solo se odia lo amado, y yo no te odio”, dijo con una mueca irónica.

“No confío en ti, eso es todo, además, bueno, me quitaste todo lo que tenía, eso duele, pero, lo material viene y va, ahora dime, ¿Eres feliz?”

Ella bajó Ja mirada y negó.

“No, Sean, no lo soy, solo pienso en ti, a veces con culpa, y otras veces, corre el amor que me tenías”

Ella hizo una pausa.

“Nunca encontré quien me amara como tú”

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