Ámame maldito CEO
Capítulo 120

Capítulo 120: 

Sean intentó irse, y Orson se levantó.

“lré contigo, por favor, al menos, para que no estés solo”

Sean volvió la vista y asintió

“Está bien”.

Sean caminó por el pasillo.

Pronto se detuvo, sostenido de la pared.

Recordó a su madre.

Brooke Hyland.

Él era muy pequeño cuando su madre murió.

La recordaba vagamente, pero Brooke llegó a su vida, como una esperanza en la oscuridad.

Ella lo ayudó, lo salvó de la prisión, y no pudo evitar recordar su rostro dulce frente a él.

‘Perdóname, madre, juré que olvidaría mi odio, que olvidaría ese pasado. Dijiste que me darías dinero, poder, comodidad, todo para que olvidará el pasado tormentoso, y las heridas del corazón, juré que lo haría, ¡Yo lo juré! Pero, te mentí, nunca pude olvidar el daño que me hicieron. Nunca pude olvidar que un padre traicionó a su hijo, que un hermano envió a otro al infierno, como si se tratase de un cerdo al matadero, yo no pude olvidar que me arrebataron mis sueños, mi bondad, mi inocencia murió en sus manos, madre, perdóname, sé que no estarías de acuerdo, sé que dirías que lo tengo todo para ser feliz, también la tengo a ella, Merybeth, y la perdí por este odio, te juro que acabaré con ellos, y recuperaré al hombre que mataron, lo reviviré al lado de la mujer que amo’

Pensó.

Joe observaba al director de la prisión.

El hombre esperaba que trajeran unos importantes documentos.

“Es que no puedo entender, supongo que, si lo hubiesen enviado a otra prisión, entonces, debieron informarnos, sea como sea, Sean Carson era nuestro familiar, no estábamos al pendiente, teníamos algunos problemas, pero, me hubiese gustado ser informado”.

Una secretaria entró con una carpeta en la mano, y el hombre leyó con rapidez.

Luego lo miró.

“El señor Sean Carson no fue enviado a ninguna prisión”

Dijo el hombre.

“Ah, ¿No? ¿Y entonces?”

“El señor Carson fue liberado, se demostró su inocencia”.

Joe abrió ojos enormes.

“¿Sean es inocente? Pero, ¿Cómo es posible que nadie nos haya dicho nada?”

Exclamó.

“Bueno, aquí solo dice que se demostró su inocencia, gracias a un bufete de abogado, Hyland y Asociados”.

“¿Hyland y Asociados?”

Exclamó impactado.

“Así es, ellos lo defendieron, y lo hicieron salir de prisión, una abogada llevaba su caso, Brooke Hyland, tal vez ellos le puedan dar información, pero…”

El hombre calló y bajó la mirada.

“Pero… ¿Qué?”

Exclamó al ver la duda en los ojos del hombre.

“Sean Carson, por desgracia, fue asesinado en la prisión horas antes de recuperar su libertad y salir de la prisión”.

Joe Carson abrió ojos enormes.

“¿Qué? No, eso no puede ser… ¡Mi hermano está muerto!”

Exclamó con los ojos brillantes, lleno de dolor.

Joe salió de la prisión de Genesee, caminaba por las calles, pensaba en Sean Carson, en su hermano.

‘¿Cómo pude ser tan cruel y miserable contigo? ¡Qué injusticia! ¡Eras inocente, hermano! Yo ayudé a que te condenaran, y ahora, estás muerto, no puedo pedir perdón, ¿Dónde está tu tumba? Debo verte, quiero que escuches mi perdón, mis plegarias, ¡Lo siento tanto, Sean!’

Pensó.

Joe sintió que las lágrimas caían por su rostro.

Se detuvo admirando el muelle cerca del puerto.

Observo el Puente de Balí.

Solía ir ahí, jugar con Merybeth por largas horas, eran entonces, niños felices e inocentes.

La vida era sencilla, su hermano jamás tuvo esa dicha, su madre le impedía hablar con él o siquiera ser amable.

Ahora el tiempo no podía volver.

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