Ámame maldito CEO
Capítulo 119

Capítulo 119: 

“¿Quieres que yo vaya a Nueva York a trabajar en esto?”

“¡Claro que sí! Tú eres mi estrellita de éxito, ¿Acaso sientes que no puedes hacerlo?”

Jane vio el titubeo en el rostro de su mejor amiga.

“¡Nada de eso, Mery! ¡Es hora de que resurja la Merybeth del pasado, la ganadora, feliz y libre, ¿Estás lista de nuevo para las grandes ligas?”

Merybeth esbozó una gran sonrisa.

“¡Estoy lista!”

Exclamó.

…

Mientras tanto en otro lugar…

Sean llegó a la empresa.

Se veía agotado, como si no hubiese dormido nada bien.

Respiró profundo y miró sus pendientes.

Uno de sus empleados tocó la puerta y entró.

Él no tenía muchas ganas de ver nada sobre trabajo, pero tuvo que tolerarlo.

“Señor, buenos días, tengo novedades”.

Sean le pidió que tomara asiento.

“Bien, dime, ¿Qué ha pasado?”

“Anne Phillips estará mañana en una exposición de arte, adelantaron la fecha, de hecho; esa mujer estuvo en Genesee”.

“¿Por qué no me dijiste antes?”

Espetó con desdén y rabia.

“Pude ahorrarme el viaje a Nueva York”.

“Lo sé, señor, pero, no lo supimos, esa mujer es algo escurridiza, y se mueve con rapidez”.

Sean hizo cara de fastidio.

“Bien, dame la invitación al evento”.

El hombre se la dio, y Sean observó.

Se levantó y fue a ver a Orson.

“Debo ir a Nueva York”.

“¿Sucedió algo?”

“Es personal”.

Orson le miró con algo de duda.

“¿Necesitas ayuda, Sean?”

Él negó.

Estaba por irse, pero de pronto se detuvo.

“Me reencontraré con Anne Phillips”.

Orson alzó la vista, incrédulo.

“¡¿Para qué?! ¿Por qué?”

Exclamó Orson con duda.

“La necesito, hay algo que ella me debe, y me dará, incluso si tengo que obligarla, te juro que lo hará”.

“Sean…”

Exclamó Orson, mirándolo con ojos tan decepcionados.

“Quiero venganza, Orson, siempre la he querido y ahora estoy cerca de lograrlo”

Dijo con los ojos llenos de furia.

“¿La venganza? ¿Acaso así habla alguien que estudió sobre justicia? Sean, sabemos que hay una línea delgada entre hacer justicia y vengarnos por el pasado, no hagas esto, estás en un lugar mejor, tú fuiste recompensado”.

Sean se acercó a él, con ojos mordaces.

“¡Ellos van a pagar!”

Exclamó golpeando el escritorio.

“Anne, Regina, todos los Carson, pagarán por mi daño, ¡Lo harán! Los dejaré sin nada, suplicándome que olvide el pasado, los dejaré sin nada, y comienzo con Anne”.

Orson le miró impactado.

Negó con decepción.

“¿Qué pensaría la tía Brooke de ti? Le prometiste olvidar el odio, y ser feliz, ella confió en ti, en que se iría en paz”.

“¡Ella está en paz! Pero, yo estoy aquí, ellos me destrozaron la vida, los años en prisión, las humillaciones, el dolor, ¿Creyeron que lo olvidaría? No, ellos pagarán, lo pagarán, mil veces más que yo”.

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