Ámame maldito CEO -
Capítulo 11
Capítulo 11:
“¿Qué?”
Exclamó abruptamente.
Luego comenzó a reír.
“Ah, pero me lo hubiese dicho, Señor Hyland, usted no busca una esposa, busca a una criada, de haberlo sabido, hubiese puesto un sueldo más elevado”.
Sean Hyland arrugó el gesto.
Sus ojos parecían severos.
Merybeth tuvo el presentimiento de que estaba molesto.
“Limítate a hacer lo que te he pedido, voy a trabajar, volveré después”.
“¿Trabajará el día de la boda? Vaya tacaño”
Dijo dando un golpe con su zapato sobre el suelo, pero él no pudo escucharla, pues se había marchado.
Merybeth comenzó a cocinar, colocándose un delantal, sin haberse quitado su vestido de novia, ni siquiera el velo, porque amaba ese vestido.
Leyó toda la lista de ingredientes que el Señor Hyland no podía comer.
“¿Por qué no podrá comer esto? ¡No puede comer chocolate! ¿Quién no come chocolate? ¡Es por eso que es un amargado!”
Exclamó muy segura.
Ella comenzó a cocinar.
Pronto preparó una comida que sabía que le iba a gustar.
Risotto alla millanese.
…
Cuando Sean Hyland llegó al bufete de abogado, donde era el CEO, al llegar se encontró con su amigo y primo Orson.
“No puedo creer que estés aquí, ¿De verdad? ¿Acaso no llegó la esposa por contrato?”
“Llegó, sí llegó, ahora soy un hombre casado”.
Orson Hyland le miró impactado, no podía creérselo.
“¿Quién es?”
“Se llama Merybeth, y es todo menos una chica que imagines, pero, no tenía opción, luego de que la Señorita Norman se echará para atrás”.
Explicó él.
“¡Y cómo no! Le gritaste terribles cosas cuando insinuó la idea de que podrían estar juntos por siempre”.
“No hice eso”.
“¿Lo olvidas? Criticaste su vestimenta, su familia, casi le dices que era una mujer fea”.
“Bueno, tal vez me pase un poco”.
“Sean, no sé cómo hará esta chica para aceptarte”.
“Es solo una interesada, ella quiere la casa de la playa y el dinero, me parece bien, ninguno de los dos tiene esperanzas, eso es bueno”
Dijo con desdén.
“¿Quién sabe? Tal vez algún día, te toque una sorpresita, y en una de esas, cuando tú seas dejado, te toque sufrir”.
Él le miró con ojos severos.
“No puede ocurrirme el mismo mal dos veces, querido primo”.
Explicó con indiferencia.
“Ahora llama al abogado de los Hyland, necesito que me entregue ya la fortuna de mi madre adoptiva”.
Orson se sentó frente a Sean viéndolo con mucha intriga.
“¿Sigues con el loco plan?”
“¿Así que llamas loco plan a mi venganza?”
“Pues, sí”
“Te aseguro, que desearán nunca haber hecho todo lo que hicieron en mi contra”
Sentencio Sean Hyland.
…
Merybeth miraba su reloj.
Ya casi eran las ocho de la noche y ese hombre nada más no aparecía.
Se preguntaba cuanto tiempo debía esperarlo.
Estaba harta.
“¡Harta!”
Exclamó.
Luego caminó hacia el minibar que el hombre tenía.
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