Ámame maldito CEO -
Capítulo 108
Capítulo 108:
Ella se alejó y se quitó el vestido, quedó desnuda por completo ante él.
Sean admiró su cuerpo joven.
Sintió que su p$ne palpitaba de lujuria.
“Hoy no puedes tener ningún pretexto, no lo aceptaré, Señor Antártida, hoy quiero ser tuya, hazme el amor, por favor”
La respiración de Merybeth subía y bajaba en su pecho.
Sean la miraba con oscuridad, con pasión, ella sintió su boca seca.
“¿Y si no lo hago qué?”
Ella esbozó una sonrisa pícara.
Tomó de la mesa unas esposas.
“Lo harás, por las buenas o por las malas”
Dijo guiñándole el ojo.
Sean sonrió, se acercó y tomó las esposas, quitándoselas de la mano.
Merybeth sintió que él tenía un poder voraz sobre ella.
Él bajó la mirada y la besó, acercándola a su cuerpo.
Luego la cargó, depositándola sobre la cama.
Él tomó sus manos, y de pronto, la esposó a los barrotes de la cama.
Su mirada era lasciva, y Merybeth sintió que temblaba.
Estaba tan excitada.
Observó que él se quitó la camisa, mostrando su pecho tan fuerte y se%y.
Él la miró, sonrió con malicia.
“No estoy enamorado, Merybeth, si eso buscas de mí, esperarás mucho tiempo, sé lo que estás planeando diabla, ahora te enseñaré a jugar con lobos, ¿Querías un bebé? Bueno… no te lo dar”
Sentenció con astucia.
La sonrisa de Merybeth se borró de sus labios y de pronto, sintió temor.
…
Minutos antes cuando Sean llegó a la casa, encontró todo muy oscuro.
Observó la mesa puesta a la luz de las velas rosas.
Estaba incrédulo.
Miró el móvil de Merybeth resonando por un mensaje recién llegado.
Él lo tomó y leyó con rapidez.
Era una conversación de Merybeth con su amiga Jane.
[Debes apurarte, y seducirlo, vístete hermosa, llévalo a la cama y dale la mejor noche de placer de su vida, y que te haga un hijo, créeme, con un hijo, Sean Hyland no se atreverá a volver a pedirte el divorcio, ni en sus sueños].
[Lo haré, ya verás, dentro de poco, Sean Hyland estará loco por mí, me amará más que nunca].
Sean abrió bien los ojos.
Ahora sabía lo que Merybeth estaba planeando a sus espaldas.
Esbozó una sonrisa, porque sabía que destruiría sus planes.
…
Merybeth le miró aturdida.
Recordó su móvil sobre la mesa.
‘¿Acaso él pudo prever esto, o tal vez leyó todo lo que estaba en el móvil?’
“Oye, Sean, suéltame, será mejor que hablemos con claridad”
“No, no, ¿Querías jugar? Bueno, no desperdiciaré el momento para divertirme”
Dijo él acercándose a ella, con algo de lujuria brillando en sus grandes pupilas oscuras.
Ella sintió que temblaba.
Estaba desnuda.
Estaba a su merced y esposada, sin capacidad para huir de él.
“Entonces, resulta que, veinte millones de dólares y una casa en la playa; ya no son tan atractivos para ti, resulta que ahora quieres más, mucho más, ¿Verdad? Quieres atarme a ti, quieres que este haga un hijo, y así, estás convencida de que nunca te dejaré ir”.
Sean se acercó a ella en un movimiento peligroso.
Él se libero de su camisa, y la dejó a un lado.
Se quitó los zapatos y el cinturón.
Podía ver su respiración.
El pecho de Merybeth subía y bajaba con rapidez debido a la ansiedad.
Sus ojos le miraban asustados, y eso le gustó.
Sentir que tenía todo el control sobre ella era…
Gratificante.
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