Ámame maldito CEO
Capítulo 101

Capítulo 101: 

“Sí, señor”.

“Bien”.

Lucy salió de la oficina, y esbozó una tenue sonrisa maliciosa.

‘Ya veremos quién-ríe- al último Merybeth Hansen, río te queda mucho tiempo como la señora Hyland, tus días están contados. Si tienes al Señor Hyland a tus pies solo por se%o, pues entonces, yo le daré el mejor se%o de su vida’

Pensó.

…

Cyrus estaba por encender el auto, para volver a casa, cuando alguien se acercó y tocó la ventanilla trasera.

Merybeth volteó a mirar, y la mujer que encontró ahí le causó escalofríos.

Ella bajó la ventanilla de inmediato.

“¿Usted, aquí?”

“Por favor, Merybeth, hablemos solo un momento”.

Merybeth bajó del auto y la miró bien.

Le pidió a Cyrus que esperara y la siguió de vuelta al restaurante, tomaron asiento y se miraron fijamente.

“Regina Carson, ¿Qué quiere de mí?”

Exclamó Merybeth.

“Aunque no lo creas, Merybeth, he sufrido tanto porque mi hijo te haya dejado, sabes que te he querido, eras perfecta para ser la nueva Señora Carson, pero en el corazón no se manda, y si mi hijo eligió a Sophie, no hay nada que yo pueda hacer”.

Merybeth la miró bien.

“Eso lo he entendido, tanto, que ya me casé con otro hombre”.

“Lo sé, y fue sorprendente para mí saberlo, sé que actuaste por despecho”.

“¿De verdad se creen eso? Cuando escuché a Joe decirlo, pensé que solo en un hombre como él, puede caber tanto ego, pero, ¿Usted?”

“Mire, estoy casada con Sean Hyland, es un hombre rico, joven y guapo, realmente, en un principio acepté ser su esposa porque me sentí sola, pero, después, mi amor surgió; me llevó bien con él, somos felices, nos apoyamos en todo, nos tenemos confianza, estamos haciendo juntos un hogar, tal vez, estamos luchado, pero es como cualquier matrimonio cuando inicia, así que no vuelva a decir que esto fue solo despecho, porque Sean y yo estamos lejos del despecho, ahora”.

“¿Sean? Yo conocí a un Sean, era voluntarioso, estúpido e inocente, como tú, Merybeth, me lo recuerdas, a veces, a él no le fue nada bien, sufrió mucho por ser tan crédulo en el amor, deberías cuidarte, y no ser como él”.

“¿Eso fue una amenaza, Regina?”

Exclamó Merybeth viéndola con ojos enormes.

“¡Oh, no, querida! Sería incapaz, solo te aviso, que, si mi hijo ya te hizo a un lado de su vida, debes aceptarlo, o de lo contrario, si sigues molestándolo, me encontrarás en tu camino, porque todo lo que me interesa es la felicidad de mi hijo”.

Merybeth esbozó una cínica sonrisa.

“No te preocupes, querida, Joe Carson no me volverá a tener en su camino, pero, eso sí, no es por. Tu amenaza, es porque tu hijo ya no me interesa como hombre, ni como humano en lo más mínimo, así que puedes estar tranquila”

Dijo Merybeth con una sonrisa hipócrita que Regina correspondió.

Luego la mujer de grandes ojos verdes, se levantó, alejándose.

Merybeth estaba por irse, cuando Arabella se sentó a la mesa.

“No te vayas, hija, hablemos”.

Merybeth la miró con miedo.

“¡¿Qué rayos haces aquí?! No te acerques a”

“¿Acaso me temes?”

Merybeth la miró con odio.

“¿Temerte? ¿Por qué? ¿Por intentar matarme?”

Arabella lanzó una carcajada.

“¡¿Matarte?! ¡Qué simpática, Merybeth! Si hubiese querido matarte, ya no estuvieras viva, lo juro”

Dijo con ojos oscuros.

Merybeth se levantó dispuesta a irse, pero sintió la mano de Arabella sobre su brazo, deteniéndola con fuerzas.

“Escúchame muy bien, tarde o temprano, deberás firmar esos papeles, te aseguro que lo harás por las buenas o por las malas, pronto, ese maridito que tienes y que te da tanta fuerza interior, te abandonará, como todos lo hemos hecho, porque no eres tan hermosa ni tan inteligente ni encantadora como crees, y entonces, cuando estés vulnerable, iré por ti, te aseguro que lo haré”

Dijo mirándola con los ojos severos, grandes y crueles.

Merybeth sintió que temblaba ante su amenaza, y se desafanó con fuerzas.

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