Ámame maldito CEO
Capítulo 100

Capítulo 100: 

“Pues no, no es falta de excitación, creo que estás loco, Señor Antártida, tu cerebro está loco, adiós, y ojalá que los fantasmas vengan por ti”

Sentenció con una picara sonrisa.

Sean la miró con fastidio y ella se fue.

Él rio un poco.

Aún podía sentir sus manos en su p$ne, lanzó un respiro, y corrió a la ducha.

Necesitaba alejar a Merybeth Hansen de sus pensamientos.

Necesitaba olvidarla para siempre.

Sean dejó que el agua fría corriera por la ducha, y mojara su piel.

A pesar de que, hacia un poco de frío, se sostuvo de las paredes de mármol.

Necesitaba respirar.

Necesitaba no sentir sus manos, y sus caricias provocando su placer.

‘No puedo, no debo, ¿Qué culpa tienen los otros del niño herido en mí? Tal vez no tienen culpa de las nubes rondando mi sol, estoy quemando los pecados pasados, abriéndome heridas viejas de las que nunca pude huir, ¿Por qué podría encontrar el amor alguna vez en esta infame vida? ¿Por qué debería tener tu nombre, Merybeth? Eres el corazón de una loca, soñando con una historia de amor rebelde; no escuchas palabras.  En tus ojos mi vida es prisionera, no quiero que estar sin ti, aunque signifique mi muerte, no quiero ver mi amor en tus ojos, y luego dispares a mi amor con rabia. ¿El amor perdona algún día? ¿El amor te vuelve débil? Pero, si dejó mi vida en tus ojos, cuando no me mires estaré muerto, y no puedo, no quiero enamorarme y morir otra vez’

Pensó, Sean.

Luego cayó de rodillas.

Nadie podía verlo.

El agua las confundía con ella misma, pero eran lágrimas las que corrían por sus ojos.

Al día siguiente, Jane y Merybeth se encontraron en un restaurante.

Merybeth se veía desanimada.

“¿Algo anda mal con Sean?”

Merybeth alzó la vista.

No importaba cuánto pudiera negárselo, Jane era su mejor amiga de años, no podía ocultárselo.

“Bueno; Sean es Sean, es una Antártida, una tierra fría y despoblada, por eso nadie va a la Antártidar solo gente especializada, puedo entenderlo, mejor ahora”.

“Sean es tu mejor opción, lo vi ese día, él casi se vuelve loco por ti, buscándote; él salió como un rayo a tu rescate, quiero decir, que, él te ama, Merybeth”.

Merybeth abrió ojos enormes ante las palabras de Jane.

“¿Qué Sean me ama a mí?”

Exclamó como si aquello fuera imposible.

“Sí, quizás nunca te haya dicho un te amo, quizás aún no se dé cuenta, pero, no debes perderlo, sabes que los hombres son tontos, y no saben cuándo pierden la cabeza, nosotros debemos mostrarles el camino, no lo pierdas, Merybeth, haz que reconozca tu amor”.

“¿Y según tú, que debo hacer?”

“¡Un hijo! Eso es, un hijo siempre termina por unir al matrimonio para siempre”.

“¿Quieres que tenga un hijo para atar a mí a Sean Hyland?”

Exclamó casi con terror en su tono de voz.

“No me veas así, ¿Acaso no querías formar una bella familia antes?”

Ella bajó la mirada nostálgica.

‘Quería formar una bella familia con Joe Carson’

“No vas a negarme ahora, que Sean Hyland te gusta, Sé que él no te es indiferente”.

“Te digo que Sean es un hombre muy frío, no sé cómo…”

“¡Vamos! Sabes cómo hacerlo, sedúcelo, no se podrá resistir a ti”

Dijo Jane sonriente.

Merybeth también sonrió, mientras bebía su jugo.

Mientras tanto en otro lugar…

Sean revisaba unos documentos, cuando Lucy entró en la oficina.

“Señor, los clientes japoneses pidieron verlo en el hotel four season”.

Sean levantó la vista, confundido.

“¿En el hotel? ¿Para qué?”

“En realidad, no lo sé, solo lo pidieron, también pidieron que llevara a su asistente, al parecer quieren que revisemos contratos y tome anotaciones”.

“Bien, entonces, arréglalo todo, ¿A qué hora pidieron verme?”

“A las ocho de la noche.”

“¿Tan tarde?”

Exclamó incrédulo.

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