Alquilando una mamá
Capítulo 22

Capítulo 22:

Amanda llevó a Lucy afuera, donde estaba la piscina. Dylan, que tenía puesto un bañador blanco, estaba preparándose para saltar, pero se detuvo apenas la vio.

“Vaya, ¿Qué perfección es esta?” la elogió, mirándola de arriba a abajo. Ella echó una pequeña carcajada ante el comentario.

“Qué exagerado”.

“Te queda hermoso, querida” acotó Sabrina.

“Gracias, me gusta mucho”.

“Ahora que llegaste, acaba de subir más la temperatura” anunció el chico.

“Tú nunca paras, ¿No?” dijo con una sonrisa, y él se echó a reír.

“La verdad que no”.

“Mamá, quiero entrar”. Lucy le tocó la pierna para llamarle la atención y señaló la piscina.

“De acuerdo, vamos”.

Amanda le coloca unos flotadores a la pequeña para que pudiera jugar tranquila en el agua. Dylan, Sabrina y Geoffrey entraron a la piscina con ellas, mientras que Anthony se quedó afuera sentado, mirando. Su primo se sumerge hacia la joven criada y la agarra de las piernas para hacerla gritar. Él vuelve a la superficie con una sonrisa enorme y ambos se echan a reír”.

“Disculpa, él tiene este hábito” explicó Sabrina, que intentaba contener la risa.

“¿Tuviste miedo, hermosa?” preguntó el chico.

“¿Y a tí qué te parece?” Si bien le había causado gracia la travesura, la había tomado por sorpresa”.

“Está bien, lo siento”.

“Payaso”. Ella se rio.

“Ven aquí para que podamos bucear” dijo él mientras le extendía la mano.

“No, me vas a ahogar” bromeó ella.

“No lo haré, créeme.

Sabrina estaba jugando con Lucy, así que la chica tomó los hombros de Dylan y se sumergieron a la parte más profunda de la piscina. Amanda se soltó, pero él le tiró de la mano para abrazarla debajo del agua. Como era cristalina, Anthony estaba mirando todo desde el jardín con los puños apretados. En ese momento, la joven subió a la superficie con una bocanada de aire, sin embargo, el chico la volvió a hundir y, tras unos segundos, emergieron al otro lado de la piscina.

“Eres buena nadadora”.

“Claro, a pesar de que me sigues ahogando”. Ella se rio.

“Qué exagerada”. Dylan le sonrió, y ella se dirigió al borde de la piscina.

“Voy a salir un rato”.

“Yo también, ¿Quieres un trago?”

“Puede ser”.

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