Alquilando una mamá -
Capítulo 21
Capítulo 21:
Al día siguiente, Amanda se despertó y, después de arreglarse, se dirigió a la habitación de Lucy.
“Despierta, mi amor”. Le acarició el cabello.
“Mamá”.
“Hola, princesa, buenos días. Es hora de levantarse”.
“Tengo sueño”. La pequeña seguía con los ojos cerrados.
“Pronto pasará. Hoy nos vamos, así que hay que disfrutar a la abuela y al abuelo, ¿Sí?”
La niña asintió con la cabeza y abrió los ojos despacio. Amanda enseguida la llenó de besos y, luego de bañarla, bajaron a la sala. Toda la familia estaba en la mesa desayunando, incluído Dylan, así que la joven saludó a todos con un buenos días.
“Buenos días, hermosa” la saludó el chico.
“¿Llegamos tarde?”
“No, querida. El café ya está servido” respondió Sabrina.
La chica se sentó con Lucy, a la que le sirvió una taza de leche. Mientras Amanda estaba tomando un sorbo de café, Dylan le tocó la pierna por debajo de la mesa. Ella miró hacia abajo, desconcertada, y él le dedicó una sonrisa pícara. Anthony, que estaba frente a ellos, se dio cuenta de lo que pasaba y golpeó el brazo contra la mesa, lo que logró que su primo dejara en paz a la joven.
“¿Qué tal si nos damos un chapuzón en la piscina después del desayuno?” sugirió Sabrina con una sonrisa. Lucy festejó la propuesta de su abuela con un grito de alegría. Es un día espléndido y hace mucho calor”.
“Estoy de acuerdo” dijo Geoffrey.
“Lucy no tiene traje de baño” comentó Amanda.
“Aquí hay ropa de ella, querida” explicó la señora. Me imagino que tú tampoco trajiste”.
“Está bien. No voy a entrar a la piscina” respondió la joven.
“¿Por qué no? Nada de eso. Aquí hay unos bikini nuevos sin usar, me gusta tenerlos por si alguien los necesita”. Sabrina se rio.
“No es necesario, en serio.
“Cariño, si no aceptas, tampoco me meteré en el agua, ¿Eh?”
“Cielos”. La actitud hospitalaria, pero insistente, de su anfitriona le causaba gracia”. Entonces, sí”.
“Vamos arriba a cambiarnos. Los chicos también se cambiarán cuando terminen”.
Subieron al dormitorio principal, donde Sabrina le mostró los bikinis que había comprado y la joven eligió uno. Tras cambiar a Lucy, la dejó jugando con su teléfono mientras ella se ponía el traje de baño. A los pocos minutos, entró Anthony con sus críticas.
“Ese bikini es ridículo. ¿No había uno mejor?”
“¿Nunca aprendiste a tocar la puerta?” replicó ella, indignada.
“No”. Le sonrió. Ese bikini es chiquito, ¿No te parece?”
“No, me calza bien. Además me gustó porque pensé que era hermoso”. Él no le prestó atención”
“¿Qué pasó en la mesa?” exigió de repente.
“Nada”. Ella frunció los labios”.
“¿Qué hizo Dylan?”
“Nada”.
“Como quieras, mentirosa”.
“No entiendo, ¿Por qué crees que te debo alguna explicación por todo? Trabajo para ti, pero eso no te da derecho a mandarme o a invadir mi privacidad”.
“Piensa lo que quieras” dijo él y se fue de inmediato.
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