Alquilando una mamá -
Capítulo 17
Capítulo 17:
“No estará soltera para siempre. Algún día, un hombre la conquistará y podrán enamorarse. ¿Sabes lo que pasa cuando alguien se enamora de verdad? Queda tan cegado por ese amor que es difícil volver atrás”.
“Ahora ella no busca a nadie. Ya la escuchaste decir que no quiere un hombre en su vida”.
“Está lastimada por algo, pero un nuevo amor puede sanar la herida de otro más viejo. Si la persona nueva es mejor que la anterior, se abre un abanico de posibilidades” explicó su padre con una sonrisa amable.
“Sigo diciendo que esto es una tontería de tu parte. Apenas nos conocemos y solo estamos cuidando a Lucy, nada más”.
“Bueno”. Geoffrey se encogió de hombros y miró hacia la pista de baile. Ah, parece que está besando a Dylan”.
Anthony se dio vuelta de inmediato, pero Amanda solo estaba hablando con Sabrina, por lo que su padre se echó a reír.
“No te engañes, hijo. Acabo de hacerte la prueba y te pusiste nervioso. Vamos”. Tomó al joven de los hombros, y se acercaron a las damas, quienes dejaron de hablar en cuanto los vieron.
“Felicidades, mamá”. Anthony le dio un abrazo.
“Gracias, hijo. Quiero verte así algún día” respondió ella.
“Pues ríndete. Nunca me volveré a casar”.
“No digas eso. Solo porque no haya funcionado una vez, no significa que no lo logres la segunda” insistió Sabrina, pero el joven revoleó los ojos. Al verlo, su padre se rio de manera afectuosa.
“Parece que no sabes el hijo terco que tienes”.
“Trato de iluminar esa cabecita dura, nada más”. Ella sonrió.
“¿Estás pasándolo bien, Amanda?” preguntó Geoffrey.
“Sí, todo es hermoso”.
“Te vi emocionada durante la ceremonia. ¿Esperas vivir ese momento algún día?”
“Sí, pero dentro de muchos años”.
“Eres muy terca. Yo ya estaba casada a tu edad” comentó Sabrina.
“Yo también pensé que iba a estarlo; pero a veces la vida nos muestra caminos diferentes, aunque no lo entendamos” dijo la joven.
“Es verdad, cariño. Un día llegará tu momento” aseguró la señora.
“Sí”. Sonriendo, Amanda asintió con la cabeza.
“Ve a bailar, que esta canción es muy bonita. Aprovecha que eres joven y puedes disfrutar, hijo” sugirió Geoffrey.
“Estoy bien, padre.
“Iré a ver si Lucy sigue dormida” dijo Amanda. Temía que se despertara y estuviera sola”.
“Nada de eso. Ella sigue durmiendo y mi hijo no hace más que beber. Dejen de jugar y pónganse a bailar” reprochó el anfitrión juntándoles las manos.
Anthony sabía que su padre no iba a darse por vencido, por lo que tomó la mano de Amanda y la llevó a la pista. Ella colocó la mano sobre el hombro de su jefe y se alejó un poco. Bailaban como si no quisieran, algo distanciados y sin mirarse, así que Geoffrey y Sabrina, que estaban bailando muy emocionados, terminaron empujando a la joven más cerca de su hijo. Amanda respiró hondo y trató de generar distancia otra vez, pero su compañero no la dejó. En ese momento, sintió que se le estremecía el cuerpo, pues estaba incómoda y molesta por la situación.
“Mira que no muerdo” comentó Anthony.
“Ya sé” respondió ella.
“No sirve de nada tratar de escapar. Mejor baila así porque volverán a empujarnos”.
Amanda se quedó en silencio y, por fin, tan pronto como terminó la música y él la soltó, ella subió las escaleras. Entró a la habitación de Lucy para confirmar que estuviera durmiendo y, luego, fue al baño. Allí intentó tranquilizarse respirando hondo porque sentía que se ahogaba y no entendía por qué estaba cubierta de sudor frío. Al cabo de unos minutos, se mojó los brazos y el rostro, lo que logró relajarla un poco. Después, se dirigió a su cuarto, donde se acostó en la cama con los ojos cerrados para tratar de relajar su mente hasta que se quedó dormida.
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