Alquilando una mamá -
Capítulo 16
Capítulo 16:
Una vez en la habitación, Amanda sentó a Lucy en la cama para sacarle los zapatos”.
“¿Era papá?” preguntó la niña, confundida.
“No, mi amor, era otra persona. Tu papá está abajo comiendo pastel.
La mentira pareció convencerla, pues la pequeña asintió con la cabeza y no dijo más nada. Tras acomodar la frazada, Amanda se acostó con ella y empezó a acariciarle el cabello para hacerla dormir, por lo que Lucy le abrazó la cintura y cerró los ojos. En cuestión de minutos, se quedó dormida; sin embargo, el padre entró a la habitación poco tiempo después”.
“¿Qué haces aquí?”
“Shh. Tenía sueño, así que vine a acostarla”.
Frunciendo el ceño, él pegó media vuelta y se fue. Amanda continuó acariciando el cabello de la niña hasta que se aseguró de que no iba a despertarse. En cuanto salió de la habitación, alguien la empujó al cuarto de al lado.
“¿Ella me vio?” preguntó Anthony.
“¿Qué?”
“Si Lucy me vio”.
“No, pero tenía sus dudas. Me preguntó si era usted, y le dije que no”.
“Basta de usted. Ayer no me tratabas así” se quejó, exasperado.
“Porque ayer no estaba trabajando” explicó ella. Cuando estoy en el trabajo, soy profesional.
“Bueno, bueno” dijo él sin prestarle mucha atención. Luego de una pausa breve y visto que su jefe no tenía nada más para decirle, Amanda decidió ir a su habitación.
“Adiós”. Pero, cuando estaba a punto de irse, él la detuvo.
“Espera”.
“¿Necesita algo?”
“Ese beso no significó nada” espetó.
“Bueno. No sé por qué me lo dice, pero está bien”. Ella abrió la puerta y se fue.
Él se quedó allí pensando por qué le dijo eso y, de la frustración, terminó golpeando la pared. Caminó de un lado a otro hasta que se calmó y, luego, bajó a la sala. Al entrar, vio a Amanda bailando con Dylan: el baile era lento y la mano de su primo estaba apoyada apenas por debajo de la cintura de la chica. A su vez, se notaba que estaban charlando y sonriendo el uno al otro. Anthony se sirvió un vaso de whisky y lo bebió de un tirón, razón por la cual Geoffrey se acercó para hablarle”.
“¿Disfrutando de la fiesta, hijo?”
“Sí, padre. Felicidades”.
“Gracias. Me pareció que estabas nervioso, ¿Qué te pasa?”
“Nada, papá. Estoy tranquilo” respondió a regañadientes.
“No deberías beber tanto” comentó su padre. ¿Por qué no vas con Amanda y la invitas a bailar?”
“¿De qué hablas?”
“Hijo, te conozco desde que eras un bebé y, además, soy hombre; sé cómo son estas cosas. Noté cómo la mirabas, lo mucho que te molestabas al verla bailar y lo tenso que te ponías cuando tu madre hablaba de presentarle a Dylan”.
“Estás viendo cosas donde no las hay, papá”.
“¿Es ese el caso o te estás engañando?” dudó Geoffrey. “Sabes muy bien que es una mujer hermosa y no lo puedes negar. También es inteligente, simpática, y tiene muchas cualidades a favor. Cualquier hombre quedaría encantado solo con su sonrisa.
“Ve directo al grano” dijo Anthony, impaciente.
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