Alquilando una mamá
Capítulo 119

Capítulo 119:

Amanda durmió toda la mañana y Anthony se quedó con ella. Más tarde, Sabrina le llevó el almuerzo y él comenzó a comer.

“¿Cómo estás?” le preguntó su madre.

“Yo estoy bien. Ahora que ella está a salvo, se acabó la pesadilla”.

“Pero ¿Cómo te sientes, hijo?”

“Me estoy recomponiendo. Sentí que la perdía en tan solo unos segundos y ahora la recuperé”.

“Descansa, cariño. No pienses más en lo que pasó, ella está aquí con nosotros y eso es lo que importa. Lo que sucedió fortaleció su amor y sabes que ella te quiere mucho”.

“Gracias por estar aquí”.

“Nunca te dejaría solo”.

“Es tan hermosa durmiendo, ¿No lo crees?”

“Parece un angelito” se rio ella.

“Mi angelito”.

“Encontraste a la mujer adecuada, serán muy felices juntos”.

“Madre, ¿Crees que podrías convencer a mi padre de ir a la empresa? Me gustaría quedarme unos días en casa con Amanda” le pidió.

“Claro, querido, él irá. Puedo quedarme contigo si necesitas ayuda”.

“Sí, será bueno que se distraiga con los preparativos de la boda.

Después de que Sabrina le asegurara que todo estaría bien, él terminó de almorzar. Luego entraron Lucy y Cindy, que se acercaron a él, y la niña se subió a su regazo.

“¿Almorzaste, hija?”

“Sí, comí mucho” contestó.

“Fuimos a un restaurante cercano” contó Cindy y Anthony asintió.

“Mamá está dormida” dijo la niña en un susurro.

Anthony le dio el teléfono a su hija, que tenía el dibujo en sus piernas. En ese momento, Amanda se despertó y los miró. Cindy se aproximó a ella y se sentó en la cama”.

“La bella durmiente despertó” bromeó.

“¿Sigues aquí?” preguntó la chica, confundida.

“Seguimos aquí, y no nos iremos hasta que tú también te vayas”.

“Estoy bien, puedes irte a disfrutar el día”.

“Nada de eso, vamos a quedarnos aquí. La playa no se secará” se rio.

“Hola, mamá” saludó Lucy mientras su padre la acercaba a la cama. Se sentó junto a su madre y le mostró el dibujo, que a Amanda le gustó mucho.

“Tengo hambre” dijo la joven después de un rato”.

“Pediré que traigan tu almuerzo” dijo el hombre.

Amanda le agradeció y se quedó hablando con su hija, mientras él se iba”.

“¿Estás bien?” preguntó Lucy.

“Sí, pero tienen que cuidarme como si fuera una niña, así que iré a casa para que juguemos mucho juntas”.

“Esta jovencita también se enfermó” dijo Sabrina.

“¿Qué le pasó?”

“Tuvo mucha fiebre. Deliraba por ti” explicó.

“Es la segunda vez que le ocurre algo así” dijo la madre preocupada.

“Anthony buscó a un pediatra para que la examinara, pero no volvió a subir de temperatura. Fue todo emocional”.

“Parece que fuéramos madre e hija biológicas”.

“¿Verdad que sí? Es asombroso, y pronto vendrán más” dijo la abuela, contenta.

“Eso, quiero muchos sobrinos” dijo su amiga.

“Ya veo lo consentidos que serán” bromeó Amanda.

“¿Te gustaría tener muchos niños?” preguntó Cindy.

“Claro que sí, quiero una casa llena de chicos”.

“Entonces tendré muchos nietos” dijo Sabrina.

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