Alquilando una mamá
Capítulo 118

Capítulo 118:

El doctor entró con una enfermera y Anthony sacó a Lucy de la cama.

“¿Cómo está mi paciente favorita?” preguntó.

“Estoy bien, mejor que en casa” bromeó ella.

“Bueno, ahora debe estar tranquila. Si mañana sigue así y no tiene ningún malestar, le daré el alta”.

“Cielos, qué gran noticia” festejó la chica.

“¿Tiene alguna molestia ahora?”

“Solo me duele cuando respiro hondo y también tengo dolor de cabeza”.

“Bien. Trate de respirar con normalidad y use la máscara de oxígeno siempre que pueda. El dolor de cabeza se irá pronto, así que trate de no estar nerviosa y descansar”.

“Tengo hambre” dijo ella.

“La enfermera le traerá el desayuno. No hallamos nada malo en los análisis y, por lo que veo, se encuentra muy bien y sin secuelas”.

“Gracias a Dios” dijo Sabrina aliviada.

“Realmente fue un milagro. En veintiocho años de carrera nunca he visto a nadie tan fuerte como usted. Volvió a nacer, así que cuídese y disfrute la vida”.

“Gracias doctor. Aquí tengo varias razones por las que me mantuve fuerte cuando mi cuerpo había llegado al límite”.

“Los dejo para que termine de recuperarse tranquila. Cualquier cosa, me llama”.

Le dio una palmada al colchón al pie de la cama y se retiró. La enfermera también se fue, para volver más tarde con el desayuno. La chica lo probó despacio e hizo una mueca que les causó gracia a todos.

“¿No sabe bien?” se rio Cindy.

“No tiene sabor a nada”.

“Amiga, estas gelatinas no deben tener ni azúcar”.

“Y esta papilla no se la come ni Lucy” bromeó.

“La papilla es rica, mamá” opinó la niña.

“No creo que esta te guste”.

“Come las frutas, querida, al menos van a tener gusto” dijo Sabrina.

“Qué bueno tenerte de vuelta, extrañábamos tu sonrisa” dijo Geoffrey.

“Me encanta estar con ustedes, pensé que nunca los volvería a ver. Estaba decidida a irme de aquí”.

“Cariño, sé que fue triste y debe haber sido como una bomba para ti. Imagino cómo te sentiste. Es un poco complicado, pero Anthony no mintió. Nunca lo vimos acercarse a ella, nos enteramos de todo esto contigo. Pero vi las grabaciones de las cámaras de la casa y él no se reunió con ella en la cocina, solo bebió agua y se fue. Ella te mintió.

“Todo es mi culpa. Preocupé a todos. Si tan solo hubiera pensado con claridad y lo hubiera escuchado, nada de esto hubiera pasado. Lo siento” dijo arrepentida.

“No tienes que disculparte, él también se equivocó al no haber hablado antes de que esto pasara. No lo hizo porque para él no significó nada y era un asunto terminado. Pero sufrió muchísimo cuando supo de tu accidente. No lo digo porque él esté aquí ni porque sea su madre, en verdad nunca lo había visto tan mal. Todos sufrimos mucho y fuimos fuertes para poder apoyarlo. Te vio irte varias veces y eso fue difícil, pero no tengo dudas, y espero que tú tampoco, de que él te quiere mucho. Eres su vida”.

“Él también es mi vida, significa tanto para mí que no podría soportar estar sin él. No quería hacer sufrir a nadie, lo siento”.

“Está bien, no tienes que disculparte. Lo importante es que todo se aclaró y que estamos todos juntos” dijo Cindy.

“¿No vas a hablarme?” preguntó Amanda en voz baja mirando a Anthony.

“Te daré tiempo para pensar, no quiero presionarte más”.

“No necesito pensar, si dices que no hiciste nada, te creo”.

“Descansa un poco, tu voz se está debilitando”.

Amanda asintió y él le puso la máscara y le dio un beso en la cabeza. Luego se sentó en el sofá con Lucy y jugaron con el osito de peluche. La joven estaba con los ojos cerrados, así que siguieron hablando en voz baja durante un rato, pero después los demás salieron y Anthony se quedó cuidando a Amanda. Ella volteó la cara y abrió los ojos para mirarlo.

“¿No vas a salir un rato?” le preguntó.

“No, me quedaré aquí en caso de que necesites algo”.

“Puedes irte, no me hace falta nada”.

“Descansa”.

“Toma mi mano.

“Duerme, no te dejaré”.

“Lamento haberte hecho pasar por todo esto” dijo apenada.

“No te disculpes. Solo te pido que no me dejes nunca porque no soporto estar sin ti”.

“Estaremos juntos para siempre” aseguró ella.

“Ahora, por favor, descansa” le pidió.

“Te amo”.

“Te quiero mucho”.

Ella cerró los ojos y él le sostuvo la mano.

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