Alquilando una mamá -
Capítulo 112
Capítulo 112:
Las enfermeras pasaron con Amanda en una camilla en dirección al ascensor y Anthony la miró espantado, pues tenía algunos aparatos conectados y estaba muy pálida.
“Dígame que no murió” suplicó el joven.
“Tranquilícese, la paciente está estabilizada, pero podría haber fallecido cuando usted irrumpió en la habitación”.
“Disculpe, doctor. Mi hijo está muy asustado y con miedo de perderla, todos lo estamos” explicó Geoffrey.
“¿Cómo está mi nuera, doctor?”
“Tragó mucha agua y le llegó a los pulmones. Logramos sacarla, pero no sabemos si quedarán secuelas, puesto que se quedó sin oxígeno por algunos minutos y tuvo dos paros cardiorrespiratorios. Por eso, fue necesario poner un drenaje para vaciar todo el líquido. Considérelo un milagro porque nunca he presenciado un caso como este en el que la persona haya logrado sobrevivir. Será llevada a una habitación en la unidad de cuidados intensivos hasta que mejore”.
“¿Podemos acompañarlo a verla?” preguntó Sabrina.
“Sí, solo tengo que pedir que alguien se ocupe de la documentación y archive la historia clínica. Le advierto que hoy ya no despertará”.
“Está bien, gracias”.
Acompañaron al médico y se dirigieron a la habitación en la que Amanda se encontraba. Tenía varios equipos y vías intravenosas conectados, por lo que Anthony se preocupó y volvió a llorar mucho mientras la agarraba de la mano. Sabrina se paró al otro lado de la cama y le tomó la otra, que estaba fría al tacto, por un rato. Cuando ella salió, entró Cindy y se acercó a acariciarle el rostro a su amiga con los ojos llenos de lágrimas. Geoffrey fue a verla después y se quedó unos minutos sosteniéndole la mano, muy entristecido. Luego entraron todos, y Ken le dio un abrazo a su amigo para consolarlo, lo que logró calmarlo poco a poco.
“Despierta, mi amor. No duermas mucho y vuelve a mí pronto” susurró Anthony con la cabeza apoyada al borde de la cama. “No me dejes”.
“Ella despertará, hijo. No sufras, todo estará bien” lo reconfortó Sabrina.
“¿Me perdonará?”
“Anthony, ¿Me puedes explicar que paso?” preguntó Cindy.
“Hubo una vez que hice una fiesta en esa casa, Ken también estaba allí, bebimos mucho y terminamos durmiendo en la sala. A la madrugada, fui a la cocina a tomar agua y apareció Joy, que me ayudó a subir al dormitorio. Cuando me acosté en la cama, ella me dio un beso, pero yo la empujé de inmediato, pues todavía estaba deprimido a causa de mi separación”.
“Al día siguiente” continuó Ken, “ella dijo que había sido un error y que había confundido las cosas, así que prometió que no iba a volver a pasar y se disculpó. Ahora está por verse qué le dijo a Amanda porque eso solo lo sabíamos nosotros dos”.
“Voy a matar a esta chica” dijo Cindy.
“Yo te ayudo” acordó Anthony.
“¿Y tú, Ken? ¿Ella trató de acostarse contigo?”
“No. Nada más fue muy amable conmigo, nunca pasó nada”.
Se sentaron en los sillones de la sala de espera y, pasadas algunas horas, Sabrina recibió una llamada de un empleado. El rostro se le tornó serio al hablar y colgó.
“¿Qué pasó, cariño?” preguntó su esposo.
“Lucy está ardiendo de fiebre y delira llamando a Amanda”.
“Cielos, ¿Qué vamos a hacer ahora?”
“Melanie le dio un medicamento, pero no le baja la temperatura”.
“Padre, ve a buscarla para que la examine un médico” solicitó Anthony.
“De acuerdo”.
“Yo lo acompaño” se ofreció Cindy.
Cuando se fueron, Anthony volvió a entrar a la habitación y apoyó su cabeza sobre el pecho de su prometida. Una enfermera fue a cambiar las bolsas de agua del drenaje que le habían puesto a Amanda. Luego la examinó y, antes de irse, le informó al joven que la paciente estaba estable.
Minutos después, Geoffrey y Cindy llegaron al hospital con Lucy para que la atendiera un pediatra. Se quedaron en una habitación de la guardia; sin embargo, Lucy no dejaba de llamar a su mamá, por lo que Anthony fue a verla para acompañarla”.
“Papá está aquí, mi amor”.
“Mamá, quiero mamá”. La niña volaba de fiebre.
“Mamá se siente un poco mal, hija, así que el doctor la está cuidando, y ahora está durmiendo”.
“¿Mamá está aquí?”
“Sí. Cuando ella despierte, te llevaré a verla, ¿Está bien?”
“¿Lo prometes?”
“Te lo prometo, hija. No te preocupes por mamá porque solo está durmiendo y mañana ya estará con nosotros”.
“Está bien, papá” dijo la niña. En ese momento, entró el pediatra”.
“Le voy a recetar un medicamento para bajar la temperatura. Esta fiebre puede ser emocional o por ansiedad, ya que no tiene ningún síntoma de resfriado. Así que pueden relajarse” explicó.
“Qué bien, doctor. Gracias” respondió Geoffrey.
“Bueno, hija, te quedas con el abuelo en casa, y papá esperará a que mamá se despierte y te recoge luego, ¿De acuerdo?”
“Sí, pero quiero darle un beso” dijo la niña, con cara de súplica.
“De acuerdo”.
A pesar de las quejas del personal, Anthony la llevó a la habitación de Amanda, donde la niña le dio un beso en la mejilla y le acarició el rostro. Él besó a su hija y Geoffrey la tomó en sus brazos para llevarla a casa.
Al cabo de unos minutos, uno de los aparatos empezó a hacer un sonido desagradable y Amanda comenzó a tener una convulsión. El joven se desesperó y Sabrina, que estaba allí con él, lo sostuvo entre sus brazos. Ken oyó la conmoción y corrió a llamar al médico: un equipo de emergencia entró a la habitación y empujó a Anthony y su madre para iniciar el proceso de reanimación. Como el aparato no se callaba, el joven estaba cada vez más desesperado, hasta que la chica se estabilizó por fin y los médicos la examinaron.
“Su presión arterial está baja, pero la acumulación de agua está disminuyendo y, de a poco, sus pulmones volverán a recibir oxígeno con normalidad. Probablemente, haya tenido un bloqueo respiratorio y el cuerpo haya reaccionado de inmediato. Ahora ella está bien, así que no se preocupen” declaró uno de los médicos”.
“¿Cuándo despertará?” preguntó Anthony.
“No podemos saberlo con certeza, pero podría abrir los ojos en cualquier momento”.
“Entiendo, gracias”.
En cuanto se fueron, Anthony regresó al lado de su prometida. Le sostuvo la mano, le besó la palma y le acarició el rostro. Sabrina y Ken lo observaron desde la puerta y luego fueron a la sala a esperar a Cindy y Geoffrey. Cuando llegaron, Ken consoló a su novia, ya que quedó conmocionada al enterarse de lo que había pasado.
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