Alquilando una mamá
Capítulo 10

Capítulo 10:

Cindy abrió la puerta y la abrazó, luego la llevó a lavarse la cara.

“Amiga, ¿Qué pasó? ¿Estás bien?”

“Sí, estoy bien.”

“Te incomodó ese tema, ¿No?”

“No quiero seguir jugando.”

“No pasa nada.”

“¿Estás bien?” preguntó Elizabeth cuando volvieron. “Lo siento, hice esa pregunta porque me pareció divertida.”

“Está bien, solo creo que la bebida me revolvió el estómago” dijo con una risa forzada.

“Bueno, me alegro de que eso fuera todo, lo siento.”

“No te preocupes, de verdad.”

Los chicos no entendían nada de lo que había pasado y, antes de que alguien dijera algo, Cindy tomó la delantera y cambió de tema.

“¿Qué tal si nos tiramos a la piscina? Hace calor, vamos a despedirnos de este lugar precioso.”

“Claro que sí, niña” la apoyó Ken.

Se quitaron la ropa para quedarse en traje de baño y saltaron al agua. Amanda también se sacó los shorts y se zambulló. Una vez adentro, se quedó apoyada en el borde viendo cómo se divertían los demás, pero de pronto escuchó una voz detrás de ella.

“¿Estás bien?” Era Anthony.

“Sí.”

“Entonces, ¿Por qué te fuiste así?”

“Solo me sentía mal, creo que no me hizo bien beber.”

“No te creo, tu amiga le dijo a Elizabeth que no debió haber preguntado eso, ¿Qué fue lo que ocurrió?”

“Nada, es solo que es una pregunta personal y no me gusta compartir tantos detalles. No hace falta que finja que en verdad le importa.” Amanda lo dejó y se fue con Cindy. Él se quedó con la sensación de que le estaba mintiendo, pero no sabía por qué.

“Creo que me voy.”

“No, ¿Por qué? Quédate un poco más.”

“Mañana tengo un compromiso y tengo que levantarme temprano.”

“Entonces voy a buscar mis cosas y nos vamos juntas.”

“No, quédate, tomaré un taxi.”

“¡No! Vinimos juntas y me iré contigo.”

“En serio, Cindy, es fin de semana. Aprovecha para quedarte con Ken y diviértete.”

“¿Estás segura?” preguntó dudosa.

“Sí, y luego me cuentas todo” dijo entre risas.

“Dale, cuídate.”

“Gracias por invitarme, me encantó la fiesta, pero ya debo irme” le dijo a Ken.

“Oh, no, quédate un poco más, hay habitaciones aquí.”

“Quizás la próxima vez.” Se rio. “En serio tengo que irme, pero gracias, fue un placer conocerte.”

“Estás invitada a todas mis fiestas, te esperaré. Y el placer fue mío, cariño.”

Amanda salió de la piscina y fue a secarse. Mientras tanto, Peter la siguió.

“¿Te vas?”

“Sí.”

“¿Quieres que te lleve?”

“No es necesario, gracias.”

“¿Me darás un beso de despedida?”

“Creo que ya me has robado unos cuantos sin permiso, ¿No te parece?”

“¿Y uno con tu permiso?”

“No pasará, lo siento, tengo que irme.”

Recogió sus cosas y se fue a su casa en taxi.

Al llegar, fue directo al baño y se dio una ducha; de pronto, los recuerdos comenzaron a cobrar vida en su mente y rompió en llanto. Cuando pudo calmarse un poco, salió del agua y se puso el pijama para acostarse, pero alguien tocó el timbre.

“¿Qué hace aquí?” preguntó al ver a Anthony.

“Hola a ti también. Olvidaste tu bolso y tu amiga me pidió que te lo trajera.”

“Oh, gracias” dijo mientras lo tomaba.

“¿Estuviste llorando?”

“No, solo me entró algo de jabón en los ojos” dijo tratando de sacarle importancia.

“Ah, bien. Entonces, mañana trae algo de ropa extra, porque, si se hace muy tarde, dormiremos allí.”

“De acuerdo, buenas noches.

Cuando él se fue, ella cerró la puerta y se acostó. Pensó en todo lo que había pasado durante el día, hasta que se quedó dormida.

Por otro lado, Anthony llegó a su casa y fue directo al baño para darse una ducha y, cuando miró su abdomen, vio la marca del chupetón, respiró hondo y trató de entender lo ocurrido.

Después, se fue a la cama, pero no podía conciliar el sueño y daba vueltas de un lado al otro acordándose de Amanda y Peter besándose. Se preguntó qué hacía pensando en eso, cuando podía ponerse a recordar a las mujeres con las que había estado. Eso hizo hasta que se durmió.

A la mañana siguiente, la joven se despertó con un poco de dolor de cabeza, por lo que se tomó un calmante. Luego se aseó, guardó algo de ropa en su bolso y se vistió. Cuando estaba terminando de tomar un café, su jefe tocó el timbre.

“Buenos días, iré por mi bolso” le dijo.

“Bien, te espero en el coche”.

Tomó sus cosas, cerró la puerta y se subió en la parte de atrás del automóvil, como hacía siempre. Lucy estaba allí y sonrió en cuanto la vio; la chica también sonrió y le dio un beso.”

“Hola, linda. Te extrañé mucho, ¿Lo sabes?”

“Amanda, yo también a ti. Y mi padre te va a llevar a casa de la abuela.”

“Sí, princesa, ¿Estás emocionada?”

“¡Claro!

El hombre miró por el espejo retrovisor mientras conducía y vio lo entusiasmada que estaba su hija. Después de cuarenta minutos, estaban allí: en una casa enorme y muy elegante. Bajaron del coche y Amanda ayudó a la niña a salir, mientras su padre tocaba el timbre y una pareja abría la puerta.

“Hijo mío, me alegro de que hayas venido” saludó su madre, Sabrina, en cuanto lo vio.

“Hola, mamá, ¿Cómo estás?

“Bien, ¿Y tú?

“Estoy bien” contestó el hombre.

“¡Ahí está mi nieta! Hola, querida.

“Hola, abuela.

“Hola, hijo” le dijo Geoffrey a su hijo, quien le devolvió el saludo.

“¿Y esta hermosa mujer?” preguntó la madre.

“Hola, encantada de conocerlos, soy Amanda.”

“Bienvenida, querida, qué hermosa eres.”

“Le agradezco mucho, señora.”

“Cielos, no me digas así o me sentiré una anciana” dijo entre risas.

“Hola, cariño, bienvenida, yo soy Geoffrey y ella es mi esposa, Sabrina.”

“Es un gusto conocerlos.”

“Abuela, ella me cuida todos los días” contó Lucy entusiasmada.

“¿Ah, sí? Qué bueno, ¿Y eso te pone contenta?”

“Muy contenta.”

“Pues me alegro mucho. Pasen y pónganse cómodos”.

Entraron y tomaron asiento en la sala de estar. La niña fue de inmediato con Amanda y se sentó en su regazo, jugueteando con su cabello.

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Nota de Tac-K: Hola lindas personitas, por el momento serán 10 capítulos publicados pero la semana que viene terminaré de publicar la novela, tengan una linda noche, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. ٩(^◡^ )

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