Capítulo 917:

La pantalla mostraba el opulento banquete del mediodía, con los invitados arremolinados en torno a un lugar profusamente adornado con flores, lo que ponía de relieve el considerable gasto realizado para la boda.

Mitchel, el novio elegantemente vestido, y la hermosa novia, Katie, caminaban cogidos de la mano hacia el podio de la entrada.

Al ver esto, Raegan sintió el impulso de apartar la mirada. No era de las que se atormentaban y, estando embarazada, podía prescindir de la tensión emocional.

Para ella supuso un paso importante desvincularse de las acciones de Mitchel.

Cuanto más lejos estaba, menos sentía.

Justo cuando Raegan se dispuso a apagar el televisor, el ruido de fondo cesó bruscamente.

Vestido con un impoluto traje blanco, el pulido pero tramposo Henley aplaudió lentamente al subir al escenario.

«Qué día tan maravilloso el de hoy», anunció Henley, con una sonrisa que delataba falta de sinceridad al dirigirse a los recién casados. «En nombre de la familia Dixon, felicidades, Mitchel».

Sus palabras conmovieron a la multitud.

En nombre de la familia Dixon… ¿Qué implicaba eso?

Los incidentes del pasado en la empresa se habían ocultado para proteger la reputación de los Dixon.

Aunque se habían mantenido en secreto, los rumores habían circulado, dejando a muchos en el lugar sin saber la verdadera conexión de Henley con los Dixon.

El público murmuraba, perplejo sobre cómo Henley podía representar a la familia Dixon.

En el escenario, el rostro de Mitchel mostraba desagrado. Henley y Alexis, junto con algunos accionistas, habían sido explícitamente excluidos del evento.

Sin embargo, allí estaban, con las invitaciones en la mano.

Mitchel se volvió hacia Katie, que estaba a su lado vestida de blanco. Su afirmación no fue una pregunta, sino una declaración. «Tú les enviaste las invitaciones».

Sorprendida por la astucia de Mitchel, Katie sintió que su corazón latía con fuerza y sus dedos se tensaban. De hecho, a petición de Henley, había distribuido invitaciones encubiertas bajo la apariencia de la novia a todos los accionistas pertinentes.

Sin embargo, Katie mantuvo su farsa, reacia a admitirlo. «Mitchel, no sé de qué estás hablando…»

«¡Interesante!» se burló Mitchel, dándose la vuelta con -_ aparente indiferencia ante las explicaciones o acciones de Katie.

Asfixiada por su mirada desdeñosa, Katie se encontró sin palabras, con el rostro luchando por mantener la compostura.

Con la situación desarrollándose como estaba, Katie decidió abandonar su fingimiento. Después de todo, la caída de Mitchel era inminente, y ella pronto dictaría cómo era percibido.

En el escenario, Henley se erguía confiado, con los labios curvados en una leve y orgullosa sonrisa. Hoy planeaba vengar las humillaciones del pasado y asegurarse de que Mitchel sufriera una dramática caída en desgracia. «Como miembro de la familia Dixon, tengo unas palabras que decir».

La declaración de Henley causó más malestar entre la multitud. De representar a los Dixon, Henley ahora afirmaba ser uno de ellos. Menudo lío.

El público zumbó con reacciones encontradas, pero la expresión de Mitchel permaneció imperturbable.

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