Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 668
Capítulo 668:
Alexis, curiosa, se preguntó qué se disponía a revelar Mitchel.
Mitchel, con porte glacial, inquirió: «¿Eso es todo?».
Alexis respondió con confianza: «Sí».
«Entonces, tengo algunas cosas que añadir anunció Mitchel, su dedo golpeando rítmicamente la mesa, señalando la entrada de Matteo junto con varios individuos».
La expresión de suficiencia de Alexis se desvaneció al instante, sustituida por la preocupación cuando se volvió hacia Mitchel, con un tono cargado de acusación. «¿Qué estás tramando?»
Mitchel, girando despreocupadamente un bolígrafo, replicó sin siquiera dirigir una mirada a Alexis: «Creo que conoces a estos caballeros».
Alexis se apresuró a refutar: «¡No los reconozco!».
Pero uno de los recién llegados le contradijo: «¿Cómo has podido olvidarme, Alexis? ¿No fuiste tú quien nos recomendó a la señorita Glyn para los proyectos del Grupo Dixon? Nos aseguraste que ella podía garantizarnos el éxito a la hora de conseguir ofertas».
Otro añadió: «¡Claro! Eso es lo que nos dijiste».
Alexis palideció y negó con vehemencia: «Eso es absurdo. Nunca os he conocido a ninguno de vosotros, ¡nunca!».
Sin embargo, otra voz se unió al coro, desafiando la negación de Alexis.
«Pero, Alexis, tú me presentaste a la señorita Glyn en la Gala Benéfica Internacional de Ardlens hace dos años. ¿Por qué negarlo ahora? El señor Hammond, del Grupo Próspero, estaba presente. Fue testigo de tu presentación. ¡No puedes refutar eso!»
Reacio a admitirlo, el hombre se encontró acorralado. Negar estas acusaciones supondría arriesgarse a importantes repercusiones financieras y de credibilidad. Además, el movimiento de Mitchel, aunque agresivo, no le estaba obligando a ninguna admisión ilegal, sino a reconocer la verdad.
La sala bullía de murmullos y especulaciones mientras los accionistas asimilaban el drama que se estaba desarrollando.
Alexis, ahora visiblemente agitada y enfurecida, acusó a Mitchel de traición: «¡Serpiente intrigante! Me estás tendiendo una trampa».
Alexis, hirviendo de ira, arremetió con la esquina metálica de la carpeta que tenía en la mano, apuntando directamente a Mitchel.
Este movimiento pilló a todos desprevenidos.
Mitchel lo esquivó sin problemas, ladeando la cabeza en el momento justo.
Sin perder un instante, Matteo entró en acción, agarrando los brazos de Alexis y retorciéndoselos a la espalda, para luego inmovilizarlo contra la mesa.
Atrapado, Alexis estalló de rabia y le gritó a Mitchel: «Mocoso desagradecido, ¿piensas matar a tu propio padre? Me arrepiento de haberte criado, criatura vergonzosa».
La sala se quedó en silencio mientras los accionistas observaban con expresión sombría. Oír a Alexis arremeter contra su propio hijo con palabras soeces fue demasiado, y sólo hizo que Alexis pareciera más culpable.
Henley intervino rápidamente, instando en voz baja: «¡Papá, no hagamos nada de lo que nos podamos arrepentir!».
Fue entonces cuando Alexis se dio cuenta de que casi había caído en la trampa que le habían tendido. Si negaba todas las acusaciones, ¿quién podría ponerle un dedo encima?
Al ver que Alexis recuperaba la compostura, Henley dirigió su frustración hacia Matteo, reprendiéndole: «¡Por qué le faltas así al respeto a un director!».
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