Capítulo 557:

A falta de una sola liana, soportar su peso parecía imposible.

El corazón de Raegan se aceleró mientras apresuraba su ascenso, ignorando el peligro que venía de arriba.

Entonces, ¡otro chasquido! La otra liana que tiraba de ella cedió.

El corazón de Raegan dio un vuelco. Desesperada, extendió el brazo, tratando de agarrar algo sólido, pero su mano se cerró alrededor de una roca que estaba cayendo.

El pánico se apoderó de Raegan, su cuerpo se puso rígido y cerró los ojos con fuerza.

De repente, le agarraron la muñeca con fuerza.

El cuerpo de Raegan chocó contra la pared de piedra, deteniendo su descenso. El brazo le palpitaba de dolor, como si alguien intentara arrancárselo del cuerpo.

Con dificultad, Raegan consiguió levantar la vista. En medio del caos, vio ante ella el rostro sorprendentemente atractivo de Mitchel.

Sus miradas se cruzaron, transmitiéndolo todo sin palabras. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

«Mitchel… La voz de Raegan se abrió paso entre sus lágrimas. Estaba convencida de que estaba a punto de caer.

Nunca imaginó que Mitchel aparecería en un momento tan crítico.

El agarre de Mitchel era firme, su mirada aguda y centrada en ella. «Cógeme la otra mano».

A Raegan le resultaba casi imposible mover el otro brazo.

Con Mitchel tirado en el suelo, levantar a Raegan parecía una tarea insuperable. Era como una hazaña imposible.

La expresión de Mitchel se endureció mientras urgía: «¡Rápido!».

Las lágrimas nublaron la visión de Raegan mientras se estiraba para agarrarle del brazo.

Con una mueca, Mitchel hizo acopio de todas sus fuerzas para levantarla.

Justo cuando Raegan sintió que la levantaban un poco, volvió a caer.

La tierra bajo Mitchel estaba cediendo de nuevo, enviando una cascada de piedras hacia abajo, haciendo que Raegan resbalara aún más.

La situación era extremadamente peligrosa, empeorada por la inestable montaña empapada por días de lluvia.

Raegan observó cómo se expandía la zona de derrumbamiento en el suelo, y su corazón se heló de miedo. Si esto seguía así, ambos caerían.

Tratando de enmascarar su desesperación, Raegan forzó un tono ligero. «Mitchel, ¿no me has preguntado si te echaba de menos?».

«Raegan…» La voz de Mitchel era áspera, cargada de urgencia. «Deja de hablar». Conservar su energía era crucial para aguantar hasta que llegara el equipo de rescate. En unos diez minutos, los guardias deberían encontrarlos. Sólo necesitaban aguantar esos diez minutos. ¡El rescate estaba al alcance de la mano!

«Te echo de menos…» Dijo Raegan.

Las tres palabras dieron en el blanco, haciendo que el cuerpo de Mitchel temblara incontrolablemente.

Cuando Raegan volvió a hablar, sus lágrimas fluyeron libremente. «Te echo tanto de menos…»

Toda la agitación parecía trivial ahora. Se estaba muriendo. ¿Por qué no podía confesar que había desarrollado sentimientos por Mitchel? Desde su regreso, Mitchel había sido bueno con ella. Incluso cuando ella se aferraba al pasado, se comportaba irracionalmente, provocaba a Mitchel, le hacía enfadar, le pegaba, él nunca se separaba de ella, siempre protegiéndola en silencio. ¡Cuánto mejor habría sido si ella lo hubiera visto antes! Pero ahora…

Las lágrimas brotaron de los ojos de Raegan mientras decía suavemente: «Mitchel, déjame ir…».

Su mirada suplicante hizo que Mitchel sintiera una oleada de pánico. «¡No dejaré que te hagan daño!», dijo con determinación.

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