Capítulo 1669:

La vibrante sangre de Jamie adornaba el suelo, sus tonos carmesí florecían como un jardín en plena floración. El semblante de Rhett conservaba su gentil refinamiento, aparentemente impermeable a la espeluznante escena: un testimonio de su acostumbrada naturaleza.

Incluso cuando Jamie soportó los últimos golpes, aferrándose débilmente a la vida, se convirtió en un testimonio desgarrador de la agonía de su fallecimiento.

La tortura se prolongaba implacablemente, dejando a Jamie anhelando la misericordia de la muerte pero negando el consuelo de la liberación.

Luchando por respirar, Jamie clavó los ojos en Rhett, con el rostro imperturbable, y susurró: «Ahora… lo entiendo… Tú fuiste quien asesinó a Brett».

El terror marcó las facciones de Jamie cuando se dio cuenta demasiado tarde. Era el clásico caso de la mantis acechando a la cigarra, ajena a la oropéndola que se cernía detrás. «Eras tú… ¿verdad?».

Era demasiado tarde para que Jamie atara cabos. Estaba a punto de fallecer.

Aquel fatídico día en que Brett fue asesinado, Jamie había estado presente.

Al descubrir las intenciones de Brett de escapar, lo siguió clandestinamente hasta el escondite de su riqueza mal habida, una fortuna vinculada a la enigmática figura conocida sólo como Rhett, cuya verdadera identidad seguía siendo un misterio para Jamie en aquel momento.

Golpeó a Brett en la cabeza con un martillo, se apoderó del dinero y escapó rápidamente en su coche. Se escondió durante varios días, atenta a cualquier novedad. Para su sorpresa, se enteró de que Brett había sido brutalmente apuñalado varias veces, en claro contraste con su propio acto de apalearlo.

En aquel momento, la intencion de Jamie no era acabar con la vida de Brett, sino simplemente robarle el dinero. Su decisión no estaba motivada por la culpa o el miedo a las represalias.

Mas bien, trataba de evitar complicar su huida con los enredos de una investigacion por homicidio, sabiendo que eso solo agravaria sus propios problemas.

Sin embargo, para asombro de Jamie, era el aparentemente amable Rhett que estaba ante ella el verdadero autor de la muerte de Brett.

«Por que… ¿Por qué le quitaste la vida a él y luego a mí?» preguntó Jamie, con la voz temblorosa por la incredulidad y el miedo.

La respuesta de Rhett llegó con una calma escalofriante. «Ya que se te ha acabado el tiempo, seré generoso y te lo explicaré. Brett no pudo mantener la boca cerrada.

Le advertí que su vida dependía del silencio, pero eligió traicionarme delatando a las autoridades. Selló su propio destino».

En el ínterin, Rhett siguió meticulosamente todos los movimientos de Jamie, descubriendo a Brett como un precario cabo suelto de su historia compartida.

En un momento dado, Rhett le habia entregado a Brett una nota en la que le advertia que se mantuviera alejado de sus asuntos y guardara absoluto silencio.

Sin embargo, Brett hizo caso omiso de la advertencia y divulgó todos los detalles a las autoridades. Aunque la policía aún no podía relacionarlo con Rhett, el mero hecho de la filtración le resultaba molesto, por lo que fue necesario acabar con Brett.

Sólo después de asesinar a Brett, Rhett se enteró de que la querida hija de Brett había estado presente en el lugar de los hechos, abandonada en un coche cercano.

A diferencia de los gritos desgarradores de Jamie, Brett había encontrado su fin en silencio, estoico en sus últimos momentos.

En aquel momento, Rhett no le había dado mucha importancia, ajeno al hecho de que el silencio de Brett era un testimonio de sus instintos protectores hacia su hija.

De lo contrario, dada la conducta despiadada de Rhett, seguramente habría eliminado también a la hija de Brett, borrando cualquier posible cabo suelto.

Más tarde, Rhett confirmó que la hija de Brett no había proporcionado ninguna información valiosa. No había presenciado nada, o Rhett ya se habría ocupado de ella. El golpe final de Rhett a Jamie fue asestado con gélida crueldad.

«Tu muerte es consecuencia de tu insufrible estupidez. Sufriste a manos de alguien como Jarrod, y aun así te aferraste a fantasías de estar con él en lugar de buscar venganza. Eres un romántico sin remedio. Considera esto un favor».

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