Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 1621
Capítulo 1621:
Doreen, al ver sus manos manchadas con la sangre de Jarrod, fue golpeada por una oleada de miedo y se desmayó.
Su reacción no fue un intento de eludir la responsabilidad, sino una respuesta instintiva a la horrible escena.
Tanto Doreen como Jarrod fueron trasladados rápidamente al hospital para recibir atención urgente.
Nicole, estrechamente implicada en el incidente, acudió al hospital en un coche de policía para prestar declaración a las autoridades.
Agotada por la terrible experiencia, Nicole esperaba a Conor, el ayudante de Jarrod, que llegó poco después. A pesar de los tumultuosos acontecimientos, Nicole mantuvo la calma.
El médico aseguró a Nicole que Jarrod estaba estable y no corría peligro inmediato, lo que llevó a Nicole a decirle a Conor: «Debería volver ya».
Conor se sorprendió de que, en circunstancias tan graves, Nicole decidiera no quedarse al lado de Jarrod. Sabía que cuando Jarrod recobrara el conocimiento, Nicole sería probablemente la primera persona a la que esperaría ver.
Con una mirada pensativa, Conor preguntó: «Señorita Lawrence, ¿se encuentra bien? ¿Necesita que la examine un médico?».
Nicole respondió con un movimiento cansado de la cabeza: «No hace falta. Sólo necesito descansar».
Sin embargo, Conor insistió, con evidente preocupación.
«Señorita Lawrence, recuerde que está embarazada y es fundamental que tome precauciones adicionales. El hospital tiene una sala VIP que es bastante cómoda. Me encargaré de que descanse allí. Por favor, vigile al Sr. Schultz por mí. Volveré enseguida después de hacer los arreglos».
Antes de que Nicole pudiera objetar, Conor ya estaba de camino para organizar el alojamiento.
Sin Conor, Nicole se sintió obligada a quedarse. Si surgía alguna complicación, se daba cuenta de que los médicos necesitarían un punto de contacto. Así pues, se acomodó en el sofá del salón, a la espera de noticias.
Mientras tanto, Jarrod, que acababa de someterse a una intervención menor bajo anestesia ligera, empezaba a volver en sí.
Al disiparse la niebla de la sedación, los ojos de Jarrod se abrieron y, recordando bruscamente los acontecimientos, exclamó: «¡Nicole!».
La voz de Jarrod estaba impregnada de pánico, un tono que Nicole nunca había oído de él.
Jarrod trató de incorporarse y sus ojos recorrieron la habitación mientras volvía a gritar: «Nicole…».
Nicole, consciente de sus vendas frescas y del esfuerzo que le supondría cualquier movimiento, tosió suavemente para señalar su presencia y se acercó unos pasos. «Estoy aquí», le tranquilizó con dulzura.
La mirada de Jarrod se alzó para encontrarse con la suya, su voz teñida de preocupación. «¿Estás bien?
«Estoy bien. No hay nada de qué preocuparse», respondió Nicole con calma.
El alivio que inundó el rostro de Jarrod fue palpable, sus ojos se ablandaron a medida que la tensión desaparecía de sus facciones.
En su estado de aturdimiento, Jarrod fue perseguido por un sueño aterrador. Se imaginaba a Doreen, cuchillo en mano, abalanzándose sobre Nicole y apuñalándola en el abdomen. Esta pesadilla le hizo entrar en un estado de urgencia.
De repente, Jarrod alargó los brazos y rodeó la cintura de Nicole, apoyando suavemente la cabeza en su vientre. Tuvo cuidado de no presionar demasiado, soportando su propio dolor para mantener esta tierna conexión.
«Nicole, te lo ruego, aguanta a nuestro bebé», murmuró con urgencia.
Sorprendida por su repentino abrazo, la reacción inicial de Nicole fue escapar, pero el agarre de Jarrod era a la vez seguro y tranquilizador, atándola estrechamente.
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