Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 80
Capítulo 80:
Franco:
“A pesar de que me haces enojar como nadie, eres el ser con el que me he abierto más, y al que más confianza le tengo. Sé que tú no tienes pensamientos oscuros ni p$rversos para con mi persona”
“¡No, claro que no!, mi tesoro”
Le besé la cabeza, por suerte no podía leer la mente, sino me hubiera abofeteado nuevamente por p$rvertido.
Esa declaración me hizo sentir muy mal, sucio, como si la estuviera violando con el pensamiento.
Quería hacerla mía, pero que fuera por entrega no porque yo la tomara.
¡Cielos!
¿Cómo puedo pensar en esa forma tan poco egoísta?
¿Yo pensando en alguien más que en mi mismo?
¿Qué fue lo que me hizo esta mujer?
…
Narrador:
Alberta María de Angelis, más conocida como Doña Berta, estaba por demás emocionada con la noticia de que su nieto mayor iba a comprometerse y a continuación casarse, que era lo más anhelado por ella en los últimos años.
Esa mañana se lo había confirmado la novia en cuestión. Para la anciana era un acontecimiento que había que llevar a cabo por todo lo alto.
“Luciano, ven aquí, mi cielo, que tengo una excelente noticia”
Le gritó, al ver a Luciano cruzar el salón rumbo a la puerta de calle.
“¿Qué sucede, abuela?”
Dijo su nieto menor, volviendo en sus pasos y sentándose a su lado en el sofá.
“Franco se casa”
Luciano, que sabía del contrato, no podía creer lo que acababa de oír.
Sus ojos parecían que se iban a salir de sus cuencas.
“Pero, ¿Qué tontería dices, abuela?”
Dijo él.
“Eso, que se casa”
Doña Berta no podía disimular su enorme alegría.
“Estamos hablando de Franco, eso es imposible”
Dijo él.
“Que no, que no es imposible, que te digo que se casa”
Explico su abuela.
“¿De dónde sacaste semejante disparate?”
Preguntó él.
“No es ningún disparate, que he hablado con Victoria hace un ratito y ella en persona me ha dado la noticia”.
Dijo ella.
Luciano no salía de su asombro.
¿A caso su hermano se había vuelto loco llevando la farsa hasta el mismísimo altar?
“Pues, la verdad es que no lo creo”.
Dijo él.
“Pues créelo, Victoria me dijo que se comprometían”
Dijo lo abuela.
“¡Ah!, que se comprometían no que se casaban”
Explicó él.
Su abuela lo miró con asombro.
“¿Y no es lo mismo?, si te comprometes es para casarte, ¿No?”
Defendió ella.
“Sí, por supuesto, abuela, perdona. Ahora tengo que salir”
Dijo él.
El joven se puso de pie y le dio un beso en la mejilla a la anciana y sacudiendo la cabeza se retiró.
Se subió al coche, pero en lugar de encenderlo y comenzar su marcha, tomó el móvil y llamó a su hermano.
“Luciano, ¿Le sucedió algo a la abuela?”
Pregunto Franco.
“Hola, Franco, ¿Cómo estás?, yo muy bien, gracias por preguntar…”
El timbre de voz de Luciano era desafiante.
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