Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 33
Capítulo 33:
Franco:
Debo reconocer que tenía buenas ideas y su gusto era exquisito.
No tengo idea del motivo, pero me gustaba verla así, tan viva y radiante.
“Hola”
Respondí el móvil que no dejaba de sonar.
“Señor de Angelis, de la automotora, el coche está pronto, ¿Quiere que se lo lleve o prefiere retirarlo?”
“Muchas gracias por avisar, lo retiraré mañana”
“Muy bien, lo esperamos mañana”
Había sido una llamada de la automotora en donde había encargado un auto para Victoria.
Iba con toda la intención de terminar con nuestro trato…
Pero simplemente, no pude.
…
Narrador:
Franco y Victoria ya se preparaban para ir a la mansión.
“¿Esto es todo?”
“Si, Franco, recuerda que vine sin nada, todo esto es lo que me has comprado tú”
“Cierto, ya te comprarás tus propias cosas”
“¿Me voy así o mejor me baño y me cambio de ropa?, pregunto, es que quiero darle una buena impresión a tu hermano”
“Mi hermano es un imbécil y lo sabes. Yo que tú no tendrías muchas expectativas respecto a él, pues puede ser muy desagradable cuando se lo propone”
Franco hizo una pausa, se rascó la nuca.
“Retiro el ‘se lo propone’, siempre es un imbécil, creo que es natural en él”
“¿Sabe de nuestro trato?”
“No, pero tampoco dirá nada ni levantará sospechas hasta hablar conmigo, por eso puedes quedarte tranquila, ya llegaré a algún arreglo con él para mantenerlo con la boca bien cerrada”.
“De todas formas nunca está de más caerle bien a la gente, ¿No crees?”
“Por supuesto, lo único que te digo es que no te esmeres mucho con Luciano porque con él solo funciona el dinero o sus propios intereses”
“Pues, entonces no perdamos más tiempo y vayámonos”.
“Sube al coche que ya te llevo los bolsos”
“Gracias”
A Franco le fue imposible romper el trato con Victoria.
No porque no pudiera, solo no quiso.
Es que se estaba acostumbrando a esa extraña relación que tenía con ella, o más bien le gustaba, se sentía acompañado por ella y sobre todo apoyado; cosa que jamás le había sucedido con otra mujer.
“¿Te encuentras bien, Franco?”
Preguntó Victoria cuando él ingresó en el coche.
“Perfectamente, ¿Por qué lo preguntas?”
“Te noto tenso”
“Necesitaría unos masajes”
“Yo te puedo dar luego, ¿Si quieres?”
Franco la miró sorprendido.
¿Se estaba ofreciendo realmente o solo coqueteaba con él?
“¿Sí?”
Peguntó con picardía.
“Pues fíjate que sí. Cuando vivía con mi madre, lo menos que quería era estar en casa, así que me buscaba cursos gratis que encontraba, y de masajes fue uno de los tantos”
“No dejas de asombrarme, Victoria”
Afirmó sonriendo.
“Un día tendremos que sentarnos y conversar largo y tendido sobre ti”
“No sería una conversación muy interesante”
Dijo ella arqueando sus hombros.
“No te subestimes, yo creo que sí, que debes tener cosas muy interesantes para contarme”
“No lo tengo muy claro, pero si insistes…”
“Insisto”
“Bien, te contaré toda mi vida entonces”
Dijo ella.
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