Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 15
Capítulo 15:
Narrador:
“No me gustan esas mujeres, me gustan las mujeres como tú, las que no temen ser directas, decir lo que no les gusta y sobre todo, frescas, muy frescas”
Le tomó la mano.
“Hace tiempo no me sentía tan cómodo con alguien”.
Ella se soltó de su agarre y se puso de pie.
“No quiero ser tu fetiche, ambos sabemos que esto no llega a ninguna parte”
“Seguramente tengas razón en eso, pero en lo que no tienes razón es en creer que quiero seducirte para aprovecharme de ti, nada más lejano a mi voluntad. Lo paso bien contigo, me gusta conversar contigo y pienso disfrutar de eso”.
Otra vez ardió de vergüenza.
¿Acaso había mal interpretado las intenciones de aquel joven?
¿Tal vez él solo necesitaba una amiga lejos de su círculo, alguien con quien poder hablar sinceramente sin ser prejuzgado?
Se sentó junto a él nuevamente.
“Ya te conté que todo el mundo espera algo de mí, ahora se han empeñado en que me case, ya que tengo 26 y va siendo hora”
Bajó la cabeza y la agarró con sus manos.
“A veces tanta responsabilidad me agobia”
Ella le pasó la mano por la pierna.
“Perdona, Franco, todos tenemos nuestro calvario. Uno te ve así y cree que a ti no te pasa nada”
Levantó la vista y se la clavó en sus ojos.
“¿Me ves así?, ¿Qué significa eso?”
“Así, rico, o más bien millonario, de una familia de la alta sociedad, simpático, guapo…”
“¿Guapo?, ¿Crees que soy guapo?”
Ahí estaba su sonrisa maliciosa.
“Lo eres, no me da vergüenza decírtelo”
“¿Ves?, me encanta como eres”
Una sombra de tristeza cruzó sus azules ojos.
“Solo pienso lo mala que ha sido la vida contigo, lo que has sufrido por culpa de los demás y me parte al alma”
Acarició el rostro de Victoria haciendo que el rebelde mechón que le caía en el rostro quedara detrás de su oreja.
“Me gustaría borrar de un plumazo todo ese sufrimiento que has tenido”
“Ya es tarde, creo que deberías irte”
“¿Me estás echando de mi casa?”
“Pues, sí. Tengo que dormir, estoy muerta”
“Ok, pero déjame decirte un par de cosas antes”
“No, Franco, estás muy intenso…”
“No, chiquilla, escucha. Como sé que no aceptarías dinero de mi parte he llenado las alacenas de comida y el refrigerador también. Y quiero decirte que ya no ahorres en energía ni en agua. Yo ya sé que estás aquí, así que haz una vida normal”.
“Gracias”
Se abalanzó sobre él y lo abrazó
“Bueno, ahora la intensa eres tú”
Rió, le dio un beso en la mejilla.
“Ahora me voy, que descanses”.
“Te toca lavar los platos”
Le guiño un ojo.
“Dale, los lavaré. Que descanses tú también”
Franco:
Menos mal que me retiré, estaba a punto de cometer una estupidez al seguir presionando.
¿Qué hago seduciendo a esta joven?
Yo no quiero nada serio, no voy a negar que me gusta y mucho, que quisiera meterla en mi cama, pero solo eso, quiero cama con ella.
Aunque me encantó pasar tiempo de calidad, no es para tener una relación.
Al llegar a casa había toda una reunión con mucha gente por la cantidad de autos.
Bajé del coche y me dirigía la puerta trasera, allí hable con Renata.
“¿Por qué tanta gente, Renata?”
“¡Ay, Franco!, ¿No me diga que olvidó el cumpleaños de su hermano?”
“¡No me jodas!, lo olvidé por completo”
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