Vendida como novia de un magnate -
Capítulo 9
Capítulo 9:
POV Sofía.
“Gael”, dije en tono suave, y él, que estaba caminando por la habitación, se giró de golpe.
“Dime”.
“Quieres decir… ¿Será un matrimonio ante los demás?”
“¿Incluso… de tu familia?”.
Él demoró un tiempo en silencio, y luego asintió.
“Así es”.
Cerré mi boca con su respuesta, y luego lo vi sacar algo de su chaqueta.
“Esto es tuyo”.
Me quedé mirando mi teléfono en su mano, y luego volví los ojos a él un poco asustada.
“Ella no te molestará más… no te preocupes”.
Mis labios temblaron un poco.
“¿Cómo está tan seguro?”, me levanté enseguida.
“¿Sabe quién es ella? Esa mujer es muy peligrosa”.
“Sé quién es… y te repito, no te hará nada”.
“Señor, escuche… hay una cuenta qué pagar, la operación de mi padre, una semana en el hospital… ella no va a permitir que..”..
Estaba un poco agitada, pero él negó, tratando de llamar mi atención.
“Le he pagado a esa mujer, Sofía… literalmente, yo le compré la novia que, estaba ya vendida para otro hombre”.
Di unos pasos hacia atrás y mi estómago se revolvió un poco, choqué con el sofá a punto de caerme hacia atrás, pero su mano rápidamente tomó mi brazo.
“Aunque lo que dije suena mal… estarás mejor conmigo”, él lo dijo rápidamente tratando de remediar alguna cosa, como si yo tuviera el derecho.
Tuve que alzar el rostro para ver su boca, todo este tiempo tenía la cabeza en otro mundo por lo de mi padre, pero, aun así, este hombre atrayente delante de mí, no me era indiferente.
Era demasiado guapo, y me pregunté cuántos años tenía, porque no se veía como un niño. Su aspecto era maduro, y si no me equivocaba debía tener más de 35.
“No tengas miedo de mí, por favor… solo sé que ambos nos beneficiaremos de esto”.
Unos días después, salimos del hotel y Gael me informó en el camino:
“Te diría que fueses a tu casa a buscar tus cosas… pero a excepción de tus documentos, no necesitas nada de eso”.
No hubo nada que me dijera de este acuerdo, pero si estuvo presente en las compras en silencio, mientras una mujer, que parecía su asistente personal, era la que nos llevaba a todas las tiendas.
E incluso, me asesoraba en cosas que yo no tenía ni idea.
No sé exactamente cuantas compras hicimos en esos días, pero lo que continuaba lo haría sin él, cuando la dejó a ella a cargo, y sin más desapareció de nuestra vista.
Probaron muchos vestidos de novia conmigo, mientras yo me miraba en el espejo cada vez, llevando el luto de mi padre en silencio, El proceso de preparación para la boda pasó como un sueño confuso.
Cada día parecía una ráfaga de actividad mientras me sumergía en el mundo que Gael me había introducido, aunque siempre llegaba al mismo hotel, y me dormía entre las lágrimas.
Según la asistente había un vestido indicado para mí, y hoy sería el último día en que probábamos el vestido, y mientras me veía en el espejo después de haber pasado una semana en esta vida que no era mía, me encontré contemplando mi propia imagen con asombro. Era difícil reconciliar la idea de mí misma como una novia, incluso si esa boda no era lo que aparentaba.
“Está perfecto… creo que estás lista”, aquella mujer madura, que podía tener unos cuarenta años, sonrió arreglando la mantilla en mi cabello y luego contestó una llamada, para decir ok a todo y luego le pidió al personal, encargarse de guardar el vestido.
Y me miró.
“Sofía… vamos, tomemos un café”.
Prácticamente, me dijo que vería a la familia de Gael solo cuando llegara la boda, y que el hombre estaría extremadamente ocupado en estos tres días que faltaban para el gran día.
Me dio una clase en particular sobre lo que tenía que hacer o decir, y cuándo cerré la puerta de mi apartamento, me dejé caer en el mueble con la mirada perdida.
Y tres días después, ya no era yo misma cuando me miré nuevamente en el espejo, vestida de novia y perfectamente arreglada, esperando en el hotel, que fuesen a buscarme.
La misma mujer vino a buscarme, nos subimos a una limusina, y ella, junto con otras chicas, incluso recogían mi vestido y lo subían al auto. El cuerpo me temblaba en anticipación, este no era cualquier paso, así que cerraba los ojos y apretaba mis manos, mientras la angustia se apoderaba de mi estómago.
“Sofía”, giré cuando la asistente me hablo.
“Recuerda todo por favor, nada puede salir mal”.
Asentí hacia ella, pero me quedé prendada cuando unas rejas de bronce superaltas, se abrieron cuando la limusina llegó a su frente.
Pasamos un largo recorrido dando con una mansión de ensueños, y luego una banda exquisita comenzó a sonar.
“Ven… vamos a ponerte el velo”, no sé si sonaba bizarro, pero mientras ella bajaba el velo, solo pensaba que iba a ver unos ojos que incluso se habían escondido de mí durante una semana, Y no vi muy bien quién estuvo a mi lado, todo era extraño para mí y agradecí a este velo, porque las personas ni siquiera vieran mi rostro avergonzado.
El jardín era impresionante, las sillas y la decoración eran totalmente blancas, y yo me sostuve del hombre que me tomó del brazo, hasta que, en un punto, me dejó frente a Gael.
Había un hombre que comenzó la ceremonia, e incluso dio un sermón que me nubló la vista.
Sin embargo, todo pasó demasiado rápido para mí, y se lo adjudiqué a los nervios extremos que mi mente estaba experimentando.
Él le preguntó, sí aceptó y luego saqué mi mano, para recibir un anillo en mi dedo anular, mientras que temblé, colocándole el de Gael que me miraba atraes del velo.
Hubo una canción instrumental de por medio, me acerqué a firmar un libro grueso y luego Gael puso la su firma también.
Fue inevitable no mirar hacia arriba donde algunas flores caían, y luego me quedé quieta cuando él se acercó a quitarme el velo, después de que el hombre que nos casó, dijo:
“Los declaro, marido y mujer».
Mis ojos se encontraron con los suyos, y sus manos, que estaban frías, pero que cubrieron todo mi rostro cuando lo tomó, me acercaron a él para unir su boca con la mía en un beso, que apenas tocó nuestros labios, pero llegó hasta mis entrañas cuando esa corriente me sacudió por completo.
Los aplausos invadieron el lugar, los dedos de Gael entrelazaron los míos, que incluso me hizo sonreír, pero cuando él caminó saludando a quienes se acercaron y se detuvo delante de esa persona que ya había visto en un pasado, toda la tranquilidad y todo el color en mi rostro, desapareció en el instante.
“Papá… mi esposa… Sofía Martínez”.
Mis ojos se fueron rápidamente a Gael, mientras mi mente gritó cuando él le sonrió a Don Rafael que nos miraba a punto de colisionar.
“¿Qué clase de persona era este hombre?”.
El corazón latía con fuerza en mi pecho mientras observaba la escena frente a mí. Don Rafael, ¿Gael era su hijo?, ¿De qué se trataba todo esto?
El hombre mayor había perdido todo su color, incluso le temblaba la boca, y ahora solo miraba a Gael como si este le hubiese clavado una puñalada muy profunda.
Mientras mi mente luchaba por procesar la revelación.
¿Qué tipo de juego estaba jugando?
Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar de manera vertiginosa, revelando una trama mucho más compleja de lo que jamás habría imaginado.
Gael parecía tranquilo, incluso sonrió ante la sorpresa de su padre. Parecía haber esperado esta reacción. Mi mente estaba llena de preguntas, pero no podía articular ninguna palabra. Los invitados continuaron aplaudiendo, ajenos a la tensión que se había apoderado de mí.
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