Vendida como novia de un magnate -
Capítulo 68
Capítulo 68:
POV Gael.
Todo había acabado, y todo se había reducido a las cenizas.
“Adiós tú también, Diego Slim”.
El humo se disipaba lentamente en el horizonte, dejando en su lugar las cenizas de lo que había sido nuestra antigua vida. A medida que el helicóptero se alejaba de la destrucción, sentí una mezcla de alivio y vacío.
Habíamos logrado vencer a todos los que intentaron destruirnos, y a pesar de todo y a un muy alto costo, todo se había reducido a las cenizas. El viaje en helicóptero fue silencioso. Todos estábamos agotados física y emocionalmente.
Las palabras no eran necesarias en ese momento, nuestras miradas lo decían todo. Estábamos juntos, a salvo y eso era lo más importante.
Finalmente, aterrizamos en nuestro refugio temporal y fuimos recibidos por el equipo de seguridad que nos esperaba.
Sofía y yo nos instalamos en una habitación amplia, y Lucia se fue a otra que estaba más apartada, mientras unos médicos venían a tratar nuestras heridas. Estaba un poco preocupado por mi hermano, y también por lan, que no dejaba de llorar.
“Está aturdido… enviaremos varios medicamentos para sus oídos y estaremos al tanto”.
Sofí tenía algunas líneas de sangre en su rostro, pero ella no se quejó. Solo estaba realmente angustiada por lan.
Mientras a mí me vendaron prácticamente todo el torso.
Solo hasta el otro día pude darme cuenta de cuantas rapaduras tenía, y en el estado en que nos encontrábamos, y cuando llegué a la habitación donde estaba Cristian, pude verlo realmente maldito, pero con una sonrisa en su boca.
“¿Estás de broma?”.
“No… pero pensé que dejaríamos el pellejo allá”.
Sonreí sentándome a su lado.
La puerta sonó en golpes bajos, y luego vimos a Lucia trayendo una bandeja.
“No necesitas hacer esto”, le dije, pero ella miró a Cristian, y él a ella.
“La señora Sofía me lo permitió”.
Mi ceño se frunció un poco.
“No digo que no lo permita, solo que ya tienes mucho trabajo”.
“Lo siento, quería hacerlo”.
Entendí un poco.
“¿Sofía?”.
“Está con el bebé”.
Me despedí de mi hermano, y fui a mi habitación, mientras ella estaba amamantándolo, haciéndole cariños en su rostro. No podía evitar mirarla maravillado, recordando cómo su fuerza y valentía me habían inspirado a seguir adelante en los momentos más oscuros.
“Hermosos… se ven hermosos”.
Ella levantó el rostro, y luego me dijo que me sentara cerca.
“Lo logramos, Gael”, susurró Sofía, rompiendo el silencio.
“Ahora… nada”.
Asentí, sintiendo un nudo en mi garganta.
Habíamos logrado vencer a nuestros enemigos, pero las heridas causadas aún estaban frescas.
La victoria había llegado a un alto precio y no podía evitar preguntarme si valía la pena.
“Sofí, hemos pasado por tanto”, dije, luchando por encontrar las palabras adecuadas.
“Me duele, verte así, presa del miedo y la angustia. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, siempre, y que no volveremos a vivir nada como esto”.
Sofía me miró directamente a los ojos.
“Gael, tú has sido mi fuerza y mi pilar a lo largo de esta pesadilla. No sé qué hubiera sido de mí sin ti a mi lado. Eres mi todo, mi amor… mi…”.
Su voz se hizo inestable y ella parpadeó varias veces.
Me acerqué a ella y besé su frente, dejando que nuestras emociones se entrelazaran en ese momento de paz y amor.
“Quiero hacer una petición”.
Me alejé un poco curioso.
“Lo que desees”.
“Antes de irnos a E$tados Unidos… vamos a la playa, nada será como las playas de México y quiero, nunca he ido a la playa”.
Pasé un trago duro, y acaricié su rostro.
“Por supuesto… dame unos días, y prepararé todo”.
Ella asintió con una sonrisa, y luego cerró los ojos, dejando caer su cabeza en mi palma.
Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo, tanto para nosotros como para nuestra familia.
Teníamos que sanar nuestras heridas tanto físicas como emocionales y construir una nueva vida, lejos del pasado que nos había atormentado durante tanto tiempo.
Después de todo lo sucedido, el ambiente de los siguientes días fue tenso y pesado, y a pesar de la tranquilidad relativa que nos ofrecía este lugar, cada uno de nosotros llevaba consigo el peso de lo ocurrido, las noticias eran el orden del día, y nadie dejaba de hablar en el mundo, sobre que el imperio de Slim, había caído.
Decidimos dejar ese refugio temporal y buscar un lugar donde pudiéramos empezar de nuevo.
Un lugar donde pudiéramos reconstruir nuestras vidas y encontrar la paz que tanto anhelábamos.
Organicé todo para salir de la casa temporal e invité a Cristian dos semanas después a ir a Cancún.
Allí rentamos una casa frente al mar y desde el momento en que llegamos, la sonrisa de Sofí, al verlo, solo me refrescó el alma.
“¿Qué te parece?”.
“Infinito… increíble”, me encantaba su inocencia después de todo.
Sofía y yo éramos bastante intensos con lan, así que a pesar de que teníamos la ayuda de Lucia, Sofí siempre buscaba la forma de estar encima de él.
“Es muy chico”, ella me dijo mientras estábamos en la sombra y Cristian y Lucia se bañaban en la playa y parecían conversar.
“Es enorme… será el más guapo de todo”.
Besé la nariz de lan, mientras sentí la mirada penetrante de Sofí.
“¿Qué pasa?”.
“Ni en mil años me imaginé esto”.
“No recordemos el pasado”, Sofí negó.
“¿Cómo no? Es imposible olvidar que la vida me hizo tropezar contigo para conocer a este chico hermoso, y enamorarme del hombre más especial de todos”.
Ella sabía cómo volverme loco.
“Recordar el pasado, también nos hace valorar, Gael”.
“¿Gael?”.
“Mi amor”.
Sofí se rio, y me senté a su lado.
El sol se ocultaba en el horizonte, y hubo un silencio entre nosotros, miramos cómo el mar borraba las huellas de nuestros pies en la arena.
Ya sentía que los nuevos capítulos entre nosotros estaban comenzando, y esta vez, estaba decidido a hacerlo diferente.
Porque a pesar de todo, he aprendido que, las mejores cosas se obtienen, cuando te esfuerzas mucho por tenerlas.
Y mirando a Sofí, lo sabía, daba la vida por ella, las veces que me la pidiera.
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