Vendida como novia de un magnate -
Capítulo 61
Capítulo 61:
POV Gael.
“Pensé que nos iríamos a E$tados Unidos”.
Negué.
“No estás en condiciones de viajar, ni lan tampoco…en unos meses cuando ambos tengan mucha fuerza”.
“Gael… ¿La abuela?”.
“Quiere venirse”, sonreí.
“Hablé con ella”.
“Quiero verla”.
“Y ella a ustedes… pero no puede venir, no aún”.
“Imagino que sufrió un shock al verte vivo”.
“Si… lloró mucho, y créeme, quiero correr e ir a abrazarla, pero no es el momento”.
Y era verdad, no podía exponer a la abuela. Ni Rafael ni Slim podía encontrarme puntos de venganza.
“¿Qué vas a hacer?”.
“Nos iremos temprano, te dejaré en casa después de unas horas, y… luego tendré que salir de nuevo”.
“Gael”.
“Sofí… tal vez no vuelva el mismo día… tal vez junto a Cristian, demore algunos días, pero serán los últimos en que no esté junto a ti”.
Vi como a ella le tembló la boca, sin embargo, la abracé enseguida.
“¿Sabes que lo eres todo para mí? ¿Lo sabes?”.
Sofí unió su boca a la mía, y le respondí de forma inmediata.
“Por favor… por favor”, a ella se le escurrieron las lágrimas.
“Regresa”.
“Lo haré, lo juro”.
“Recuerda que… lo importante es que estemos juntos y seguros, Gael”, dijo con determinación.
“Si eso significa que tenemos que pasar por esta prueba, de nuevo, entonces haré lo que me digas, pero por favor… tienes que estar con nosotros”.
Tomé el rostro de Sofí, y asentí.
“Lo juro… estaré con ustedes”.
Vi dormir a Sofí casi toda la noche, incluso estuve despierto cuando le trajeron al bebé, para quedarse definitivo en sus brazos. En medio de la madrugada noté como ella se incomodaba para que él estuviera seguro en sus brazos, y no pude resistirme a que me ardieran los ojos ante la escena.
Una lágrima rodó por mi mejilla. Tenía una familia, una familia que cuida, proteger… y eso rompió todos los esquemas dentro de mí. Parpadeé varias veces cuando vi la madrugada y me acomodé la chaqueta, mientras apretaba mis dedos.
Lamentaba mucho que la ciudad prontamente estuviera envuelta en el caos, pero la ruina para Rafael, como para Diego, solo estaba a unas horas. Y lo vería con mis propios ojos.
“Por favor, sea cual sea el caso, no duden en llamarme”, apreté la mano al doctor, mientras todo el equipo que había preparado Cristian, estaba allí a nuestro alrededor.
Sofí tenía al bebé en sus brazos y había una amplia sonrisa en su boca.
“Todo está listo, saldremos desde el sótano”, Cristian informó, y nos pusimos en marcha.
Salimos del hospital en autos blindados, el médico no podía informar a nadie, ni en el mismo sistema del hospital que íbamos de salida, y cuando nos adentramos a las calles, yo solo tenía mi mano en medio de un arma oculta, mientras miraba a todas partes.
“Es precioso… sus cachetes están más gorditos”, sonreí para ella y le di un beso en la cabeza.
Pero a la vez miraba al conductor por el retrovisor, para que saliera a las autopistas.
Mis hombros estuvieron tensos en todo el camino, y de alguna forma, ese día llegó a mi mente, sin embargo, en media hora más el camino estuvo despejado, y nos tomó al menos una hora más en llegar a nuestro destino.
La casa grande y de una sola planta estaba rodeada de árboles, y todo tipo de vegetación. Las rejas fueron abiertas, y sonreí cuando el rostro de Sofía se transformó.
“¡Qué bella es!”.
“¿Te gusta?”, el auto se detuvo y la ayudé a bajar, lan abrió un poco los ojos y ambos sonreímos al ver su entre ceño.
“Es maravillosa”.
Pero de pronto, se escuchó un estruendo a lo lejos como un trueno y supe que era hora de irme.
“¿Qué fue eso?”, mis hombros se alzaron y abracé a Sofí.
“Tal vez va a comenzar a llover, es mejor que no metamos en casa… ¿Te gustó entonces?”.
“Me encantó”.
Demoré más de lo necesario despidiéndome, y los ojos de Sofí me decían mucho, pero era necesario por un momento.
“No te preocupes, iré con Cristian… resolveremos muchos asuntos”.
“Así es, yo cuidaré a mi hermano mayor”.
Sofí sonrió a mi hermano negando y yo le apreté los hombros a Cristian.
“Por cierto, Sofí, ella es Lucia”.
Me giré para ver una nueva chica. Parecía un poco sacada de contexto y algo temerosa. Incluso muy joven cuando asintió como si fuese una esclava hacia mi esposa.
“Hola”.
Sofía saludó con una sonrisa y miró a Cristian como si quisiera una explicación.
Pero eso no iba a suceder ahora mismo.
“Ella te ayudará en todo lo de la casa… así que, cualquier cosa que no te guste, solo dime”.
Sofía asintió, y volví a ella para abrazarla y darle un beso en la boca.
“Tendré mi teléfono… cualquier cosa, por mínima que sea, siempre estoy disponible para ti”.
Ella asintió tocando mi rostro.
“Te amo”.
“Te amo más”.
Salí de la casa y mi hermano detrás de mí.
“Acaba de caer el edificio más importante de Slim… no había entrado ni una persona”.
Solté el aire y asentí.
“¿Cómo está la prensa?”.
“Loca”.
El auto comenzó a andar, y tomé mi celular para dirigirme a algunas manos que estaban moviendo asuntos en esta hora.
“Su inversor en la bolsa, cometerá el primer error a las nueve… así que faltan minutos… luego de eso… caerá sus inversiones en picada”.
“Es perfecto”, dije y luego conduje la llamada.
“¿Dónde está ahora?”.
“Entrando a un discurso del senado”.
“¿Tienen todo listo?”.
“Si, señor, en el momento en que comience, se reproducirá el video a sus espaldas”.
“Pronto llegaré”.
“Solo nos queda media hora”.
“Estaré allí”.
Colgué la llamada y miré a mi hermano.
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