Vendida como novia de un magnate
Capítulo 46

Capítulo 46:

POV Sofía.

“Sofí, lo lamento, pero Gael está muerto, y estoy aquí para ti… ¿Cómo podríamos con todo esto de por medio?”.

“Diego”.

“Por favor”.

Él tomó mi rostro.

“Tienes que creer en mí, terminaremos este proceso pronto, tú me dijiste que harías el intento, por favor”.

Lo miré directamente y luego vi a Cristian discutiendo con la abuela.

“Está bien”.

Diego soltó el aire, y luego tomó mi mano.

Una mano que observé unida a la mía, y que no dejé de mirar hasta que estuvimos con ellos de nuevo.

“Lamentamos dejarlos por un momento”.

“No pasa nada, cariño. ¿Está todo bien?”.

Asentí pasando un trago.

“Gracias, Cristian, por tu oferta “, fue la primera vez que me dirigí a él con tanta firmeza.

“Y por preocuparte por mí y por el bebé, la abuela sabe que…he tomado una decisión y me quedaré en México un tiempo… espero que puedas entenderlo”.

Cristian asintió con una mirada seria, aunque no parecía del todo satisfecho con la respuesta. Miró nuevamente a Diego y luego a mí.

“Entiendo. Pero quiero que sepas; Sofía, que estay aquí para ayudarte en lo que necesites. Gael era mi hermano, y aunque no pudimos estar juntos en sus últimos momentos, quiero hacer todo lo posible para mantener su legado y su memoria. Si en algún momento necesitas ayuda o decides cambiar de opinión, no dudes en hacerlo”.

Asentí con gratitud hacia Cristian, era un gesto sincero, y aunque la situación era complicada, sabía que tenía que aceptar la ayuda que se me ofrecía.

“Gracias, Cristian. Tu apoyo significa mucho para mí y para el bebé. Igual eres su tío”.

Diego, que había estado en silencio durante esta conversación, finalmente habló.

“Estoy seguro de que Sofía aprecia tu oferta, pero por ahora, ella se quedará bajo mí cuidado. Hemos estado trabajando en un plan para lidiar con la situación legal y proteger los intereses de Gael. Siéntete libre de unirte a nosotros en esta lucha si así lo deseas”.

“Entiendo que hayas estado apoyándola, y estoy agradecido por eso, pero como su hermano y ahora su único pariente cercano, siento que tengo la responsabilidad de cuidar de ella y del bebé. Así que, me alejaré un poco porque es lo que desean, pero estaré al tanto de todo… y no importa que me avises. Sobre mi hermano, haré mi propia investigación”.

Diego suspiró y habló con calma, tratando de llegar a un acuerdo.

“Nadie está discutiendo tu responsabilidad, Cristian”.

“Perfecto, estamos de acuerdo en algo”, Cristian lo cortó.

“Y si me disculpan, debo irme con mi abuela ahora”.

Parpadee rápidamente ante su rudeza, y la abuela le puso una mano en el brazo.

Miré a Diego por un momento, y él entendió que debía dejarnos solos en este momento.

“Cualquier cosa, estaré en mi despacho”.

Asentí hacia él, y luego todos nos quedamos en silencio esperando quedarnos solos. Levanté la mirada a la abuela, y caminé rápido para abrazarla.

“No concibo la idea de tenerte lejos”.

Ella correspondió mi abrazo y me besó en la cabeza una vez no sentamos en un sofá.

“Cualquier cosa. cualquiera no dudes en llamarme”.

Asentí, pero prontamente tuve al hermano de Gael frente a mí.

“O… puedes irte con nosotros. de una vez”, apreté mi boca.

“Lo siento… pero hay una cuenta pendiente… y me es necesario dejar las cosas claras aquí por Gael”.

“Sofía… cuando el bebé nazca… yo le daré mi apellido, el apellido de mi hermano… él tendrá su herencia, no te preocupes. Nada les faltará”.

Tomé una aspiración, y luego asentí.

“Muchas gracias”.

“Conocí a mi hermano lo suficiente, como para saber que él prefiere que su hijo tenga su apellido”.

“Apoyo eso, Sofí”, la abuela intervino, y tomé sus manos para asegurarle.

“No huyo de ti ni de la familia de Gael, sabes muy bien por qué me quedo… pero eso no significa que ustedes no tienen derechos sobre mi hijo también”.

Fue muy difícil despegarme de esos brazos.

Acompañé a ambos a la salida, y cuando Cristian metió a la abuela en su auto, él se detuvo mirándome.

“Viajaremos hoy mismo, pero vendré la próxima semana, te llamare, Sofía”.

Asentí lento.

“Muchas gracias”.

“A ti, por favor. no olvides a mi hermano”.

El hombre se metió en el auto, y luego arrancó, mientras sus palabras, se calaron en mi pecho de forma profunda.

Tres días pasaron y mis dudas aumentaban, estaba desesperada porque el tiempo, o más bien los hechos ocurrieran.

No quería presionar a Diego, pero estaba en mi punto límite cuando él llegó a la casa donde me estaba quedando.

“Diego”.

“Tranquila, mira”.

Él encendió una pantalla plana y puso el suficiente volumen a las noticias.

Allí estaba viendo a Don Rafael caminando apresurado con un montón de reporteros a su alrededor haciéndoles preguntas

“¿Es verdad que está implicado en la muerte de su hijo?”.

“¿Qué dice de los hechos que lo involucran en el accidente donde murió su esposa?«.

“¿Es verdad que su actual esposa viene de la trata de personas?«.

Tuve que poner mis manos en la boca, sin poder creerlo.

“Esto seguirá por días… se hará un escándalo en el senado, y espero sea destituido de las filas de elección y no solo eso estará bombardeado por dos semanas en los periódicos y noticieros, hasta que la policía nacional deba hacer algo de forma obligatoria”.

Mi boca tembló un poco y solo pude centrarme en la mirada de ese hombre que solo trataba de escapar de los reporteros.

“Hay que presionarlo, incluso hasta que grite todo lo que ha hecho”.

“Eso sucederá. ahora… lo que no está muy fácil, es lo de Camila Kosh”.

Apreté mis dientes.

“¿Por qué le dices así?”

“Sofí”.

“No”.

Caminé directo hacia la escalera, pero de inmediato Diego tomó mi brazo.

“Sofía”.

“Déjame por favor”.

“No, espera”.

Él me atrajo con fuerza, e incluso mi cuerpo se estrelló con él.

Mi boca se torció cuando sentí una punzada en mi barriga, y él se dio cuenta de su error.

“Lo siento Sofí”.

“Quiero estar sola”.

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