Vendida como novia de un magnate -
Capítulo 21
Capítulo 21:
POV Sofía.
Mis manos se soltaron de él enseguida, mientras mi estómago se revolvió un poco.
Y aunque había tenido la noche más maravillosa de todas, ahora tenía el peor día.
Estaba sentada por la tarde en la cama de mi habitación, en la mansión, aun procesando las palabras de esta mañana por parte de Gael.
El peso de sus revelaciones, aunque era solo la mera tapa, me había dejado completamente atónita. La oscuridad que rodeaba su pasado era más profunda de lo que había imaginado, y este nudo en mi estómago no se deshacía aun cuando pasaron horas.
Me encontraba en una encrucijada, atrapada entre… lo que estaba comenzando a sentir por ese hombre, y la verdad aterradora que se avecinaba.
Unos toques en la puerta me hicieron saltar de repente, y luego una de las mujeres que se encargaban de la limpieza, abrió la puerta.
“Perdoné, seño… el señor Koch nos ha pedido que mudemos sus cosas a la habitación principal”, me levanté de la cama.
“¿Cómo?”.
“Todas sus cosas a la habitación del Señor Koch… ¿Puedo enviar a las chicas?”.
Asentí de forma lenta, y a los siguientes minutos, varias mujeres comenzaron a recoger mis cosas.
Me sorprendí el doble al entrar a la habitación principal, donde el closet era como otra habitación y el baño tan espacioso, que me resultaba innecesario. Todo en este lugar olía a él, sábanas grises, y todo perfectamente colocado en su lugar.
Se parecía a él, hermético, y sombrío. No pregunté ni anduve mucho por la casa, pero
cuando vi que eran las seis de la tarde, comencé a arreglarme y a tomar un baño largo, porque lo necesitaba para esta noche.
Cada vez que cerraba los ojos, mi mente se llenaba de imágenes, de su boca ávida, y su forma de tocarme.
Me coloqué otro vestido, esta vez que llegaba debajo de mis rodillas, y que en ambas piernas tenía una pequeña abertura delicada. Arreglé mi cabello y bajé cuando se hizo la hora.
Noté que doña Helena también estaba arreglada para salir, y me sentí mucho mejor de que nos acompañara.
“¿Va a la cena?”.
Ella abrió los ojos negando ante mi pregunta.
“No… no podría… no hablo con ese hombre. Gael es el único que”, en el momento caí en cuenta de que se trataba de su hija y asentí.
“Entonces… ¿Va de salida?”, traté de cambiar el tema.
“Si cariño, a una cena con unas amigas. Espero que no la pases tan mal en esa casa”.
Sus ánimos no me ayudaron mucho, pero cuando ella se despidió de mí en la mejilla, Gael apareció en la puerta para buscarme.
“Buenas noches”, saludo. Me puse tensa, pero alcé mi barbilla con algo de dignidad.
Él se despidió de la abuela, y luego tomó mi mano para besarla.
“Te ves hermosa”, asentí en silencio, y caminé.
“¿Estás bien?”
“¿Importa?”.
Gael achicó los ojos y le indicó al chofer que el mismo manejaría.
Ambos nos pusimos en marcha y luego sentí cómo su mano se posó en mi pierna.
El viaje en el auto transcurrió en silencio. Mi mente estaba llena de pensamientos tumultuosos y emociones encontradas. Sentía la presencia de su mano en mi pierna, pero mis pensamientos estaban enredados.
Me estremecí y recordé el día que estuve en esta mansión por primera vez con rosa negra, y no pude ocultar mi reacción para cuando llegamos. Estaba reviviendo esos momentos de mi papá enfermo y como no vi las consecuencias con el fin de salvarle la vida.
Cuando Gael estacionó, no esperé que se bajara, tomé la manilla y me bajé del auto, y me apresuré a limpiar una lágrima cuando él me tomó de la cintura, y me hizo mirarlo.
“No quiero obligarte a nada… podemos irnos ahora mismo”.
“Ya estamos aquí”.
“Sofía, sé que esto es complicado para ti… pero nunca lo entenderías”.
“No importa que no lo entienda, al fin al cabo, no tengo nada que decir, ¿No es así?”.
“¿Qué?”.
“Olvídalo”, intenté caminar, pero él me retuvo.
“¿Qué quisiste decir?”.
“Nada”.
“Sofía”.
“Estoy contigo, Gael… y es lo que importa ahora”.
“No”, su cuerpo me haló al suyo y luego me susurró en la boca.
“No estás dentro de mi juego Sofía… pero eres mi mujer”.
Lo miré a los ojos mientras mis células se alteraron, y de un momento a otro, sentí que era incluso mucho más fuerte.
Asentí ante sus palabras sin dejarme llevar por la situación y dejé que él enredara los dedos con los míos, para juntos caminar a la entrada, donde nos esperaba aquellas mismas puertas grandes de aquella vez.
Un hombre nos hizo pasar, pero miró a Gael como si no lo esperara.
“Señor Koch… ya están en el comedor, lo anunciaré”.
“No te preocupes… iremos”.
Caminé tratando de mantener sus pasos apresurados, y luego nos detuvimos ante un comedor enorme, donde los asientos estaban llenos.
Don Rafael estaba de pie con una copa en su mano, y, de hecho, había otra chica a su lado, mientras yo no podía creer lo que estaba ocurriendo.
“Espero no haber llegado tarde”, los ojos de las personas presentes vinieron a nosotros, y su padre lo miró con fiereza.
“Llegas a tiempo”.
“¿De verdad?”, todo estaba concentrado en sus palabras llenas de ironía, de parte y parte, tuve que volver mis ojos, para que Don Rafael me regresara la mirada.
“Sofía… hermosa… bienvenida”.
La chica que estaba a su lado lo miró, y supe de inmediato que estaba en el mismo modo operandi.
Y de hecho sentí la misma repulsión.
“¿Saben todos tus amigos íntimos sobre tu futura esposa? Imagino que esto es lo que celebran, ¿No es así?”.
Don Rafael se puso un poco pálido y pude notar que los presentes eran personas importantes para él.
“Todos saben que ese día, a mi futura esposa, se le presentó un caso familiar… estamos redimiendo el momento, pero dentro de poco, se subastará la boda, como lo anuncié en la prensa… a diferencia de ti, hijo mío, me gusta que todos sepan cuándo amo a una mujer”.
Mis ojos se abrieron, Era evidente que nadie había visto mi rostro aquel día, y que este hombre era más repugnante de lo que creía.
Gael se rio con ganas, mientras los invitados se miraban unos a otros.
“Te haré un espacio en la mesa, hijo mío… pero ¿Quieres venir un momento antes?”.
Lo que le preguntó Don Rafael fue como una advertencia, pero Gael solo sonrió.
“Después padre… no podemos hacer esperara los invitados, ni mucho menos a tu futura esposa, que ya ha tenido otros inconvenientes”.
Aquella chica estaba mucho más nerviosa que yo y pude notar el agarre fuerte que ese viejo tenía en su mano.
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