Vendida como novia de un magnate -
Capítulo 19
Capítulo 19:
POV Sofía.
Quería tirarme en el suelo y suplicarle que me hiciera suya, pero a este hombre le encantaba castigar con el placer. Tuve que pegarme a su cuerpo y abrazarlo, mientras mis uñas se clavaban en su camisa.
Él sabía el punto exacto donde estaba tocando, y yo parecía estarme desmoronando, sola en su mano. De un momento a otro, su otra mano tomó mi cabello.
“¿Lo puedes entender?”, echando mi cabeza para atrás, besó mi boca con fiereza.
Las sensaciones eran demasiadas para mí, el beso era tan exquisito con el toque, y parecía que ambos se conectaban en mis células exactas para volverme loca.
Y no sé en qué momento, pero él alzó mis piernas a su rostro, y todo su cuerpo, recostó al mío en la panorámica, mientras alguien llamado Sofía, se movía contra su mano.
“¡Cielos…!”, eché mi cabeza hacia atrás, liberándome del beso, pero sus dientes vinieron a morder mi boca, mientras sus dedos se volvieren hábiles dentro de mí.
Todo se unió en ese momento, incluso mis ojos se volvieron nublados, y una punzada de ardor, dolor, extremo placer a la vez, me sacó de mis formas.
Intenté expulsar lo que sentía cuando apreté mis dientes, intentando liberar mi garganta, pero Gael, atrapó mi boca y se tragó todos mis g$midos de forma posesiva.
Era demasiado…
Mi cuerpo convulsionó, mientras yo aún continuaba friccionándome en su piel, que parecía arder como la mía, sus manos tomaron mi rostro para mirarme detenidamente, mientras yo susurré.
“Gael… esto”, sin embargo, él me interrumpió.
“Esto apenas comienza… ahora, si estás lista”, mis ojos se abrieron pasando un trago grueso y ambos bajamos la mirada cuando él sacó sus dedos de mí, que tenían una mancha de sangre en ellos.
Mis mejillas se pusieron rojas, pero no me intimidé en lo absoluto. Sin embargo, su mirada se frunció en un ceño, y luego, miró mis ojos.
“Soy… tu primer hombre”.
Apreté mis dientes sin responder, pero abrí mi boca intentando decir algo.
“Lo eres”.
Vi un brillo sin igual en sus ojos, y luego pegándose nuevamente hacia mí, volvió a tomar mi rostro para susurrar en mi oído, mientras mis sentidos intentaban volver al mundo.
“¿Recuerdas los niveles? Pues he desbloqueado uno en mí mismo, Sofía… porque ahora, quiero ser el único para ti… ¿Lo puedes entender?”.
Ninguno de los dos nos estábamos mirando, pero no hacía falta, porque esas palabras me habían desarmado por completo.
La habitación parecía envuelta en un aura de intensidad y pasión que me hacía sentir viva de una manera que nunca había experimentado, junto a esas palabras que literalmente se había marcado en mis entrañas.
Él se separó un poco delineando mis labios con sus dedos, pude notar que el aire estaba cargado con la electricidad entre Gael y yo. Lo miré a los ojos, viendo la determinación y el carácter en su mirada, y supe que estaba a punto de embarcarme en un viaje completamente nuevo y quizás peligroso.
Me dejé llevar por sus manos expertas, permitiéndole deshacerse de mi ropa íntima mientras su aliento ardiente rozaba mi piel desnuda. Cada toque suyo era como una llama que encendía un fuego ardiente dentro de mí, y mi cuerpo respondía con ansias que ni yo misma conocía.
“Nunca vas a olvidar este día”, él lo dijo con determinación.
Sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho, eso, sin contar que la vida me temblaba entera ante lo que acababa de experimentar, sus manos tomaron las mías, y en tono seductor, me arrimó poco a poco a una enorme cama, mientras su boca exploraba mi piel de manera arrebatadora.
Cada roce, cada caricia, despertaba sensaciones desconocidas que recorrían mi piel como pequeñas descargas eléctricas.
Sus ojos oscuros me devoraban con una intensidad que me hacía sentir completamente vulnerable, pero a la vez deseada de una manera abrumadora. Mi respiración se aceleraba con cada movimiento suyo, cuando sus labios encontraron los míos nuevamente, el beso era más ardiente y más apasionado.
Sus manos exploraron cada centímetro de mi piel, trazando senderos de fuego que dejaban una estela de sensaciones imborrables. Cada caricia, cada beso, construía un puente entre nosotros, una conexión que iba más allá de lo físico. Era como si estuviéramos comunicándonos en un lenguaje secreto que solo nosotros entendíamos.
Mis manos no se quedaron quietas, buscaban su piel, ansiaban sentir su calor bajo mis dedos. Cuando mi piel entró en contacto con la suya, una chispa recorrió mi espina dorsal, y un gemido escapó de mis labios.
Gael sonrió contra mi boca, disfrutando de la forma en que respondía a él.
Noté cuando se quitó de mí para quitarse lo que quedaba de ropa y me estremecí entera al ver su cuerpo desnudo.
Su cuerpo estaba tonificado, era atlético, y algo bronceado, Sus manos fueron rápidas al quitar mi ropa interior, y luego se acercó lentamente a mi boca diciendo:
“Ábrete para mí”, al principio, lo entendí muy básico, pero él iba en otra dimensión.
Tomó mi mano para colocarla en su miembro y luego me direccionó.
Mis ojos se cerraron ante el impacto y la invasión. Y aunque él ni siquiera se movió, se me cortó la respiración cuando sentí la presión en todo mi centro.
“Quiero escucharte Sofía… no te reprimas”.
El aliento salió de mí, mientras intentaba acoplarme. Gael se movió suave, pero de forma devastadora, su mano estaba abierta en mi pecho como si hiciera presión, y sus labios se movieron desde mi boca hacia mi cuello, dejando un rastro de besos y mordiscos que encendían mi piel.
Sus manos luego fueron a mis caderas como si me estuviera enseñando el ritmo del acto, y sus movimientos hicieron que gimiera con fuerza.
“¡Gael…!”
“Así es… dime quién soy”.
Me apretó la mandíbula haciendo que lo mirara y luego aceleró sus embestidas contra mi cuerpo.
Y era demasiado grande, demasiado extremo lo que se construía en mi interior.
Mi respiración se volvió más entrecortada, y los g$midos que escapaban de mis labios se mezclaban con los suyos. Gael sabía exactamente como tocarme, cómo acariciarme, cómo llevarme al borde de una dulce agonía y luego retroceder.
“¡Dime!”.
“Eres… eres… mío”.
Quizás no se lo esperaba, pero sus destellos, su mandíbula apretada, hicieron que saliera de mí y se sentara en la cama, para tomarme como una muñeca y sentarme en su torso.
Sus brazos abrazaron todo mi cuerpo y el que mi piel se rozara con la suya, fue demoledor.
Sus labios besaron mis pechos, mordieron mi piel y también apretaban duramente mis glúteos contra él, ni siquiera sabía cuántas espirales habían estallado en mí, ahora mismo podía decir que era cierto, él me había hecho olvidarme de mi existencia.
Sin embargo, con Gael Koch todo era ir al límite, porque sus embestidas pasaron de ser rápidas a profundas y su cuerpo, literalmente, se estaba consumiendo el mío, Su mano tomó mi nuca presionándola para hacer que nuestras bocas se unieran, y se gestara un beso que incluso dolió.
La tensión se acumuló dentro de mí, creciendo con cada instante que pasaba. Mi cuerpo parecía estar al borde de una explosión, y cuando finalmente llegó el cl%max, fue como sí todo el universo hubiera convergido en ese momento,
Mis sentidos se vieron inundados por una oleada de placer abrumado y mi voz se unió a la suya en un coro de g$midos que llenaron la habitación.
Su cuerpo cayó para atrás, y el mío encima de él. Y aunque intenté apartarme, él cubrió mi cuerpo con sus brazos y luego susurró en mi oído.
“No se te ocurra sepárate”, su boca besó mi nariz, mientras mi aliento trataba de acompasarse.
“¿Te duele?”.
Asentí lento.
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