Una noche de resaca
Capítulo 6

Capítulo 6:

Tras colgar el teléfono, Elaine pensó que estaba alucinando. ¿Una recién graduada de secundaria como ella podía recibir un aviso de entrevista de una gran empresa? Jajajaja… hace un momento, el director de Recursos Humanos la había llamado ¿Qué empresa había dicho? Ah, el Grupo Tianyi.

«Me suena, qué raro, de todas formas, voy a una entrevista, ¡Oh sí!». Elaine saltaba de alegría.

Gracias a su belleza, inteligencia y elocuencia, Ellie encontró trabajo en un restaurante de comida rápida. Todo lo que hacía esta chica era mejor que ella, su boca dulce y su aspecto de z$rra, gustaban a muchos chicos. A los pocos días de estar en el restaurante, dos de los otros empleados de tiempo parcial ya se le estaban insinuando.

Según Ellie, los dos tipos le arrebataban la mitad de las tareas, y ella estaba disfrutando de su cómodo tiempo en el restaurante.

¡Hmph! ¡Los ojos de Elaine se volvieron ardientes mientras apretaban sus puños! Ellie, ¡Solo espera! ¡Esta vez tu hermana te va a devolver el golpe! Esta vez te ganaré.

Al día siguiente, Elaine se arregló un poco y tomo el autobús hacia el Grupo Tianyi.

«Vaya… este edificio es tan alto que hay decenas de pisos, ¿Los del último piso no tienen miedo? ¿No temen una recreación del 911?». Elaine se quedó abajo, protegiéndose los ojos con las manos, forzando el cuello al mirar hacia arriba.

Varios trabajadores de cuello blanco pasaron junto a ella, desdeñosos de su mirada inexpresiva.

De repente, un grupo de personas caminó hacia ella, escoltaban al hombre alto del centro. Llevaba una camisa lila, recta pero imponente, con una gabardina beige encima; en conjunto, parecía elegante y digno. Por desgracia, no podía verle la cara, pues llevaba unos lentes de sol tan grandes que le tapaban la mitad del rostro.

«Sus labios son finos, se dice que las personas con labios finos son crueles e indiferentes». Elaine se fijó en su boca a unos metros de distancia y la definió en secreto.

El guardaespaldas escoltó al llamativo hombre hasta el interior del edificio, sin saber si se trataba de una ilusión de Elaine, aquella persona que caminaba junto a ella, se detuvo y se giró, dirigiendo a Elaine una mirada.

Elaine abrió la boca con sus ojos redondos mirándola fijamente. ¿Para qué me estaba mirando? No lo conozco.

Los finos labios del hombre se curvaron de repente, como una mueca, ¡Absolutamente cautivadora! Entonces, mientras el cerebro de Elaine seguía en blanco, él ya había entrado apresuradamente en el edificio.

«Maldita sea, cuando el hombre sonrió, ¿Por qué me recordó a la sonrisa de un cocodrilo? Da miedo, demasiado miedo». Elaine se tocó la piel de gallina de los brazos y entró corriendo en el edificio.

«¿Eres Elaine?». El Director de Recursos Humanos se subió los lentes de montura negra y luego miró su currículum desaliñado y sin pretensiones. ¿Ya era adulta esta chica? ¿Tenía catorce años? ¿O quince? Parece tan joven, ¡Como mucho parece una estudiante de secundaria! No es muy alta, alrededor de 1,6 m de altura, y tiene un flequillo que la hace parece más infantil.

Elaine sonrió como una tonta y asintió furiosamente: «Sí, sí, soy Elaine».

El Director de Recursos Humanos siguió frotándose las sienes adoloridas: «¿Estás segura de que ya tienes dieciocho años?».

«¡Sí! ¡Sí! Mi cumpleaños es en abril, así que ya tengo dieciocho años y tres meses». Una vez más, Elaine tuvo ganas de llorar. Cuando la gente la veía por primera vez, siempre le preguntaban por su edad real. No era su culpa ser tan bajita y tener una cara de bebé junto a una mirada de tonta. Ay, ya era tonta, era miserable.

«¿Tienes tu carné de identidad?».

«¡Sí! ¡Tome!». Elaine se apresuró a entregar su carné de identidad. El Director de Recursos Humanos miró la imagen de la chica en el carné de identidad y volvió a suspirar; ¿Qué le pasa al vicepresidente? ¿Por qué lo hizo tomar la iniciativa de ponerse en contacto con esta chica para que viniera a trabajar? Sospechaba que con esta contratación le denunciarían por contratar mano de obra infantil.

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