Una noche de resaca
Capítulo 13

Capítulo 13:

«¿Estás bien?».

«No pasa nada, no pasa nada, después del pequeño susto que me has dado, casi se me sale todo. Ahora estoy mejor porque he usado agua para calmarme». Elaine fue muy sincera, agitó las manos y puso los ojos en blanco.

La expresión de Emmett no pudo evitar enfriarse de nuevo, no pudo evitar acordarse de la imagen de ella aplastada contra la mesa… suspiró internamente. Por eso cuando se perdía una oportunidad, no se volvía a repetir… tendría que haberla besado violentamente hace un momento…

«Elaine, creo que tú, que ya has terminado la secundaria, deberías haber entendido lo que acabo de decir, ¿Verdad?». Emmett se levantó lentamente de la silla, con paso pausado, acercándose a Elaine.

Era muy elegante y digno, la forma y la expresión que tenía mientras caminaba hacia ella era igual que la de un rey en un paseo, ¡Pero! El aura que le daba, era como si estuviera a punto de tragársela viva, Elaine estaba tan asustada que quiso salir corriendo un par de veces y luego invisible.

«Un… Comprendo…». Elaine asintió con la cabeza.

La imponente presencia de un metro ochenta de Emmett ya estaba frente a ella. De la barbilla de Elaine colgaban varias gotas de agua cristalina, sus manos seguían aferradas a la taza, mirándole con los ojos abiertos de par en par. Era demasiado alto, y cuando estuvo a escasos centímetros de ella, tuvo que levantar la cabeza. ¡Qué pena! ¿Por qué tiene que ser tan alto?

Las pocas gotas de agua que le colgaban de la barbilla le hacían cosquillas, estas cosquilleaban tanto el corazón de Emmett que su respiración se volvió desordenada y áspera. Con una mano apretándole la mandíbula y los labios casi rozándose le dijo: «Entonces dime, ¿Qué has entendido?».

Palpitando… Elaine sintió que iba a morir en ese momento. Daba miedo ¿Por qué este Presidente Smith, que no es muy viejo y parece una estrella, da tanto miedo cuando se acerca a la gente? ¡Parece como si estuviera a punto de comérsela!

«Un…entendido que… tu única noche como gigoló costo 10 millones de dólares…».

Emmett tomó aire y bajó la voz: «¡Quita la palabra ‘gigoló!’».

«Oh, oh… tu precio por una noche es de diez millones dólares…».

«Entonces, ¿Cuándo me pagarás?».

«Yo… no puedo pagarte esa cantidad…».

Emmett sonrió por fin, con los labios rojos bien abiertos: «Claro que no puedes permitírtelo. Dime, ¿Cómo puedes pagarme mis diez millones de dólares?».

Los labios de ambos estaban muy cerca, y el aire caliente de su aliento se esparció por la cara de Elaine, apenas podía abrir los ojos.

«Bueno, Presidente Smith, ¿Puedes hacerme un descuento?». Exclamó Elaine con un grito atorado en la garganta.

Emmett giró la cara de repente para evitar que Elaine viera su expresión y se rió internamente.

Jajaja, esta chica… es tan interesante. ¿Descuento?

Girando de nuevo la cara, ¿Cómo iba a poder contenerse? Emmett ajustó ligeramente el ángulo de su cara, encontró la dirección correcta, ¡Y fue directo hacia sus labios rosados! Besándola con gran fanatismo. Una mano se aferró a su cintura, impidiéndole moverse, y otra se metió entre su cabello frotándolo suavemente.

La pequeña Elaine era como un conejito blanco, totalmente envuelta en los brazos de un lobo que tenía las garras y los dientes afilados. ¡Elaine estaba completamente perdida!

¡Nunca había vivido una situación así!

¡Un beso! ¡Y un beso salvaje! ¡Fue como un torbellino!

¡Ella, ella, ella era alguien que aún no ha dado su primer beso!

La lengua en su boca no la escuchaba, fue burlada por la lengua extraña que se abalanzó sobre ella. Seguida de una oleada de ira, intentó empujarlo hacia afuera, pero fue inútil. Su lengua se había instalado firmemente dentro de su boca.

Al final, no le quedaban fuerzas, sólo se aferraba a su ropa, se ablandaba en sus brazos y le dejaba hacer lo que quería.

¡Emmett sintió que su cabeza se volvía loca!

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