Una mamá psicóloga -
Capítulo 9
Capítulo 9:
POV Jeremías
Lizbeth se levanta de un salto mientras golpea mi costado con su bolsa mientras grita como la loca que es.
“¿¡Acaso todos los p%rvertidos van tras de mí!?”
Una vez en pie de la vuelta para mirarme y sus ojos se ensanchan aún más.
“¡Usted, le dije que me dejara en paz!”
“¡Cásate conmigo por favor!, no pienso dejarla en paz hasta que aceptes”
POV Lizbeth
Miro al hombre que me tiene sujeta del brazo, siento mi corazón latir acelerado ante lo que acaba de pasar.
El chico de la bicicleta regresa hasta donde estamos el Señor Mark y yo.
“¿Se encuentre bien, señorita?”, dice con preocupación
“Estaba distraído, no sabía si…”
“Todo está bien, yo también…”
“¡Está en un parque con niños!”, grita entonces el hombre entrometido que sigue sujetándome del brazo.
“¿Cómo puede ir de esa forma, que cree que hubiese pasado si no llego a apartarla de su camino, voy a reportarlo a la policía y…”
“Por favor, señor, lo lamento mucho por su esposa, pero no tengo dinero para…”
“¡Él no es mi marido!”, grito.
“Y no le prestes atención, puedes irte”.
“¡No puedes irte!”
Comenta otra vez este hombre entrometido a mi lado.
Trata de tomar al chico del brazo, pero no se lo permito, así que simplemente tomo a este hombre de la mano e intentó llevárselo antes de que continúe amenazando a este pobre chico.
Estaba distraída, venía pensando en toda la sarta de tonterías que está diciendo este hombre o en lo difícil que va a ser encontrar un lugar a mitad de las prácticas y que pueda recibir la nota que necesito para terminar de una vez por todas mi carrera.
“¡Mamá!”
Los dos niños sentados a unos cuantos pasos de los dos se acercan, observo a la pequeña niña que suspira para luego extender sus manitas en dirección a su padre y suelto la mano de dicho hombre cuando el niño que ahora se llama Lucas.
Él se aferra a mi pierna con su rostro inundado de lágrimas.
Maldigo para mí misma antes de inclinarme para cargarlo, el chico se aferra a mi cuello comenzando a llorar todavía más.
Miro las personas que nos observan mientras el niño me acusa a viva voz de estar abandonándolo y de no querer ser su madre.
“Deberíamos ir a un lugar más privado”, dice el hombre mientras limpia las mejillas llorosas de su niña.
“Por favor”
“¡No tengo nada que hablar!”, respondo mientras acomodo la cabeza del niño en mis brazos sobre mi hombro para calmarlo.
“Dije que no y no hay modo de que cambié de opinión, ahora aclaremos esta situación”.
“¿Lucas?”
Llamo al niño por su nombre mientras lo dejo una vez más en el sueño.
“Escúchame bien cariño”
Peino su cabeza.
“No puedo ser tu mamá, las mamás no solo se eligen las mamás…”
“Papá dijo que serías nuestra mamá si me portaba bien en el médico”, dice él.
“Yo le prometí hacerlo”.
Sus lágrimas comienzan a caer una vez más.
Miro con furia al hombre que fue capaz de prometerle algo así a un niño.
Mi corazón se rompe ante los pequeños que lloran.
Mi cabeza duele ante el mar de problemas que tengo rondando a mi alrededor y siento que todo esto me supera.
Tomo una respiración profunda antes de mirar al niño lloroso frente a mí, me pongo en pie después de decirme que esto es lo mejor que puedo hacer y miro al hombre repentinamente angustiado frente a mí.
Acomodo mi bolsa una vez más en mi hombro.
Ignoro la mirada de los transeúntes a nuestro alrededor.
“Señor Mark, lleve a sus hijos a casa, explíquele a Lucas, usted mismo el por qué no puede simplemente darle a una persona y hágalo ir al médico, usted es su padre”
Acomodo mi bolsa lista para irme.
“Y tú, pequeño, debes ir al doctor, es por tu bien, ahora debo irme”.
“¡No te vayas mamá!”
El niño comienza a llorar una vez más.
“Seré bueno e iré al doctor! Por favor no nos dejes…”
Cierro los ojos ante esas palabras.
Las personas me miran con la mirada más desagradable del mundo y para completar esta situación este molesto hombre que sigue arruinándolo todo me toma del brazo para impedir que pueda alejarme de ahí.
¿Esto es enserio?
“¡Qué mala madre!”, grita alguien.
“Abandonar así a su familia, ¿No le da pena?”
Los murmullos comienzan a convertirse en abucheos.
Hago mis manos un puño cuando me doy cuenta de que es prácticamente imposible que pueda salir de este lugar sin convertirme en probablemente la próxima noticia en tendencia en las redes sociales y tomo al niño en brazos otra vez.
“Vamos a un lugar más privado para hablar de esto”, gruño.
“Lo último que necesito es más escándalos”.
“Bien”.
Es lo único que dice el Señor Mark.
Cubro mi rostro con la cartera mientras camino sosteniendo a su hijo en brazos y antes de que me dé cuenta estoy subiendo a un lujoso auto rodeado de dos hombres en traje.
Soy ignorada por el hombre a mí al lado mientras acomoda a la pequeña niña en sus brazos para limpiar sus lágrimas.
El pequeño que sigue aferrándose a mi cuello ha parado de llorar, pero sé que estoy metida en un grandísimo problema.
Cuando escogí psicología para retomar mi carrera lo hice para trabajar especialmente con niños.
Así que estoy sintiéndome genuinamente mal por hacer esto con un pequeño niño, pero que más debería hacer.
No puedo casarme con un hombre egocéntrico que le prometió literalmente comprarle una persona.
A pesar de que luce como un excelente padre que haría todo por sus hijos, esto es simplemente inaceptable.
“Señor Mark yo…”
“Hablemos en mi oficina”, me pide.
“Cuando no estén los niños”.
“He dicho que no tenemos nada que hablar, solo subí al auto para evitar que…”
“Por favor hablemos en mi casa”.
Miro al hombre frente a mí en shock ante esas palabras.
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