Una mamá psicóloga
Capítulo 14

Capítulo 14:

POV Lizbeth

“¡Mira mami, esta es tu habitación!”

Lucas empuja unas enormes puertas de madera negra para revelarme el interior de una habitación casi tan grande como mi departamento.

El lugar tiene un pequeño espacio similar a una sala donde hay un escritorio bastante grande.

Los tonos oscuros de las paredes me recuerdan un poco a mi nuevo esposo, pero eso es lo de menos ahora.

La niña pequeña junto a mí me tira del vestido, le doy una rápida sonrisa antes de inclinarme para dejar la caja con mis cosas más importantes a un lado para tomarla en mis brazos.

Ella toma uno de los mechones aún ligeramente húmedos de mi cabello.

“Estás muy linda”, gesticula antes de llevar el mechón a su nariz.

“Hueles como una mamá”.

Mi corazón se derrite lentamente ante el significado de esos símbolos.

Lucas sube rápidamente al asiento a mi lado para estar ligeramente a la altura de su hermana ahora en mis brazos.

“Claro que huele como una mamá, Lucia”

El pequeño se abraza a mi cintura.

“Ella es nuestra mamá y ahora somos una familia de verdad”.

“¿Para siempre?”, cuestiona la silenciosa niña.

El chico asiente mientras siento un poco de remordimiento porque después de todo esta situación tiene fecha de caducidad, pero es lo último en lo que necesito pensar ahora.

Dejo a la pequeña niña en el suelo una vez más antes de mirar a los dos pequeños que son la uncia compañía que tengo realmente ahora.

“¿Me van a enseñar la casa, verdad?”

“¡Si!”, responde luchas mientras su hermana asiente.

El niño baja de un salto del asiento donde estuvo hasta ahora y corre hasta una de las puertas en la pared adornada únicamente con una pintura frente a los dos.

“Esta es tu habitación mamá”, explica.

“Y esta es la de papá”, el niño ríe.

“Pero papá y mamá deben dormir juntos, ¿Verdad?”

“Cariño a veces, las mamás no duermen con los…”

“¡La tutora dijo que mamá y papá duermen juntos para hacer bebés!”

Abro mis ojos ante esas palabras.

“¿Podremos tener un hermanito?”

La felicidad en su mirada es casi asfixiante para mí.

“¿Verdad que dormirás con papá?”

“Si…”, señalo alrededor.

“Esta es una sola habitación, así que si estamos durmiendo juntos”

Trato de convencerlo.

“Pero los bebés deben esperar”, sonrío.

“Quizás deba hablar con su tutora también”.

“La señorita Ruiz es muy mala…”, murmura Lucas.

“No me deja jugar fuera hasta que termina la mañana”.

“Oh, ¿Y por qué no vas a un colegio?”, cuestiono curiosa mientras tomo mi caja una vez más.

“¿No te gusta?”

“Papá dice que puedo estudiar en casa”, comenta.

“Antes de lo que nos pasó a Lucia y a mi yo…”

El niño hace una mueca de dolor.

“Antes yo…”

Lucas lleva sus manos a su cabeza.

Sus pequeños pies tropiezan entre sí haciéndolo caer sobre su trasero y corro hasta él para ver qué sucede.

Sus ojos están fuertemente cerrados.

Lo llevo entre mis brazos preocupada.

“¿Estás bien cariño?”

Trato de abrazarlo asustada.

“¿Dime que sucede Lucas, dime…?”

Su hermana toca mi hombro para llamar mi atención.

Luego mueve sus manitas rápidamente para explicarme qué ha sucedido y beso la coronilla del pequeño niño en mis brazos para intentar reconfortarlo.

“No tienes que pensar en lo que hacías antes”, le pido.

“¿Ok?”

Alzo su rostro para que me mire.

“Ahora, respira despacio”

Arrugo mi nariz.

“Haz como si fueras a sumergirte en la piscina, ¿Está bien?”

Comienzo a respirar profundamente para que el pequeño me imite y me doy cuenta de lo terrible de su condición cuando lo noto calmarse poco a poco.

Después de que el pequeño está perfectamente bien, trato de distraerlos a ambos del terrible momento.

Anoto mentalmente pedir los exámenes anteriores para evaluar el diagnóstico y ver si puedo hacer algo desde mi nueva posición como madre.

Después de acomodar las cosas y despedirme de los niños me dirijo al hospital donde tengo la cita para las prácticas.

Me acerco rápidamente a la recepción impresionada por el increíblemente hermoso vestíbulo de este lugar.

Confirmo que definitivamente el Grupo Mark es el número uno en el sector médico debido no solo a los buenos médicos si por lo equipado que está todo el lugar.

“El director y el gerente de recursos humanos la recibirá en una hora, señorita”.

“Gracias”, murmuro sentándome en la cómoda silla frente a la oficina del director.

El Hospital Darwin Mark es el más moderno de todos los del conglomerado.

Fue nombrado y construido en memoria del difunto director del grupo, según escuché en las noticias, aunque ahora que lo pienso bien.

Con mi situación actual, él hubiese sido mi cuñad…

“¿Es usted la Señorita Smith?”

La mujer de unos cuarenta años con bata médica me mira con curiosidad.

“¿Verdad?”

“Sí, soy yo”, respondo poniéndome en pie.

“Me enviaron aquí para…”

“Sí, sé exactamente para lo que está aquí, cuando termine su charla con el director puede ir por sus cosas a mi oficina”.

“Sí, señora”.

La mujer sale sin más del despacho del director.

Humedezco mis labios mintiéndome nerviosa, pues necesito dar mi mejor impresión a pesar de que esto fue conseguido por mi nuevo mi marido.

Así que peino mi cabello hacia atrás y entro a la oficina con la mayor de mis sonrisas, solo que esta sonrisa muere cuando el rostro más allá del escritorio me es familiar.

“Cierre la puerta por favor”.

“¿Qué haces ahí?”, digo completamente disgustada.

“¿Por qué tú…?”

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