Una madre de alquiler -
Capítulo 84
Capítulo 84:
“No te detengas. Deja que tu cuerpo responda a todos los estímulos y sensaciones. Solo siente el placer” le indicó.
Ella ni siquiera pudo responderle y se limitó a esperar a que la tocara. Con un último beso en el ombligo, descendió besándola hasta llegar a su parte más íntima, donde la acarició con el dedo de atrás hacia adelante. Un gem!do estridente escapó de los labios de la chica, y él sonrió con satisfacción. Mirando su rostro carmesí, repasó el mismo camino con la punta húmeda de su lengua.
“Mírame”.
Amanda lo miró y él le clavó los ojos intensos mientras lamía su intimidad lentamente. Ella se llevó las manos a los senos y los apretó, retorciéndose de placer y perdiéndose en todas las sensaciones nuevas. Anthony empezó a ir cada vez más rápido, lo que la llevó a lanzar un gem!do desesperado tras otro. Acto seguido, volvió a besar la parte interna de su muslo y ella lo sujetó del cabello antes de separar más las piernas.
Estaba mojada por completo. Él rozó su entrada con la punta del dedo, haciendo círculos, aunque sin p$netrarla, antes de empezar a chupar de nuevo, primero lento y después rápido. Ella enloqueció por los movimientos de su lengua, el cuerpo se le puso pesado y comenzó a temblar invadida por la lujuria, entonces su novio fue aún más rápido y ella agarró las sábanas con fuerza.
Como no podía apartar la mirada de él, sus ojos intensos lo volvieron loco: podía hacerla suya en ese momento, pero se contuvo. De repente, Amanda sintió una descarga eléctrica que le atravesó todo el cuerpo y le estremeció hasta el alma. Era la mejor sensación que había experimentado en toda su vida. Lo miró con ojos nublados y Anthony perdió la cabeza al ver su expresión oscura llena de placer, por lo que no dejó de besarla y siguió succionando desesperado hasta que la energía relampagueante de la chica se disipó. Le dejó un camino de besos hasta llegar a su boca, y ella le respondió con locura.
“¿Te gustó?” preguntó él con la respiración agitada.
“Muchísimo” suspiró ella.
“Qué bueno. Lo disfrutarás más cuando lleguemos a fondo”.
“Hazme tuya ahora, Anthony” suplicó Amanda.
“No, mi amor. Ahora no”.
“¿Por qué estás esperando tanto? Te quiero ahora y sé que tú también”.
“Porque quiero que sea especial y que lo recuerdes con cariño. Me niego a que suceda solo por un momento de debilidad”.
“¿Entonces cuándo será?”
“Ansiosa” rio él. Ten paciencia. Te gustará cuando llegue el momento”.
“Eres maravilloso”. Ella sonrió, enternecida.
“Y tú eres perfecta”.
“Perdona por hacerte esperar” dijo en tono apenado.
“Para nada. Eres increíble, deberías saberlo. A este paso, me volveré adicto a ti”. Soltó una risa afectuosa.
“Creo que eso no sería un problema”. Ella también se rio.
“Mira qué traviesa resultaste ser. ¿Te quieres bañar?”
“Sí, estoy muy molesta”.
“Prepararé el agua para los dos. Espera aquí”.
Él se dirigió al baño y Amanda se acostó, asimilando todo lo que había pasado. Se miró el cuerpo y sonrió feliz al recordar las caricias de su novio. Anthony regresó al cabo de unos minutos y la tomó en sus brazos para llevarla a la tina, donde el agua caliente la ayudó a relajar los músculos. Él también entró y se sentó frente a ella.
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