Una madre de alquiler -
Capítulo 74
Capítulo 74:
Entonces, a ella se le debilitaron las piernas y terminó cayéndose. Al darse cuenta de que la situación en serio era grave, el chico abrió la puerta enseguida para salir de allí, pero Anthony estaba parado del otro lado, así que Peter se puso blanco en cuanto lo vio. Antes de que el novio de la chica pudiera decir algo, se escuchó un ruido fuerte dentro del baño. Aprovechando la distracción, Peter salió corriendo y Anthony entró desesperado para encontrar a su novia tirada en el piso. Ella le tendió la mano como si fuera un grito sordo de auxilio, y él la tomó en sus brazos para llevarla a la sala.
“Cariño, ¿Qué tienes?” preguntó aterrado”. ¿Qué pasa, Amanda?”
“No puedo… respirar”.
“Tranquila, todo estará bien”. Intentó reconfortarla y luego se apresuró a llamar a Ken. De inmediato, todos entraron asustados a ver qué sucedía.
“¿Qué pasa, hombre?” preguntó su amigo.
“Amanda se siente mal. Dime que tienes un inhalador” dijo Anthony.
“Maldición, está en la cocina”.
Ambos salieron corriendo hacia allí, mientras que las chicas se acercaron a su amiga, que estaba acostada en el sofá. Se notaba que estaba a punto de perder el conocimiento por la falta de aire; pero, segundos después, llegó su novio y le colocó un inhalador en la boca. Ella lo agarró del brazo con la poca fuerza que tenía y trató de aspirar el medicamento que le estaba dando.
“Vas a estar bien, amor. Cálmate. Intenta respirar hondo y relajarte”.
“¿Qué pasó, Anthony?” preguntó Cindy.
“No sé. Cuando dijiste que Amanda estaba en el baño, fui para allá y Peter se estaba yendo. La vi tirada en el piso y la levanté”.
“¡¿Dónde está ese desgraciado?!” gritó la chica.
“Cálmate, amor” respondió Ken. “Dijo que iba a comprar tragos”.
“Maldito miserable” murmuró Anthony entre dientes.
“Voy a matar a ese b$stardo”. Cindy estaba furiosa.
“¿Pero qué pasó?” preguntó Lisa.
“Seguramente trató de acorralarla, si no, ¿Qué estaba haciendo en el baño con ella?” explicó Cindy con el ceño fruncido.
“¿Besándose?” sugirió Isaac.
“Cállate. Piensa antes de hablar” lo regañó Elizabeth.
“Anthony” murmuró Amanda, que apenas podía emitir sonido alguno.
“Hola, amor. ¿Estás mejor?”
“Sí”.
“Qué bueno. Pronto pasará. Sigue respirando despacio y relájate”.
“Peter. Fue Peter” susurró ella, angustiada.
“Shh. Está bien. No intentes hablar ahora, amor”. Le acercó el inhalador, pero ella lo alejó y negó con la cabeza, mirando a su novio.
“Quería abusar de mí” dijo con la voz ronca y entrecortada. Me chantajeó con nuestra hija; él sabe”.
“Está bien, amor, tranquila. Respira. Lo encontraremos”.
“Qué mi$rda” maldijo Cindy. “Lo sabía, dije que era eso”.
“Cielos”. Lisa no podía creer lo que había escuchado.
“¿Cómo pudo haber hecho eso?” preguntó Arianne.
“Basura”. Ken apretó los puños.
Todos se quedaron al lado de Amanda mientras ella usaba el inhalador. Con el pasar de los minutos, fue mejorando de a poco hasta que su respiración volvió a la normalidad. Los chicos intentaron llamar a Peter por teléfono varias veces, pero no hubo respuesta.
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