Una madre de alquiler -
Capítulo 26
Capítulo 26:
Cayó la noche y había comenzado a llover. Amanda estaba en la sala jugando con Lucy, pero su jefe no había regresado todavía y se avecinaba una tormenta. La joven estaba empezando a tener miedo porque la lluvia era muy pesada cuando, de repente, la puerta principal se abrió y allí estaba Anthony, empapado de pies a cabeza. Sin pensar, la chica se levantó corriendo carreras y lo abrazó, lo que lo dejó petrificado y sin entender lo que estaba haciendo. Él le tocó la espalda y sintió que estaba tensa y temblorosa. Al darse cuenta de lo que había hecho, Amanda lo soltó tan rápido que pareció como si se hubiera quemado.
“Lo siento”.
“¿Por qué hiciste eso?”
“Perdón, solo fue un impulso”.
Cuando él estaba a punto de responder, hubo un fuerte estruendo de un trueno y ella volvió a abrazarlo, por lo que él entendió lo que estaba pasando”.
“Tienes miedo”. Sonrió.
“No, no es eso” balbuceó.
“Estás temblando, y no es de frío. La calefacción está prendida”.
“Sí, le tengo miedo a los truenos”.
“Si me sigues abrazando, nos enfermaremos”.
“Lo siento”.
En cuanto Amanda lo soltó y volvió al sofá, él se fue arriba. Lucy, mientras tanto, estaba jugando tranquila y no se inmutaba por los truenos. La joven enseguida fue a cambiarse de ropa y luego se acurrucó en el sillón, viendo la obra de la niña. Anthony también bajó a la sala, pues ya se había duchado. Vestía una sudadera y llevaba una manta, que usó para cubrir a Amanda.
“No hay que tener miedo, es solo un ruido. Estás a salvo aquí adentro” la reconfortó.
“¿A dónde fuiste? Pensé que no volverías hoy”.
“Fui a la empresa”.
En ese momento, resonó otro trueno y la joven se tapó la cabeza con la frazada. A Anthony le causó gracia, así que la descubrió para verle el rostro.
“Ven aquí, eres una miedosa” se burló.
“No te rías”.
“Bueno, bueno”.
“Basta”. Ella lo miró con el ceño fruncido.
Tratando de contener la risa, Anthony la abrazó, así que ella se acomodó con la cabeza apoyada sobre su hombro y él puso su brazo alrededor de la espalda de ella. la joven cerró los ojos e intentó relajarse, pero un trueno ensordecedor la hizo saltar del susto y apretarle la pierna a su jefe, así que él la abrazó más fuerte. Lucy, por su parte, miró a los dos juntos y se subió encima de su padre para sentarse en medio de los dos adultos. Amanda la abrazó y Anthony rodeó a las dos con sus brazos mientras la niña miraba su caricatura favorita en la televisión. El hombre comienza a acariciarle el cabello a Amanda, que cerró los ojos y se tranquilizó por fin. Con el pasar de las horas, cesaron los truenos y solo quedó el ruido de la lluvia torrencial de fondo. Lucy se había quedado dormida, así que su padre la levantó para llevarla a su cuarto. De regreso en la sala, vio a Amanda acostada en el sofá, por lo que él se sentó en otro sillón.
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