Una madre de alquiler -
Capítulo 202
Capítulo 202:
Amanda estaba acorralada contra la pared y Anthony la sujetaba por la cintura”.
“Amor…”
“Habla, quiero que me pidas que pare”.
“Mmm…”
“Pídeme que pare y paro ahora y nos vamos a dormir”.
“No, no te detengas”.
“¿Estás segura?”
“Por favor”.
Sonrió al verla tan entregada: Amanda tenía la cabeza apoyada contra la pared y los ojos cerrados. Anthony se agachó y le levantó la pierna sobre el hombro para ponérsela. La chica lo miró incrédula mientras él le pasaba la lengua de arriba abajo dejándola sin habla. Con cada succión su cuerpo rogaba por más.
Él lamió su se%o con ganas y le levantó más la pierna, dejándola más expuesta. Amanda dejaba que sus gem!dos resonaran en el baño con placer; él la penetró con el dedo, provocándola aún más. La chica sentía que el agua le recorría el se%o mientras él le pasaba la lengua, la sensación era muy placentera. Ya estaba sin aliento; lo levantó y lo besó.
Anthony volvió a p$netrarla; la chica ya no sentía dolor, sino placer. El agua caliente de la ducha hizo que sus cuerpos estuvieran más calientes que nunca. Amanda estaba jadeante, Anthony no se detuvo ni un minuto: llevó la mano a su se%o y la estimuló, dejándola cada vez más desencajada. Amanda lo agarró del cuello, fuera de sí.
“Siempre te quiero así, muy traviesa y complaciente”.
“No puedo más…”
“Traviesa”.
Anthony le dijo varias guarradas al oído y ella se volvió cada vez más loca. Él fue aún más rápido, estimulando su punto más sensible, que ya estaba al límite, y ella se entregó al placer que la consumía de nuevo.
El hombre sonrió satisfecho; ella se apoyó en su pecho, pero él la volteó de espalda y la apoyó contra la pared. Comenzó a provocarle varios gem!dos con embestidas rápidas, tenía el cuerpo tenso y piel de gallina; sabía que estaba cerca y por eso iba cada vez más rápido. Amanda le tocó los t%stículos, lo que lo hizo soltar un fuerte gem!do, y logró enloquecerlo aún más.
Ella lo siguió acariciando hasta que acabó, se agachó y se metió el mi%mbro en la boca en el momento en que eyaculaba, lo que lo hizo enloquecer de placer. No esperaba eso de ella: Amanda lo miró mostrandola lengua y él se desmoronó.
La levantó, mirándola con intensidad. Ella le sonrió y le dio un beso, y él le dio una palmada en el trasero. Todo era perfecto: la química, el calor de los cuerpos juntos, el temblor al tacto, las caricias, los deseos, la malicia, el amor. Amanda podía confirmar que había valido la pena la espera. No era solo se%o, era más que eso: en cada abrazo, roce, empujón, eran sus almas las que se unían. No era solo se%o, era amor.
Se bañaron muy cansados y recuperaron el aliento. Anthony le lavó el cuerpo con cuidado; frotaba cada parte con jabón ligeramente. Se miraban a los ojos con amor. Él le robó unos besos, nunca había sentido tanto cariño. Terminaron el baño y se pusieron las batas. Él la ayudó a cambiar las sábanas y luego se acostaron acurrucados; la chica le apoyó la cabeza en el pecho: era el mejor lugar en el que podía estar”.
“Eres la mujer de mi vida, eres mi vida”.
“Te amo tanto, con tanta intensidad”.
“Te amo mucho, mi amor, por siempre”.
“Por siempre”.
“Descansa un poco, mañana habrá más”.
“Estaré esperando”.
“Traviesa”.
“No pedí un descanso, ¿Viste?”
“Toda la semana en el hotel, ya lo pedirás”.
“Sabelotodo”.
La besó y se acurrucaron para dormir.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar