Una madre de alquiler -
Capítulo 201
Capítulo 201:
Amanda volteó a verlo a los ojos; ambos jadeaban para recuperar el aliento. Él le acarició el rostro y ella lo tocó con ternura y lo besó. Él le devolvió el beso, pero luego se detuvo y la miró.
“¿Te lastimé?”
“No, estuviste increíble”.
“Exageras un poco”.
“No, realmente lo disfruté. Estuviste maravilloso y no me dolió”.
“Qué bueno. Quiero que esta noche quede grabada en nuestra memoria”.
“No lo dudes. Siempre la recordaré con cariño”.
“Te amo. Ahora eres mi esposa para siempre”.
“Siempre lo he sido, siempre lo seré. Te amo”.
“Mi princesa”.
“Valió la pena la espera, fue la mejor noche que he tenido”.
“La noche aún no ha terminado”.
“Pero…”
“¿De verdad crees que se acabó? Esperé meses este día, soporté tus provocaciones con la fuerza que no tenía. Hoy no duermes”.
“No me voy a quejar”.
“Genial, no quiero oírte pedir un descanso”.
“Tengo muchas ganas de volver a sentirte. Quiero hacerte el amor toda la noche”.
“¿Por qué eres así?”
La volvió a besar y ella se sentó sobre su regazo. Estaba sentado en la cama abrazándola; la besó hasta el cuello. Amanda miró para el costado y vio las sábanas manchadas. Se detuvo y lo miró; él miró hacia el costado y entendió todo.
“Está bien, es normal que pase eso. No te preocupes”.
“Pero…”
“Mira, lo hicimos y eso podía pasar, es normal”.
“Esta noche fue mi primera vez, así que es prueba de que seré tuya para siempre”.
“Por siempre mía”.
“Gracias por hacerme tan feliz”.
“Hermosa, relájate, disfrutemos de nuestra noche”.
La besó con intensidad de nuevo. Sintieron una gran excitación en el cuerpo; Anthony le pasó las manos por la espalda mientras la abrazaba, le bajó la mano hasta el trasero y lo apretó contra su mi%mbro. Amanda dejó escapar un suspiro y le besó el cuello haciéndolo enloquecer. Le temblaba el cuerpo y movía la cintura para provocarlo.
Siguió besándole el cuello, pero él no aguantó: tomó su mi%mbro y volvió a p$netrarla. Ella se sentó sobre él muy despacio; en esa ocasión estaba muy húmeda, así que entró sin dolor.
Amanda se movió con mucho placer y él la sujetó por la cintura haciéndola moverse de arriba abajo. A la chica le temblaba el cuerpo. Fue aumentando los movimientos debido a lo agradable que se sentía esa sensación.
Anthony le besó el cuello, frotándola con la barba y haciendo que se retorciera. Le chupó los pechos mientras ella tomaba el control, y bajó la mano hasta su se%o para estimularla. Amanda gemía mucho, su cuerpo se llenó de placer y sonrió de placer. Él se volvió loco al verla así; movió la cintura para acelerar los movimientos.
La chica se sentó con más fuerza sobre él, lo quería sentir más profundo. Él le pasó las manos por el cuerpo hasta los pechos y le dio un pellizco que la hizo estremecerse. De pronto, la acostó, le puso las piernas sobre los hombros y la penetró lento, mirándola.
“¿Te duele?”
“No pares” le pidió ella sin aliento.
“Traviesa”.
Anthony la penetró lentamente. Ella lo miró pidiéndole más y él le sonrió al besarle la pierna. Amanda deliraba con cada movimiento; cerró las piernas y lo sintió mejor, y él aumentó sus embestidas.
Intentó volver a abrirlas, pero no pudo; el placer la consumía. El hombre no se detuvo y siguió más rápido. Cuando menos lo esperaba, le abrió las piernas y Amanda no pudo resistir la sensación de él invadiéndola por dentro con su mi%mbro grueso; se volvió loca, se aferró a las sábanas y alcanzó el orgasmo contorsionando el cuerpo.
Anthony la dio vuelta en el borde de la cama y se encontró con su trasero mientras la penetraba. Amanda mordió las sábanas y él la sostuvo con firmeza para embestirla muy rápido.
Ella estaba muy húmeda, Anthony le dio una palmada que le causó dolor, tomó su trasero con las manos, y la chica ya podía sentirse al borde del orgasmo.
Él la besó con la lengua, Amanda se estremeció y jadeó; luego la volteó de nuevo y siguió embistiéndola. La estimuló con la mano y ella lo miraba rogándole que fuera más rápido, lo que lo hizo enloquecer. Fue más rápido y llegaron juntos al orgasmo.
Lo miró muy satisfecha, con el cuerpo aún invadido por el clímax, sensible y tiritando. Anthony la levantó y fue al baño.
“¿Estás cansada?”
“Sí”.
“Bien. Quiero verte pidiéndome que pare, no creas que se acabó”
Le sonrió de manera seductora y ella tragó saliva. Bajo la ducha, la apoyó contra la pared y la besó.
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