Una madre de alquiler -
Capítulo 159
Capítulo 159:
Ella se volvió a acostar. Talles fue al baño y salió rápido, después fue a la cocina y volvió con un vaso de agua y una medicina, se la dio a Amanda. Volvió a la cocina mientras Amanda se acostaba y buscaba su bolso. No lo encontró y se acostó, Talles volvió al cuarto con una bandeja con el desayuno, se acercó a Amanda y dejó la bandeja en la cama”.
“Gracias”.
“Come un poco”.
“¿Por qué no dormiste en la cama?”
“Pensé que iba a ser mejor dormir separados. Tenía miedo que pensaras que trato de aprovecharme de ti”.
“No, nunca pensaría eso. Gracias por ayudarme”.
“¿De verdad estás bien?”
“No, pero me quedaré aquí”.
“Muy bien, sé que ha sido difícil, pero no te desanimes, no seas mala y no te quedes con la tristeza. Eres demasiado maravillosa para sufrir, no vale la pena, ¿Cuántas veces has sufrido y luego todo estuvo bien?”
“¿Quieres ir de discotecas conmigo?”
“¿Cómo? Eres una caja de sorpresas”.
“Esta noche vamos a salir, ¿Quieres ir conmigo?”
“Sí, me encantaría”.
“Bueno, dame tu número y nos ponemos de acuerdo”.
“No, dame tu dirección y te paso a buscar”.
“Bueno”.
“Tu bolso está en ese sillón, ¿Quieres darte una ducha?”
“No tengo ropa aquí”.
“Yo te puedo dar ropa prestada”.
“¿De dónde has salido?”
“De aquí, estoy aquí enfrente de ti”.
“¿De dónde eres?”
“Antes vivía en Italia, vine a vivir aquí por mi familia. Me estoy haciendo cargo de la empresa de mi padre, así que me voy a quedar aquí por ahora”.
“Claro”.
“¿Y tú?”
“Soy de San Pablo, Brasil, ahora vivo aquí”.
“Qué bueno. Como estabas aquí, te pude conocer” sonrió Talles”.
“¿Tienes novia?”
“No, tenía novia en Italia, pero me engañaron, así que estoy soltero desde hace un año”.
“Lo siento”.
“No hay problema”.
“Un gusto conocerte”.
“Encantadísimo”.
“Tonto…
Amanda fue al baño a darse una ducha. Talles tomó una toalla y buscó algo de ropa para darle a Amanda. Ella salió del baño en bata y le pidió la ropa. Volvió al baño y se vistió. El atuendo era un vestido largo con escote en el pecho y el abdomen, fue al cuarto así vestida y él la miró con un brillo en los ojos.
“Te queda hermoso”.
“Gracias, es hermoso”.
“De nada, ¿Quieres algo?”
“Creo que mejor me voy, ya te he dado mucho trabajo” bromeó Amanda.
“Nada de eso, almorcemos juntos y luego te llevo, si te vas a tu casa te vas a acordar de lo que pasó y volverás a estar triste.
“¿Estás seguro?”
“Sí, ¿Vamos a dar un paseo?”
“Puede ser».
Fueron hasta el auto de Talles en el estacionamiento y manejó hasta el lugar.
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