Una madre de alquiler
Capítulo 134

Capítulo 134:

Las chicas estaban charlando y Esther fue a llevarles unos bocadillos.

“La pasé muy bien esta tarde, estuvo genial” dijo Cindy.

“Yo también, fue divertido” rio Amanda.

“Y me encantó salir contigo, Sabrina”.

“A mí también, hace años que no hacía algo así” dijo la señora.

“Tenemos que hacerlo más a menudo” propuso Amanda.

“En la despedida de soltera” dijo su suegra entre risas.

“Los chicos van a perder la cabeza” comentó Cindy.

“Ni siquiera se enterarán”.

“Chica, antes no eras así” dijo su amiga sorprendida.

“Lo aprendí de una muy querida amiga”.

“No estamos haciendo nada malo. Salir a divertirse no es un pecado, les avisaremos e iremos” propuso Sabrina.

“No necesitamos pedir permiso, ellos no son nuestros dueños, sino nuestros compañeros” se quejó Amanda.

“¿Mamá?”

“Hola, Lucy”.

“Papá me dijo que viniera a jugar contigo”.

“No lo puedo creer” dijo Cindy entre dientes.

“Debe haber pensado que estábamos bebiendo” asumió Sabrina.

“Este Anthony se pasa. Ven, siéntate aquí y juega con el teléfono” dijo Amanda.

Le puso un jueguito y ellas continuaron con sus planes hasta que la cena estuvo servida y fueron a la mesa. Los chicos ya estaban allí; ellas se acercaron hablando, se sirvieron la comida por su cuenta y continuaron con la conversación.

Ninguno de los hombres emitió una palabra y ellas no se molestaron en hablarles. Cuando terminaron de comer, se levantaron de la mesa y las dejaron solas, así que ellas fueron a buscar el postre.

Luego de un rato, Ken avisó que iba a irse y llamó a Cindy, quien se despidió de las chicas y se marchó. Amanda y Sabrina se quedaron más tiempo en la mesa, pero Lucy se durmió, así que la joven la llevó a la habitación. Luego, fue a darse una ducha y se puso el pijama para dormir. Anthony, que estaba en la cama, se fue en cuanto ella se acostó. Después de unos minutos, regresó y se quedó a su lado.

Ella intentó dormir, pero él respiraba tan fuerte que no la dejaba. Levantó la cabeza y le dijo: “¿Cuánto tiempo vas a estar enojado?”

Él no respondió.

“Bien. Buenas noches, yo también te amo”.

Se volteó hacia el otro lado, de espaldas a él, que permaneció en silencio y no se movió. Amanda se quedó dormida al instante mientras Anthony la miraba.

Al día siguiente, el hombre se despertó y vio que ella estaba durmiendo sobre su pecho y trató de sacarla, pero no se corría, así que se dio por vencido. Sintió el aroma de su cabello aún húmedo y la acarició, ella volteó hacia el otro lado y él se levantó.

La chica se despertó cuando él hizo ruido en el armario y fue al baño. Al terminar de asearse, fue a arreglarse al clóset, le dio los buenos días a su novio, pero él no respondió. Luego, fue a la habitación de Lucy y la alistó, desayunaron en silencio y la llevaron a la escuela. Durante el camino, Amanda no dijo nada y viajó mirando por la ventanilla.

Aceptó que el hombre no quisiera hablar y no lo forzó. Cuando llegaron a la casa, fue a arreglar la habitación de Lucy, y Sabrina entró, ya sonriendo, y se acercó a ella.

“¿Cómo estás?”

“No me habla” le contó Amanda.

“Geoffrey tampoco”.

“¿En serio? ¿Se pusieron de acuerdo?”

“Pues sí, llamé a Cindy y me dijo que Ken está igual y que se fue a su casa para no dormir con ella”.

“Entonces es claro que lo planearon entre los tres” se rio Amanda.

“Son tan infantiles”.

“No sé por qué son así”.

Bajaron a la sala y siguieron hablando, pero Esther advirtió que Anthony estaba afuera esperando a la joven. Ella fue al coche y él condujo hasta la escuela de nuevo.

Amanda vio extrañada a su hija saliendo de la escuela con otros estudiantes.

“¿Por qué saliste temprano, mi amor?”

“Mira el cuaderno, mamá”.

Amanda lo tomó y vio un aviso que decía que durante tres días iba a haber reunión de maestros y que las clases terminarían temprano.

Anthony las dejó en la casa y se fue. Después, Amanda bañó a la niña y se quedaron juntas en la sala, más tarde, almorzaron y salieron a caminar por el condominio.

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