Una madre de alquiler -
Capítulo 122
Capítulo 122:
Cindy lo besó cariñosamente y él le correspondió sosteniendo su rostro, se abrazaron y se fueron a la recámara a descansar.
En el hospital, Anthony regresó a la habitación y esperó a que Amanda volviera. Pronto, las enfermeras la llevaron, y estaba despierta.
“Haré que le traigan la cena. Ella se encuentra bien” avisó el médico. “Buenas noches”.
“Muchas gracias” dijo la chica mientras Anthony iba hacia ella.
“¿Estás bien?” le preguntó.
“Sí, ya me quitaron el drenaje”.
“Qué bien, amor”
“Es una señal de que estoy mejorando, ¿Verdad?”
“Sí, pronto estarás bien”.
“¿Ya cenaste?”
“Sí, fui a comer cuando te fuiste”.
En ese momento, la enfermera tocó a la puerta. Amanda le dijo que pasara, y ella le dejó la bandeja en su regazo y le acomodó la cama. La paciente comenzó a comer y se dio cuenta de que la enfermera estaba mirando a Anthony.
“¿Ya cenó? ¿Quiere un bocadillo? En la cafetería tenemos una rica merienda” le dijo al hombre tocándole el hombro”.
“Estoy bien, gracias”.
“¿Está seguro?” insistió.
“¿No lo escuchaste? Dijo que no quiere nada” intervino Amanda.
“Disculpe”. Se fue avergonzada. Anthony miró a Amanda sonriendo y ella se puso seria y dejó de comer.
“¿Qué fue eso, amor?” preguntó entre risas. “¿Estás celosa otra vez? Oh, Cielos, qué mujer tan hermosa”.
“No fueron celos, ¿De acuerdo? Ella se estaba interponiendo en mi cena”.
“Claro. Bueno, iré a comer algo a la cafetería”.
“¿Cómo? De ninguna manera, ya cenaste”.
“Me quedé con hambre”.
“Bueno, Anthony. Vete con ella y disfruta de su compañía”. Se cruzó de brazos y comenzó a llorar. Él se rio de ella y la abrazó secándole las lágrimas.
“No tienes que llorar, mi amor es solo tuyo. No voy a comer con nadie, solo quería ver qué tan celosa estás” dijo riendo.
“Vete”.
“No me iré. Toma la sopa. No tienes por qué estar celosa: solo te quiero a ti, solo me interesas tú y eres la única a quien amo y amaré por siempre”.
“¿Lo prometes?”
“Sí, te lo prometo”.
Ella siguió comiendo y él le acarició la cara. Anthony se dio cuenta de que necesitaba que la cuidaran mucho, porque nunca había sido tan sensible, así que se prometió a sí mismo protegerla y llenarla de amor. La miró con mucho cariño y le limpió la boca con la servilleta; luego, ella le convidó una cucharada de sopa y él hizo una mueca de disgusto porque no tenía sal. Amanda comenzó a reírse y Anthony se dio cuenta de que, al estar tan despreocupada, parecía una niña. En ese momento comprendió el verdadero valor de la vida, del amor y de tener una persona a su lado. Entendió lo importante que era cuidar a quien lo necesitaba, darle amor, protección y mucho cariño. La chica parecía una niña frágil con una sonrisa hermosa que le iluminaba el rostro y lo enamoraba aún más.
“¿Por qué me miras así?”
“Porque te amo más que a nada, te amo con locura y eres la chica más hermosa que he visto. Eres la mujer de mi vida y prometo cuidarte siempre”.
“Yo también te amo, eres mi vida” respondió ella.
Él la besó con mucho amor porque extrañaba sus labios. Ella quería seguir, pero se detuvo pronto para no quedarse sin aire, así que él comenzó a besarla por toda la cara. Amanda estalló en risas y luego terminó su comida.
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