Una madre de alquiler -
Capítulo 121
Capítulo 121:
El día pasó rápido y oscureció pronto, Amanda estaba durmiendo cuando el doctor fue a verla. Él le dio un medicamento y las enfermeras se dispusieron a trasladarla.
“Vamos a llevarla para un control, todo está bien” explicó el doctor.
Anthony comprendió y se quedó solo en la habitación, así que aprovechó para ir a cenar a un restaurante. Allí, llamó a Sabrina, quien le dijo que estaba todo bien. Unas horas antes, cuando él había ido a llevar a todos a su casa, Cindy había pedido ver a Joy y él accedió porque ya se imaginaba qué quería hacer. Subieron y entraron al dormitorio.
“Tienes una visita” le dijo Anthony a Joy.
“Hola, querida” dijo Cindy.
“¿Qué haces aquí?”
“Vine a darte un regalo”. Se acercó y le dio una bofetada en la cara.
“Solo te pido que no la mates” avisó Anthony.
“No, eso lo harás tú. Cuando le quede el penúltimo respiro, te la dejo”. Anthony se fue al hospital y Cindy vio lo asustada que estaba la chica. Fue al baño a llenar la bañera, y luego arrastró a Joy por el pelo y le sumergió la cabeza. Ella forcejeaba y trataba de agarrarla.
“¿Te molesta, querida? Esto es lo que le pasó a mi amiga”. Volvió a hundirla y esa vez la sostuvo así unos minutos. Joy empezó a toser y a llorar.
“Te metiste con la persona equivocada, pagarás por todo el dolor que le causaste y por cada lágrima que derramó por tu culpa”. La volvió a ahogar y lo repitió tres veces más. La chica ya estaba sangrando por la nariz y no tenía más aire, así que Cindy la puso en el piso y le dijo al guardia de seguridad que se la llevaran.
“Si vuelves a poner un pie en esta casa o te acercas a alguien, morirás y yo me encargaré de eso con mis propias manos”. Luego se fue y la dejó totalmente aterrorizada. Los guardias la bajaron en brazos y la metieron en el coche. Cindy se sentó en el sofá como si no hubiera pasado nada y Ken se acercó.
“¿Qué hiciste?” le preguntó.
“Lo que se merecía: hacerla pasar por lo que pasó Amanda. Tendría que darme las gracias por seguir viva”.
“No tienes ni una pizca de sentido común”.
“Claro que sí. Solo que no tolero que se metan con alguien que amo”.
“¿Me amas?” preguntó tomándole la cara.
“Ken”.
“¿Sí o no?”
“¿Tú me amas a mí?” preguntó la chica.
“Responde primero”.
“Sí, te amo” dijo ella.
“¿En serio?”
“Sí, no tengo ninguna duda”.
“¿Cuándo fue?”
“¿Qué cosa?” preguntó confundida.
“¿Cuándo supiste que me amabas?” quiso saber él.
“Hace varios días. No dije nada porque tenía miedo. Tienes todo mi corazón, estoy completamente enamorada de ti”.
“Todo lo que pasó me conmovió mucho. Al ver el dolor de Anthony me puse en su lugar y me di cuenta de que no soportaría estar sin ti. Eres todo para mí, incluso mi razón de vivir. Quiero amarte y estar contigo para siempre; te agradezco por llegar a mi vida y convertirme en un hombre nuevo. Eres loca, impulsiva, demostrativa, hermosa, amable, comprensiva, humilde y, por sobre todo, el amor de mi vida. No cambiaría nada de ti, así me completas. Te quiero mucho”.
“Te amo, mi amor, quiero pasar el resto de mis días contigo” dijo ella.
“Yo también, hermosa. Siempre te protegeré y cuidaré de ti”.
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