Un matrimonio relámpago
Capítulo 203

Capítulo 203:

«No hace falta»

Yayoi tiró los pañuelos a la papelera, luego sacó unos cuantos más y se los envolvió en los dedos arañados.

«Mira, me lo he vendado». Hizo un gesto con la mano.

Sara no supo qué decir.

Su rostro se ensombreció cuando vio que la sangre volvía a manchar el pañuelo. «Yayoi, hazme caso y pídele a la enfermera que te venda la herida».

La voz de Sara llevaba una insistencia indiscutible.

«¡Él!”

Justo cuando Yayoi iba a decir algo, llamaron a la puerta, seguidos de una voz familiar.

«Sara, he venido a verte. ¿Puedo pasar?»

Era la voz de Maddox.

«Sí»

Contestó Sara mientras miraba de reojo a Yayoi. Yayoi bajó la mirada con expresión indiferente. Nadie era capaz de ver a través de ella ahora.

Sara entrecerró los ojos pensativa.

Maddox empujó la puerta y entró. Al ver la esbelta figura de espaldas a él, Maddox se quedó atónito, pero enseguida recuperó la compostura.

Entonces sonrió y preguntó a Sara: «Sara, ¿No ha venido Leo?».

«Acaba de irse».

Sara sonrió ligeramente. «Se ha quedado conmigo toda la tarde. Tiene que asistir a una cena esta noche y puede que venga más tarde».

Maddox asintió y se acercó para sentarse junto a la cama. Mirando tranquilamente a Yayoi, que estaba al otro lado de la cama mientras colgaba la cabeza, sonrió,

«Señorita Song, ¿Por qué no me dijo que venía? Puedo traerla en coche».

Al oír su educado y distante discurso, Yayoi frunció el ceño y se sintió molesta.

«Señor Shen, no hay necesidad de molestarle», respondió ella con indiferencia.

Maddox levantó las cejas, mostrando una sonrisa burlona.

Sara desvió la mirada de Maddox a Yayoi. Podía percibir un ambiente extraño entre Maddox y Yayoi, como si estuvieran peleados.

Yayoi notó la mirada inquisitiva de Sara y se asustó.

Temiendo que Sara descubriera algo, Yayoi se levantó y se marchó a toda prisa. «Voy a la enfermería».

Maddox miró la figura huidiza de Yayoi y en sus ojos apareció una expresión complicada.

¿Le estaba evitando?

Desde que había entrado, ni siquiera le había mirado.

Que le desairara le enfureció.

Si le molesta que tenga una prometida, puedo pedirle a Leo que hable con mi abuelo.

‘Tal vez se cancele el compromiso’ Cuando Maddox pensó en esto, se sorprendió y se dio cuenta de un problema muy serio….

Él… en realidad quería cancelar el compromiso por Yayoi.

Este ridículo pensamiento le asustó tanto que sacudió rápidamente la cabeza.

Entonces, retiró la mirada, inesperadamente, encontrándose con una mirada maliciosa.

«Dime, ¿Qué pasó entre tú y Yayoi?» Preguntó Sara con una sonrisa.

‘¡Mierda! ¿Por qué piensa Sara que hay algo malo entre Yayoi y yo?’

Maddox se sorprendió un poco en su cabeza, pero aun así respondió con calma. «¿Yayoi y yo? No ha pasado nada».

«¿Ah, sí?» Sara entrecerró los ojos con suspicacia. «Cuando Yayoi peló una manzana, se cortó el dedo…».

«¿Es grave la herida?»

Antes de que pudiera terminar, él la interrumpió ansiosamente.

Al ver su expresión ansiosa y preocupada, Sara reveló una sonrisa significativa, mientras que Maddox torpemente frunció los labios.

Sara no es fácil de engañar:

«Me gusta Yayoi». Maddox ya no ocultó sus sentimientos.

«Se nota».

Sara alzó las cejas. «Pero tengo curiosidad. No parece que tengáis mucho contacto. ¿Le tomaste cariño en tu primer encuentro?».

Maddox recordó la noche que vio a Yayoi en la comisaría. En aquel momento, parecía tan débil que sintió lástima por ella.

Quizá ésa fuera la debilidad de todo hombre. Al ver a una mujer débil, el hombre sentía el impulso de protegerla.

Maddox no era una excepción.

Pero él sólo quería protegerla. No tenía nada que ver con el amor.

Se enamoró de Yayoi después de aquel incidente.

«Entre ella y yo ocurrió algo que no debería haber ocurrido», respondió con sinceridad.

Sara no esperaba una respuesta así, por lo que se quedó estupefacta. Después de más de diez segundos, por fin comprendió.

«Tú… tú realmente…»

Respiró hondo y preguntó con calma: «¿Cuándo ocurrió?».

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